XIV

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Después de esa pesadilla despertó de un salto de la silla, llorando y temblando de puros nervios y miedo. Con aquel sueño tan extraño que había tenido ahora le daba mas miedo dejar a su niño solo, pero tenia que responder a sus dudas y a sus miles de teorías que tenia rodando por su cabeza y sabia perfectamente quien podía confirmarlas

Aun así no se alejo de su niño, quien seguía durmiendo tranquilamente y eso lo calmaba; al menos Mugman no estaba teniendo pesadillas como él, y eso lo agradecía hacia el ser divino que estaba en el cielo

Se acomodo nuevamente en su silla, recordando el sueño una y otra vez, haciéndole imposible descansar de nuevo. Todo en él estaba tenso y el miedo no abandonaba su cuerpo

Tenia que acabar con esto pronto. De una vez por todas

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Ya era de día y el primero en levantarse fue Mugman. No podía conciliar el sueño por alguna extraña razón y eso que a él le gustaba dormir (¿Quien no?). Así que se levanto de la cama que compartía con Manneter por ser lo suficientemente grande para ellos y se fue escaleras abajo esperando encontrarse con algunos adultos despiertos; no quería agarrar las cosas para desayuno él solo, seria muy maleducado de su parte

Y afortunadamente encontró a la bella Marjorie cocinando unos deliciosos hot cakes, abriendo aun mas su apetito mañanero

-Buen día -Saludo el azulino hacia la mujer-

-Oh, buen día Manneter -Dijo la mujer sin voltearse, y el que lo llamara por un nombre que no era suyo hizo hacer sentir extraño a Mugman-

-Uhm, disculpe señorita Marjorie, pero soy Mugman 

-¡Oh, lo siento mucho Mugman! Es solo que... te pareces tanto a Manneter -Hablo por lo bajo la mujer, aun así Mugman pudo entenderle perfectamente. Decidió ignorar aquel comentario y sentarse en una silla-

Pasaron unos cuantos minutos en los que Mugman observaba todo al rededor del comedor, comparando que cosas cambiaron cuando él vivía ahí. No comprendía el porque esta familia vivía aquí y por que Manneter dice ser los dueños de esta casa, pero no le tomaba mucha importancia. Su abuelo le había recitado miles de veces el refrán "La curiosidad mato al gato" que hasta aprendió a utilizarlo en estas situaciones

Aun así, el gato murió sabiendo. ¿No?

-Disculpa, Mugman -El nombrado salio de su curiosidad para mirar a la mujer- ¿Te importaría ayudarme? 

-¡Por supuesto! -Respondió feliz, levantándose de un salto de la silla y dispuesto a ayudar en todo lo necesario a la mujer-

Y la pasaron la mitad de la mañana cocinando y divertiendose con las torpezas de ambos

Mugman sentía una extraña calidez emanar de esa situación. Una calidez que dejaba que lo envolviera por completo y deseaba que nunca lo deje ir. Le gustaba esa sensación y se veía que a Marjorie le pasaba igual que al azulino por la forma en como se desenvolvía con el niño

Tal vez a Marjorie le gustaba demasiado...

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Elder Kettle, una vez viera a las niñas venir para visitar al azulino, decidió mirar los demás dibujos que había en la caja de metal oxidada en la sala de espera. Se tardo solo minutos por que ya no habían cosas mas interesantes, simplemente dibujos que había hecho el niño de su familia, de cualquier objeto, un paisaje u animal

Eso solo le hacia pensar que aquel pequeño quería ser un pintor, y le entristecía saber que aquel sueño nunca se cumplió

Estaba decidido. No dejaría solo nunca mas a su niño. Cuando su Mugman se despertara iría inmediatamente al vagón fantasma acompañado de su niño

Alguien de ese vagón le debía muchas explicaciones

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Una vez hecho el desayuno los segundos en bajar fueron Cuphead y Juice, quienes se sentaron en las sillas libre

-Buen día, cielo -Saludo la mujer a su esposo con un beso en los labios. Mugman solo pudo admirar aquella escena con ternura-

Él también deseaba una familia así, pero con tan solo pensar en su abuelo le recordaba que con él le bastaba y sobraba

-Buen día, Cups -Ahora fue el turno de saludar a Cuphead con un beso en su cabeza. Con eso la mujer prosiguió a servir los demás platos-

-¿Y Manneter? -Pregunto Cuphead, Mugman contesto-

-Aun no despierta

-Lo mas seguro es que ahora baje por el olor de los hot cakes -Rió levemente Juice- Son sus favoritos después de todo

Y, efectivamente, unos pasos bajaron corriendo las escaleras hasta ver al niño de morado con una pijama y una sonrisa de oreja a oreja

-¡Hot cakes! ¡Mis favoritos! -Grito felizmente el niño, sentándose a un lado de su nuevo amigo- ¡Muchas gracias, ma!

La mujer rio

-Agradécele también a Mugman. Él me ayudo a prepararlos

Manneter abrazo efusivo al azulino al lado suyo por el cuello, sorpendiendolo

-¡Gracias, Mugs! 

Mugman se quedo algo sorprendido por unos segundos, pero después correspondió al abrazo sonriendo levemente

-¡A comer! -Dijo el niño una vez viera el plato de comida en la mesa, separándose de Mugman y siendo el primero en devorar la comida-

Toda la mañana, la familia y el invitado se la pasaron entre anécdotas divertidas y chistes malos. Era una mañana demasiado alegre como para que ocurra una tragedia

¿Verdad?

Una vez todos se levantaran, el señor Juice se fue, y por lo que Manneter le explico, es que tenían una tienda de frutas y cada día uno de sus padres iba a vender en aquel puesto. No llegaría Juice hasta dentro de un rato; Marjorie estaba en la sala y Cuphead en su habitación, mientras que ambos niños aun seguían en el comedor

-Oye, Mugman -Hablo Mannater, el nombrado le respondió con la mirada- ¿Te gustaría dibujar un rato antes de que nos separemos? -Hablo quedito. Mugman pudo reconocer lo desanimado que estaba- 

-¿Por que estas triste? -Pregunto el azulino, acercándose al mayor-

-Es que... -Comenzó a relatar el joven de morado mientras miraba el suelo, comenzando a sollozar- Te iras y me quedare solo. Papá y mamá casi no tienen tiempo para mi al igual que Cuppy y yo... yo siento... que no te volveré a ver... -Susurro, jugando con los dedos de sus manos-

Mugman se le contagio la tristeza con solo ver al contrario. Agarro gentilmente una de sus manos, dando un leve apretón para darle algo de reconforte. Manneter alzo su mirada para poder encontrarse con una suave y comprensiva sonrisa de Mugman

-Seremos amigos, aunque estemos alejados -Confeso el menor, prosiguiendo a darle un abrazo. Manneter correspondió, hundiendo la cabeza en el hombro ajeno-

-¿Lo prometes? 

-Lo prometo

Fue así como se separaron, ambos ya mas calmados y dándose sonrisas suaves mutuamente

-¿Quieres dibujar?

-Me encantaría

-Voy por las cosas -Dijo Mugman para poder irse a la habitación de arriba, dejando a Manneter esperando en la planta baja-

Manneter fue hacia la sala para poder esperar con mayor comodidad al azulino, pero todo rastro de tranquilidad y felicidad abandono su rostro y su ser cuando encontró a su madre llorando desconsolada en la sala

No pudo evitar ir a preguntarle que pasaba, sintiendo un abrazo por parte de la mujer, mientras lloraba junto con ella, sin comprender muy bien que pasaba

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