A Soledad, corredora de una famosa editorial, que se animó a contarme todo esto por el simple placer de asustarme.
Yo de computadoras nunca supe demasiado. Mi hermano en cambio, es un bocho.
Hasta me contó que cagaba gente y conseguía tarjetas de crédito con las que se compraba cosas. Se hacía el hacker cuando eso estaba de moda y no se percataba que era un delito. Él sabe mucho sobre programación, de hecho, estudia seguridad informática en la UTN y le va muy bien.
Con mi hermano no compartimos muchas cosas, por ejemplo: él odia Facebook y dice que es la herramienta de control masiva de este siglo, pero que somos todos muy estúpidos (los que tenemos cuentas ahí) para darnos cuenta. "Todo, todo lo que subís ahí puede ser usado en tu contra, Soledad."
Pero hay una serie de eventos que nos unen y generó un hilo invisible incapaz de ser destruido por nuestras diferencias.
Tanto mi hermano como yo siempre fuimos muy morbosos. Nunca nos dio asco mirar videos de gente muriendo, ni de torturas, ni fotos "gore".
Todo nos parecía natural. Muchas veces nos quedábamos hasta altas horas de la noche mirando páginas como Rotten.com —allá por el 2000 cuando tener internet consistía en conectarse un rato a la noche cuando mamá no usaba el télefono de línea—. Con el paso del tiempo, y el surgir de nuevos morbos, nos volvimos más técnicos y específicos con lo que queríamos ver. Dejamos de consumir fotos de cuerpos descuartizados para empezar a ver videos de personas comunes que grababan, con sus celulares y cámaras, todo tipo de acontecimientos en los que chorreaba sangre, en donde estaba la muerte presente de formas brutales. Ahí conocimos Liveleak y nos fascinó la cantidad de material que había.
Después, yo, en las madrugadas emprendía mis viajes en el mundo de internet. Sola.
Y encontré un montón de Tumblr's... o tamblers... que me espantaron y con los que pensé que ya conocía mis límites.
Lo que más me impacto fue un archivo gif en donde aparecían unas cinco o seis fotos de un bebé hermoso.Y en la última foto aparecía el mismo bebé, pálido y sin vida, tenía un moretón que le abrazaba casi toda la frente.
Como si le hubieran pegado muy fuerte en la cabeza. El bebé estaba muerto y ese gif se reproducía por siempre en el universo de datos que lo contenía.
Me horroricé al verlo, pero no podía evitar a que llegara la foto del bebé muerto, para tratar de darme cuenta con qué le habían pegado.
¿Quién le había pegado? ¿Por qué razón? Un bebé hermoso, y le pegaron hasta drenarle la vida, hasta dejarlo inerte.
Me fui a dormir con esas preguntas en la cabeza y soñé cosas que me llevaron a plantearme si, quizás, me estaba volviendo loca. Un hospital lleno de incubadoras y en todas había bebés desnudos que primero parecían de plástico y de un momento a otro, se llenaban de moretones y lloraban sin ruido mientras alguien caminaba por los pasillos golpeando las paredes con un martillo.
Me desperté gritando, lloraba y temblaba. Mi mamá me retaba y mi hermano se reía.
"Dejen de ver tantas pelotudeces en internet" nos decía. Mi hermano esperó a que ellas se fuera de mi cuarto y parado en el marco de la puerta empezó a negar con la cabeza y me dijo "Vos, Sole, no te bancás un fulbo..."
Quise contestarle algo picante, pero estaba tan estresada por la pesadilla que me tapé hasta la cabeza y decidí por un largo tiempo no volver a consumir material gore de internet.
☆☆☆☆☆
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Terrores cotidianos
Mystery / ThrillerA lo largo de estos cuentos se podrán percibir épocas de un futuro dominado por la tecnología, creencias que siguen siendo proclamadas y llevan a niñas superdotadas a odiar a sus hermanitos y creer en hadas al mismo tiempo. Podremos seguir la conv...