°Capitulo 15°

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Nuestras miradas se quedan fijas en alguna parte del suelo, ninguno dice nada y mis ojos sueltan poco a poco las gotas de agua salada que tomamos como lágrimas.

Aquellas que jure no volver a soltar, aquellas que gaste el día del funeral de toda mi familia.

-A los pocos minutos abrieron nuevamente la puerta de esa habitación – mi pecho se oprime y mis ojos lloran aún más – pensé que sería Daiane, pero me equivoque.

Los ojos de Evan, ahora fijos en mi, se llenan de emociones, tantas que no puedo reconocer ninguna, él me toma de los hombros mostrándome su apoyo – Es suficiente, no necesito saber más – sentencia firme y yo niego levemente con la cabeza sonriendo triste.

Ignore su comentario y seguí – Era un hombre, tenía mi misma edad o un año mayor – cierro mis ojos tratando de recordar el rostro de aquel sujeto en vano – Todo estaba oscuro, no pude ver bien su rostro, solamente se que era el hijo del socio de mi padre – tomo mi cabeza con mis manos tratando de que el dolor calme un poco – era alto y delgado, vestía un Jean y una camisa negra, unos zapatos simples y no recuerdo más de él; se acerco tranquilamente pero note que estaba tenso, sus músculos estaban totalmente tensos y su mirada – mi vista se perdió en los recuerdos a los que les di vía libre para que aparecieran -, aquellos ojos que se veían tan oscuros como la noche, no tenían brillo alguno, era como si… su alma no estuviera, como si se la hubieran robado.

>> Cuando llegó a mi lado quedó estático en su lugar, su mirada paso por todo mi cuerpo sin detallar demasiado, luego simplemente cerró los ojos y suspiró, no entendí bien lo que pasaba hasta que el socio de Patrick habló  - paso saliva dejando escapar todo el aire que había tomado – Mi hijo hará el honor de estrenar la mercancía VIP del negocio, jamás se me van a olvidar esas palabras, pero ¿Sabes que fue lo que más me sorprendió? – mire a Evan que estaba tenso en su silla mirándome y negó levemente suspirando – Me dijo en un susurro sincero Lo siento – mis ojos se llenan nuevamente de lágrimas -, su padre cerró la puerta y nos dejó solos, él se sentó a mi lado acariciando mi cabello y por fin vi algo más en su mirada, un brillo increíble pero ningún sentimiento, No te haré nada, no soy capaz, pero necesito que te cuides y que actúes, diciendo que te hice daño, por favor, es por el bien de los dos, sus ojos suplicantes y brillantes me dejaron sin habla, pude sentir paz, aquella paz que no había sentido desde que mi madre se había ido, me dio unas pequeñas indicaciones para que la actuación fuera más real, me rasgue la ropa y con lágrimas en mis ojos, aquel chico que llegó a mi lado como un ángel se fue.

-¿Sabes su nombre? – pregunta más tranquilo Evan a mi lado.

Negué con  mi cabeza y lo voltee a mirar.

– Nunca me lo dijo, a pesar de que me ayudó a salir intacta de ese lugar – mi mente vuelve a sacar recuerdos a la luz – me golpearon, me drogaron, muchas veces, me dañaron física y emocionalmente durante años; Daiane cumplió su promesa – mi respiración  se acelera y la persona a mi lado me abraza fuertemente acariciando mi cabello y una sensación tan familiar de paz abraza todo mi cuerpo – cada vez que alguien llegaba a hacer algo conmigo ella se ofrecía, dure 4 años ahí, con Daiane a mi lado, hasta que un día,  - rabia se apodera de todo mi cuerpo, tengo tantas ganas de llorar, de gritar, de romper algo, tantas ganas de que el dolor se vaya – Daiane entró a la habitación  arrastrada por el hombre que siempre la traía nuevamente a mi lado, ella me abrazó y se disculpó, diciendo que no me había podido salvar, luego de eso Patrick entró hecho furia, maldiciendo a la nada con un arma en su mano, Daiane me abrazó aún más fuerte y yo la abrace de vuelta con la misma intensidad, ella no me dejaba ver nada pero sentía como lloraba, de un momento a otro la habitación quedó en silencio sepulcral y fue interrumpido por el sonido de un disparo seguido del sonido de un golpe seco de un cuerpo cayendo a mi lado en el suelo.

