Parte 24

589 41 3
                                    

El sonido de sus llaves alerto a las gatas quienes maullaban animadas al otro lado de la puerta y mientras Daniel intentaba adivinar cuál era la llave correcta una voz femenina se acercó y abrió.

-¿Qué haces aquí tan temprano? – una mujer mayor de cabello corto y negro lo cuestionaba antes de dejarlo entrar.

- Salí temprano – más bien nos fuimos temprano porque las clases aun no terminaban.

Ella lo miro fijamente durante unos segundos con un rostro muy serio, sentí un poco de miedo al ver la dureza de su expresión pero rápidamente aquel sentimiento se desvaneció, pasó de miedo a terror al notar que sus ojos se posaron en mí.

-¿Y esta pequeña quién es? – ¡¿pequeña?! Ok, tenía razón, me analizo de pies a cabeza en un micro segundo.

- Mi nombre es Kim, Kim ______ - hice una reverencia y al verla nuevamente note que su mirada se suavizo, ¡gracias Dios!

- ¿Eres la novia de Daniel? – abrió los ojos dando a entender que esperaba una respuesta de mi parte y no de su hijo.

- Si – no supe que más decir, aun estábamos en la entrada y todo esto se estaba volviendo muy incómodo.

- ¿No nos dejaras entrar? Tengo hambre – Daniel era muy impaciente al igual que yo – te dije que la conocerías pronto y ahora ¿no quieres dejarla entrar? - ¿eh, acaso yo era parte de alguna conversación?

- ¡Oh! pasen, pasen acabo de cocinar.

Entramos y al instante las gatas se acercaron a recibir a su dueño, Daniel las alzó y acaricio con su nariz como si no las hubiera visto en días, me pareció un gesto muy tierno y me quede embobada viendo como seguía con sus mimos.

-Eh oído mucho sobre ti _____- ¡¿oh?! Mi expresión debió parecerle divertida porque comenzó a reír bajito, inmediatamente me apunte aun incrédula ante aquella confesión – Si, si, si de ti – note que desviaba su vista – bueno eso es todo lo que puedo decir o tendré problemas – dejo escapar una pequeña risa y fue a ordenar el comedor.

Daniel había dejado a las gatas en el suelo y se estaban acercado a mí maullando sonoramente, rápidamente recordé lo que les había comprado y corrí a arrebatarle la bolsa a Daniel quien buscaba sus gomitas.

-¡Miren lo que les compre! – me deje caer sobre mis rodillas y las pequeñas se acercaron sin pensarlo subiendo a mis piernas y hombros – woah! Si se iban a poner así debí traerles galletas desde mucho antes ~ - mire a Daniel y él sonreía cálidamente - ¿Cuántas debería darles?

No respondió de inmediato, se acercó sentándose frente a mí y lentamente quito un pequeño mechón de cabello que cubría mi ojo izquierdo haciendo contacto directo con mis ojos. ¿Por qué? ¿Por qué me sentía tan feliz al estar cerca suyo? ¿Por qué sus gestos siempre me parecían tan únicos?

-Solo una – ladee mi cabeza al no entender que quería decirme, no supe si no se había expresado bien o yo estaba perdida vagando por alguna tierra mágica y desconocida llena de gatos hermosos – solo dales una galleta.

-O-oh! Ok ok – saque una galleta para cada una y se las tendí, al instante se alejaban con su snack quien sabe a dónde.

Daniel estaba sentado en el sofá y se comenzaba a quitar las vendas de la mano, corrí directo a una de las bolsas que traíamos del supermercado y encontré el hielo.

-Déjame ver – termine de quitar la venda y como era de esperarse su mano lucia inflamada, ese golpe debió llevar mucha, mucha, mucha energía. Deje la bolsa sobre su mano y se quejó.

Open Up / Kang Daniel   [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora