Capítulo I - Fotos

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Kyle se encontraba en su cuarto, abrazando a su súper mejor amigo mientras lloraba. Y Stan... No entendía cómo había acabado así. Pocas veces había visto al judío de aquella forma y le había explicado todo tan deprisa que le dificultó entender entre los balbuceos y sollozos. Acariciaba su cabello intentando calmarlo... Al lograr aquello separó un poco al pequeño, secando sus lágrimas lo mejor que pudo.

Hacía solo un rato se encontraba jugando videojuegos, pero se detuvo por un mensaje del pelirrojo pidiendo que vaya a su casa y al llegar ya estaba así... No había duda que Kenny tenía algo que ver en eso y quería estar seguro de cuán muerto debía dejarlo.

-A ver... ¿Puedes explicar con más calma qué sucedió?- Preguntó, intentando no alterarlo nuevamente. Vio cómo soltó un suspiro y seguidamente asintió a su pedido 

Flashblack

Esa misma tarde Kyle se despertó en la casa de su novio. En vacaciones no era raro que pasaran noches juntos, después de todo él caía bien a la familia del rubio. 

Al ver que no parecía que fuera a despertar en poco tiempo tomó el celular ajeno, sacando una foto suya con su amado a un lado. Era ya una costumbre en ellos, el primero en despertarse podía dejar una foto en el celular del otro de ese tipo. Era como un pequeño castigo por dormilones... Aunque no lo culpaba, después de tuvo fue él quien lo mantuvo despierto por la noche... ¡Aveces quería que le diera mucho amor! Y por "aveces" se refería a cada vez que el mayor lo provocara. Como 8 días de los 7 de la semana. 

Soltó una pequeña risa, para luego desbloquear el celular de su pareja y comenzar a ver las fotos. En verdad había una gran cantidad de aquellas fotos, aquello lo hacía pensar que su novio era un completo vago. Pero así lo amaba... Una pequeña sonrisa se mostró en sus labios cuando sintió el brazo ajeno rodear su cadera en sueños. 

Sin embargo, en aquel movimiento había tocado la pantalla de su celular, cambiando la carpeta de fotos a una que se encontraba al fondo de la galería. Kyle no era un fisgón y siempre había confiado en Kenny, ni siquiera tenía contraseña en su celular, nunca pensó que le ocultaría nada. Por eso estaba por cerrar la carpeta para dejar el teléfono, pero ciertas fotos llamaron su atención... ¡Y no era para menos! Cada una de aquellas fotos era de chicas desnudas, pero no era solo porno como el que siempre veía, eran chicas que él conocía... 

Sus ojos comenzaban a lagrimear mientras encontraba fotos de sus compañeras, los "antiguos" ligues de su novio... Él podía entender perfectamente que tuviera porno, después de todo tenía sus necesidades como hombre. Eso estaba bien. Pero aquello... 

Miró al rubio a su lado, ya sin poder contenerlas lágrimas. De un fuerte empujón quitó su brazo, tirándolo de la cama. El mayor lo miró confundido, pero rápidamente se alarmó al ver su estado. 

-¡¿Qué sucede amor?!- Dijo con preocupación, volviendo a la cama para intentar consolar a su pelirrojo. Aunque en ningún momento esperó que este fuera a pegarle aquella cachetada. Se quedó estático, sin entender nada. 

-¡¿A ellas también les dices "amor", Kenneth?!- Se apresuró a gritarle, mostrando las fotos de las chicas. Fue en ese momento que la expresión del mayor cambió y empalideció. 

-Espera, bebé, puedo explicarlo.- Aseguraba, intentando acercarse al ver cómo el judío se vestía y tomaba sus cosas. 

-¡Jódete! ¡No hay nada que explicar! ¡¿Llevamos casi un jodido año juntos y nunca te paraste a borrar esto?!- Esquivaba cada movimiento del rubio, jugar basket había favorecido aquellos reflejos. -¡No vengas con tus idioteces! ¡¿Cómo pudiste hacerme esto?!- Joder que se parecía a su madre. Al menos se enojaba como ella. 

-Cariño, mi vida, yo nunca te engañaría si es lo que piensas...- Intentaba mantener la calma, así no exaltaría más todavía a su novio... O eso pensaba, pues funcionaba exactamente al revés.

-"Quiriñi, mi vidi, yi ninqui ti ingiñiría"- Interrumpió su explicación, en verdad lo ponía aún más nervioso ver que seguía tranquilo, ¿no le importaba haberlo lastimado acaso? -¡¡Ya no me hables McCormick!!- Finalmente terminó de vestirse, saliendo del cuarto con dirección a la salida de la casa. Por suerte sus gritos habían sido opacados con los gritos de los padres del mayor. 

-¡Kyle, amor, esas chicas no son nada, en serio!- Seguía con prisa al pelirrojo, intentando que escuchara, al menos un poco, sus palabras. -¡Ya había olvidado que estaban ahí, por eso las tenía, te lo juro!- Antes que llegara a la puerta tomó su brazo, deteniéndolo. -Por favor bebé... Sabes que solo te amo a ti...- No sabía qué decir, aunque estuviera diciendo la verdad, Kenny entendía lo difícil que era creerlo. Nadie era tan estúpido para olvidarse algo así... Bueno, nadie excepto él. Su idiotez superaba la media, hasta rompía records.

-No me vuelvas a hablar...- Respondió luego de unos momentos de silencio, con la voz entrecortada por los sollozos. Giró un poco su rostro, dejándole ver a McCormick que en verdad la había jodido. Ya no había un ceño fruncido en ese hermoso rostro, solo una expresión rota, vacía... 

Poco a poco el rubio fue soltando el agarre, nunca había visto de aquella forma al judío, estaba sin palabras, estático... Solo pudo verlo abriendo la puerta de espaldas, observando cómo aquel chico, que era toda su vida, se iba con el corazón roto, limpiando sus lágrimas. 

Promesa [K2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora