No comprendo cómo es posible que los sentimientos cambien tan repentinamente. Como la tristeza, la ira, el odio... todo desaparezca en un instante con solo estar a su lado, con solo oír su voz, con solo ver su sonrisa. Al estar junto a Jazmín mis preocupaciones y problemas se volvieron algo secundario, estando tan lejos de mi atención, los olvide. No recuerdo la última vez que me sentí tan relajada y a gusto con alguien. El no tener que ocultar ese secreto, el no cargar con ese peso encima. Ni con mis padres era así. Ellos me cuidaron y criaron como a cualquier niña incluso después de saber que no tendría alas.
Normalmente cuando un niño cumple los dos años de edad empiezan a aparecer las alas, a los tres años máximos aunque ha habido casos en que surgieron a los cuatro. Alrededor de los diez años las alas llegan a ser proporcionales al cuerpo y de ahí en más crecen al mismo nivel que el resto. Ya en ese momento por su tamaño podrían levantar a los niños, pero debido a su plumaje neonato no está listo para volar. ¿A que me refiero? Que una vez que las alas son de la medida adecuada comienza el cambio de plumaje, creciendo las verdaderas plumas. Así es más o menos como funciona el desarrollo de las alas.
Cuando cumplí dos años todos estaban emocionados: el primer hija para mis padres, la primera nieta de mis abuelos...y nada. Al cumplir tres años seguían emocionados, pero había cierto nerviosismo por la demora. Cuando cumplí cuatro me llevaron con varios doctores, todos estaban preocupados y no sabían qué hacer, solo aguardaban con la esperanza que yo fuera de los casos raros en que demora el desarrollo de las alas. Recuerdo muy bien que cuando festeje los cinco años todos estaban preocupados y tristes, intentando hallar la causa de algo que yo ignoraba. Nadie se percató de lo confundida que yo me sentía al oír hablar a todos mis compañeros sobre las alas que les crecían y por algún motivo a mí no. Jamás comenté nada a mis compañeros, no quería que me vieran como alguien diferente... creía que si no lo decía ninguno notaria que era diferente y entonces sería normal. Ningún adulto advirtió que yo escuchaba lo que hablaban y poco a poco me hacia una idea de lo que ocurría entorno a mí. Y aún lo noto en sus miradas. Esa mezcla de tristeza y culpa en sus ojos cada vez que me ven. Esa mirada que a pesar de intentarlo no logran ocultar la verdad. Esa mirada de lástima hacia mí, sabiendo en el fondo que jamás podre ser normal. Pero Jazmín es diferente, con ella es diferente, con ella si me siento una chica normal.
Supongo que esto es de lo que los adultos tanto hablan. Al principio no me di cuenta o tal vez no quería aceptar el hecho de que era posible que estuviera conectándome con alguien. Como mi corazón se acelero, el calor que recorrió mi cuerpo y lo bien que me sentí cuando ella me abrazo a pesar de haber estado triste en ese momento. No sé si yo me lo habré imaginado, pero juraría que el latir de nuestros corazones se sincronizó por un instante cuando ella me envolvió con sus brazos. ¡Alto! Pero, ¿en qué estoy pensando? Es demasiado cursi todo esto, será mejor que te comportes Florencia. Además, te debes estar armando la cabeza por nada, ella tal vez no sienta nada de lo que tú sientes.
Aunque si lo pienso bien, hace bastante tiempo que estamos sentadas bajo el árbol. Jazmín además de ser hermosa es muy agradable y simpática, llevamos hablando un largo rato y, a pesar de que no estoy muy acostumbrada a charlas tan largas o a abrirme tanto con la gente, no me siento incomoda en lo absoluto.
Miré de reojo mi reloj y la interrumpí sin intensión.
- Ya pasó el tiempo.
No puede ser que ya hayan pasado las dos horas de clase en el parque. El tiempo es realmente relativo. La primera vez que quiero que una clase se alargue, ésta termina antes que me dé cuenta.
- Es cierto, será mejor que vayamos a dar el presente o pensaran que nos fuimos antes de que la clase terminara.
Me encanta la idea de irnos juntas. ¿Por dónde vivirá? Tal vez pueda acompañarla caminando hasta la casa. Le podría decir eso luego de dar el presente. Tonta, vuelve a la realidad, ni en un millón de años te animarías a preguntarle. Mejor ponte de pie que ella te está esperando para ir con la profesora.
- Si, vamos...seguime contando que pasó.
- Claro.
Otra vez sonrió, que hermosa sonrisa. No puedo evitar sonreírle en respuesta. No puede ser, estoy realmente embobada por ella... bueno, como si fuera muy difícil. Tal vez pueda invitarla a tomar algo, hay un lugar bastante lindo cerca de aquí con árboles y todo. Seguro diría que sí.