Nadie dice nada y no es necesario, mi dolor es palpable, solo Ele me había visto así, nadie más pero ahora Evan también.

Evan era parte de mi vida ahora.

-Mi padre – sonrío irónica escupiendo esa palabra con asco y repulsión – le había disparado a la última persona que me quedaba, matándola – mis ojos ya no soltaban más lágrimas, se habían agotado de nuevo – yo no supe que hacer, quede petrificada en mi lugar, la sangre de mi hermana se esparcía por el piso manchando el piso y el colchón viejo que tenia para dormir, Patrick se fue cerrando la puerta tras él, no volvió hasta el día siguiente, me había dejado con el cadáver de mi hermana toda una noche encerrada, cuando volvió no me volteó a ver, solo paso por mi lado tomando a Daiane y se la llevo, no la volví a ver.

-El chico – la intervención de Evan capta mi atención haciendo que se aclare la garganta – Ese chico al que mencionas ¿Por qué dices que fue un ángel?

Su pregunta no me toma por sorpresa, pero si me hace sonreír al recodar – Cuando Daiane murió, me había quedado sola, no había nadie quien me protegiera como lo hizo ella, no sabía que sería de mi, solo tenía 15 años, no sabía nada de la vida, o eso pensaba yo, cada vez que llegaba alguien  por mí, aquel chico le decía que él se encargaría de mí, al parecer todos sabían quien era porque no dudaban un segundo en hacer lo que les pedía, él entraba a veces o simplemente me guiñaba un ojo y se iba – mi sonrisa decayó a seguir recordando – claro, eso no lo podía hacer siempre, no podía dejar que sospecharan, así que las veces que no lo hacía, volvían a abusar de mi – sus ojos se abren grandes del asombro – No, sexualmente no llegaron  a tocarme gracias al chico, pero los daños físicos y emocionales no se podían evitar.

-¿Qué más pasó? – pregunta curioso y yo le sonrío triste.

-De un momento a otro dejó de venir, pero gracias a Dios no me violaron en todo es tiempo y creo que él tuvo algo que ver, nunca lo supe, pero si fue así, estaré enteramente agradecida; dure un año más ahí dentro, hasta que un día, no se como, no se porque, llegaron agentes federales, nadie lo tenía previsto, nos sacaron de ahí; a Ele y a mi nos dejaron juntas porque ya nos conocíamos anteriormente, pero no habíamos empezado una relación de amigas hasta ese día.

Evan me estrecha más en su pecho y yo, encantada, me dejo – Supongo que arrestaron a tu padre y a su socio.

Mi cabeza se mueve levemente negando – A mi padre si, pero a su socio no, el día que pasó todo él no se encontraba en el país, al contrario de Patrick, él corrió con la suerte de estar en donde nos tenían a todas nosotras en ese momento – me encojo de hombros – desde ahí algo más dentro de mi murió, el día que sentenciaron a Patrick me obligaron a asistir, le dieron 80 años de cárcel por los delitos de asesinato, trata de blancas, secuestro, tráfico de drogas y muchas más que ya no recuerdo, sin posibilidades de fianza pero si de reducción de pena, el juez supo que él también me había metido, así que se le ocurrió la magnífica idea – dije rodando los ojos – de dejarme todas las propiedades que mi progenitor tenía a su nombre, cuentas en bancos, autos, casas, dinero en efectivo incluso unas propiedades comerciales, supongo que el Juez creyó que con eso mi dolor cesaría o que se yo, pero claramente se equivoco – suspiro cansada – por lo menos tengo una casa y puedo ayudar a Ele en lo que pueda.

-A Ele… a ella… - Evan cerro los ojos y yo asentí levemente cuando volvió a abrir sus ojos, Evan se para rápidamente de su asiento y comienza a dar vueltas como animal enjaulado y de un momento a otro su mirada se fija en mi - ¿Sabes el nombre del socio de tu padre?

Dudosa asiento con mi cabeza.

¿Qué estará pensando?

Le iba a contestar pero el sonido de la puerta siendo abierta distrae la atención de ambos, giramos la cabeza y me encuentro a el protagonista de mis pesadillas parado justo frente a mi.

-Enrik.

-¿Papá? – susurra Evan.

Mierda.

Enrik es el padre de Evan.

Evan es aquel chico.

RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora