—Lu Han... ¡Espera! Por favor... —Ya habían pasado cinco minutos, pero Min Seok no había dejado de seguirlo—. ¿Cómo puedes caminar tan rápidamente?
—¡Déjame en paz!
—Lulu...
—No me digas así —habló entre dientes.
—Lo siento —suspiró—. Pero necesito que me escuches y tú no quieres hacerlo. Se supone que vine hasta acá para verte y conversar contigo, pero no haces más que ponerte en este plan de ignorarme. Así no se puede hablar —cruzó sus brazos por encima de su pecho.
—Min Seok, no soy tan idiota —el rubio se llevó un par de dedos a la sien, comenzaba a sentir un dolor fuerte en su cabeza—. Sé que me vas a contar una historia boba, haciéndola mucho más larga de lo que debería ser al agregar detalles que ni siquiera son importantes, todo porque no te atreves a decirme directamente que Kim Jong Dae y tú son novios otra vez.
—¿Ves por qué necesitamos hablar, Lu Han?
—Tengo razón, ¿cierto? —Deseó saber—. Dime la verdad, anda. Regresaste con él, ¿no es así?
—Yo...
—¿Regresaste con él? ¿Sí o no? —Sin realmente quererlo, alzó un poco la voz al interrumpirlo—. ¡Respóndeme! No es una pregunta tan difícil.
—Sí —dijo por fin—. Regresé con Chen esa misma noche —hizo una breve pausa—. Me quedé con él y me olvidé de todo lo demás. Perdón, Lu Han. Sé que fue injusto para ti, sé que debí haberte llamado y contarte todo o por lo menos debí haber dado una respuesta a alguno de tus mensajes, pero mi mente sólo podía pensar en Chen en esos momentos. A pesar de que él y yo habíamos terminado, estaba seguro de que mis sentimientos por él no habían cambiado para nada. Lo extrañaba y lo necesitaba tanto como él a mí, ¿entiendes? Nosotros...
—No sigas —suplicó ahora con voz baja.
—Lu Han, amo a Chen.
—No sigas... —Repitió.
—Y él me ama a mí.
—¡Basta! ¡He dicho que no sigas! —Cerró los ojos y gritó con cierta desesperación. Sólo quería que el contrario le hiciera caso y dejara de hablar.
—Lo siento... Salir a cenar contigo aquella noche habría estado mal, ¿sabes? Me habría engañado a mí mismo —soltó un suspiro—. Perdón por haberte pedido una cita.
Min Seok ofreció disculpas una vez más antes de retirarse, comprendiendo que Lu Han quería estar a solas. Al menos ya le había dicho la verdad. No era que Lu Han fuera malo ni nada por el estilo, era sólo que el corazón de Min Seok seguía en las manos de Jong Dae.
El rubio no se había alejado mucho de la empresa, pues sabía que su hora de descanso pasaría en un parpadeo y tendría que regresar a su oficina para quedarse ahí hasta las nueve de la noche, si bien le iba. Entró a la primera tienda de conveniencia que encontró en su camino y compró un vaso de café, tratando de calmarse.
Mientras ponía sus pensamientos en orden y dejaba que la bebida caliente aliviara el nudo en su garganta, dio un par de vueltas por un pequeño parque que estaba en la cercanía. Las palabras de Min Seok se repetían en su mente una y otra vez como un disco rayado, sin importar cuánto deseara borrarlas.
—Kim Jong Dae... ¡Maldición! ¡Debí imaginarlo! ¡Todo fue culpa de ese estúpido llamado Kim Jong Dae! —Aventó su vaso de café casi vacío al bote de basura más cercano. Se podría decir que el bote corrió con suerte, pues el rubio no le metió una patada.
No parecía a simple vista, pero la verdad era que no estaba furioso, sino que estaba... herido.
No podía decir que le gustaba Min Seok, pues estaría mintiendo, pero sí podía decir que le había costado mucho darle aquella oportunidad como para que se arruinara por culpa de un tercero. Después de todo, otra de las razones por las que Lu Han había dejado de creer en el amor era precisamente el sentimiento tan horrible de decepción que invadía su corazón cuando le demostraban que era sencillo reemplazarlo, dejarlo a un lado por alguna otra cosa o persona. Era un golpe fuerte a su autoestima. Demasiado fuerte.
Increíble, pero cierto. Una sola llamada de Kim Jong Dae fue suficiente para hacer que Kim Min Seok lo dejara plantado aquella noche. ¡No tenía sentido! Ese tonto exnovio suyo y él ni siquiera se habían separado en buenos términos.
¿Qué había pasado? Según lo que Min Seok le había contado antes de pedirle una cita, ellos habían tenido una discusión bastante seria que terminó con su relación amorosa.
¡Maldición! ¡Min Seok incluso había dicho que no quería volver a verlo! ¿Cómo era posible que una llamada telefónica lo hiciera cambiar de opinión así como si nada?
De acuerdo, Jong Dae estaba llorando y se escuchaba muy mal, pero eso no quería decir que él se mereciera quedarse esperando a Min Seok durante dos horas. No, no merecía que lo dejaran plantado.
Sin darse cuenta, un par de lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas. Sus sentimientos estaban ganándole, ya no podía más. Agradecía que Min Seok se hubiera ido, así como agradecía que el parque estuviera prácticamente vacío. No le gustaba que lo vieran en un estado tan vulnerable, no le gustaba que otros le dedicaran sonrisas falsas y miradas cargadas de lástima.
Sacó su teléfono celular y buscó a Se Hun entre sus contactos. No había otra persona con la cual quisiera hablar en esos momentos, no había nadie más a quien pudiera permitirle saber cómo se sentía en realidad. Esperar hasta el fin de semana para salir con él ya no era una opción.
—¿Hola?
Suspiró al escuchar la voz de Se Hun desde el otro lado de la línea.
—Ho-hola...
—¿Lu? ¿Estás bien?
—Se Hun... Yo... ¿Podemos adelantar nuestra cita, por favor?
—¿Estás llorando, Lu?
—¿Podemos? —Insistió.
Después de un breve silencio, Se Hun aceptó.
Continuará.
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No podía dormir, así que me puse a editar este capítulo. Espero que haya sido de su agrado. Siéntanse libres de dejar un comentario con su opinión sincera.
En mis tierras ya son las 2:20 (de la mañana, sí), así que trataré de dormir, pero antes les digo que creo que la próxima actualización será para "En ese entonces". CREO.
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Mucho mejor [HUNHAN]
FanfictionTenía sus razones para no creer en el amor, muchas más después de entender que lo habían dejado plantado en la cita de esa noche, la primera cita que se animaba a tener en mucho tiempo. Pero tal vez así tenían que suceder las cosas. Tal vez se acerc...