Aunque, a quien engaño, no me voy a animar a decirle. Ya deja de soñar.
Viéndola caminar a mi lado me doy cuenta que solo es un poco más alta, pensaba que la diferencia era mayor.
- Cada vez que intentaba aterrizar o volar más alto terminaba en el suelo. Mi hermano insistía en que siguiera, hasta que deje de cansarme al volar y logre aterrizar bien.
Así que tiene un hermano, mayor supongo. Debe ser agradable tener a alguien que te ayude y aconseje sin la presión de los padres.
- ¿Te molestó que hablase de volar?
- ¿Qué? No, para nada.
No lo había notado. Aunque Jazmín llevaba un buen rato hablando de volar yo no me enfadé como de costumbre.
- Es que llevas un buen rato sin hablar y pensé que te habías enojado porque te estaba contando sobre volar y como tu...
Ella no pudo terminar la frase al darse cuenta de lo que seguía, lo que me dio un poco de risa, era muy inocente y creía ofenderme de terminar la oración. A mis padres le suele pasar lo mismo por eso me pareció divertido. Pero como de seguro se debe sentir muy incómoda será mejor que continúe la conversación rápido.
- No hay problema. A decir verdad, solía enojarme al oír a alguien hablar sobre volar pero ya no me molesta tanto, y menos si sos vos.
Jazmín se puso colorada y entonces me di cuenta de lo que había dicho. ¡Tonta! ¿Cómo vas a decir algo así? La cara me hierve, debo estar roja hasta más no poder. Lo he pedido varias veces, pero esta es realmente enserio: ¡trágame tierra! No, ¡cuidado!
Si fue suerte o no, realmente no lo sé. Tampoco sé si el tiempo se detuvo, si avanzó más lento o tal vez mis pensamientos se aceleraron. Ellos solos no, mi corazón también. Parecían competir una carrera por ver quién iba más rápido. Puedo sentirlo. Su corazón cerca del mío. Todo sucedió muy deprisa, la sujete para evitar que cayera tras tropezar. Así fue como terminamos, una junto al otra.
Mi mano está firmemente aferrada a la suya. Fue por un movimiento de ella que acerque a Jazmín hacia mí y ella aferró su mano libre a mi cintura para evitar caer. Aún está allí. Me pregunto qué estará pensando ahora. No puedo ver su rostro ya que quede frente al hueco de su cuello. ¿Qué debo a hacer?
No sé quien hizo los primeros movimientos o si reaccionamos las dos por igual. Mientras yo levantaba la vista ella la bajó y nuestras miradas se encontraron. Sus labios. No puedo dejar de observarlos, es como si me estuviesen llamando, me atraen de una forma extraña. Creo que a Jazmín le ocurre lo mismo porque, al igual que yo, se está acercando. Que hermosa sensación.
Me pregunto porque habré cerrado mis ojos... ¿Sera debido a que ella también los estaba cerrando? ¿Estará sintiendo ella esta calidez en su cuerpo? Tengo ganas de saltar y dar un grito de alegría a los cuatro vientos. Me siento inmensamente feliz, aun así, hay algo mal. Siento algo, como si me faltase algo. ¡Tonta! Te has dejado llevar tanto que olvidaste respirar. Pero no, no te separes de mí, todavía no...
Parecía que a ella también se le olvido como respirar, porque luce bastante agitada como yo. A pesar de que ambas correspondimos el beso, no creo que alguna supiese bien lo que estaba haciendo. Ahora que vuelvo a ver sus ojos verdes concentrados en los míos ella parece aun más hermosa, de todos modos me parece imposible que sea más bella de lo que es...
¿Qué debo hacer ahora? ¿Qué digo? Ella me está mirando pero no habla. ¿No le habrá gustado? No debí haberla besado, pero...ella me correspondió. Por favor...di algo... no puedo arruinarlo. Esta vez no, no con ella. Jazmín sonríe, sonríe para mí. Al fin algo me sale bien. Estoy tan feliz que podría mantener esta sonrisa por días. Voy a decirle. Este sentimiento es tan intenso e increíble que quiero decírselo, necesito pronunciar esas palabras para volverlo aun más real.
- Jazmín, yo... ¡auch! ¿Qué ocurre? ¡No! ¡No!
Sentí algo en mi espalda, como si me sujetaran con fuerza y con igual intensidad tirasen de mi. No llegué a reaccionar, sólo a ver el suelo alejarse de mis pies. Dejando allí a mi querida Jazmín con una cara de asombro y confusión, probablemente muy similar a la mía.