Capítulo 3.

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Las palabras que había soltado el compañero de trabajo de Se Hun no dejaban de dar vueltas por la cabeza de Lu Han. ¿En verdad había creído que eran novios? No podía entender de dónde había salido semejante idea, ellos ni siquiera parecían ser tan unidos aún... ¿O sí?

Lu Han estaba seguro de que la noche anterior había sido increíble, había tenido una cita que jamás podría olvidar sin importar cuánto tiempo pasara, así como podía admitir sin el más mínimo problema que le parecía de lo más agradable conversar con el chico castaño. Sin embargo, tampoco quería ir demasiado rápido y lanzarse a decir que le gustaba o algo por el estilo. Sabía lo peligroso que era entregar su corazón de manera precipitada y estaba seguro de que no necesitaba otra decepción amorosa.

Aunque eso no quitaba ni por un segundo lo dulce, atento y bastante atractivo que era Se Hun ante sus ojos y... ¡Un momento!

—Por todos los cielos, qué ridículo estoy siendo —se quejó en voz baja al darse cuenta de que no podía poner sus propios pensamientos en orden.

Era obvio que el rubio no quería caer con tanta facilidad, pero el menor lo estaba atrapando prácticamente sin hacer esfuerzo.

—Perdón, ¿qué dijiste? —Se Hun detuvo sus pasos y lo volteó a ver, confundido al no haber entendido todo.

—Nada, nada —se disculpó—. Sólo estaba hablando conmigo mismo... ¡Digo! ¡Estaba pensando en voz alta! ¡No vayas a pensar que estoy loco, por favor! —Intentó arreglarlo de manera en la cual la situación se viera lo más normal posible. Sólo podía esperar que no fuera muy tarde para salvarse de verse como un tonto.

El castaño sonrió con cierta ternura ante el comportamiento del mayor y simplemente terminó por llevarlo a una cafetería que se encontraba a tres calles de distancia.

Ahí los atendieron muy bien, guiándolos enseguida a una mesa que se encontraba en el centro y dejando un par de menús donde, sin exagerar, cada platillo se veía de lo más delicioso. Aunque decidirse por una sola cosa parecía imposible, al final ambos pidieron un club sándwich para almorzar y unas limonadas.

—Cuéntame, Lu —pidió Se Hun poco después de darle un trago a su bebida—. ¿Qué haces exactamente en tu trabajo? Sólo me comentaste que estás en una agencia llamada Crimson Idea. He escuchado ese nombre varias veces antes, pero no sé qué hacen.

—Es una agencia de talentos —explicó Lu Han con simpleza—. Yo soy el asistente de uno de los agentes de ahí que se llama Kim Jong In.

—¿No es un trabajo complicado?

—Algo, sí —confesó con una leve risa—. Pero trabajé mucho para llegar a donde estoy ahora y realmente me gusta, así que no me quejo —se encogió de hombros.

Se quedaron ahí tanto como pudieron, perdidos en el otro y en cualquier cosa que tuvieran para contar. La verdad era que ninguno de los dos podía recordar cuándo había sido la última vez que tenían una hora de almuerzo tan agradable.

Lu Han frunció el ceño al revisar la hora en su teléfono celular y darse cuenta de que ya debía regresar a la agencia si no quería meterse en problemas con su jefe. Se Hun cubrió una leve risa al ver aquella expresión en su rostro y simplemente le recordó que de todos modos tendrían una cita ese fin de semana. Lu Han sonrió casi al instante.

Volvió a Crimson Idea y siguió con su trabajo incluso con más ánimos que antes. Kim Jong In incluso hizo un comentario acerca de su buen humor y lo felicitó por estar trabajando en tantas cosas a la vez sin tanto problema.

—Ah, por cierto... No debes olvidar enviar un correo a los seleccionados para la próxima audición, Lu Han. Que no pase de las cinco de la tarde de hoy —le dijo antes de dejarlo solo en la oficina.

—No lo olvidaré, jefe —respondió alegremente a pesar de que ya había redactado y enviado esos correos electrónicos.

Kim Jong In era joven, pero bastante exitoso. Podía llegar a parecer algo intimidante por la mirada seria que cargaba y por sus 182 centímetros de alto, pero en realidad era una persona muy agradable. Sabía cuándo era momento de bromear y cuándo era momento de ser estricto.

Al día siguiente, mientras Lu Han terminaba de ordenar unos papeles para dejarlos encima del escritorio de su jefe, recibió un mensaje de parte de Min Seok. Aunque no quería verlo, sabía que era necesario para pedirle que lo dejara en paz... Las cosas habían salido muy bien con Se Hun en esa cita que el menor rescató, en verdad quería ver hacia dónde avanzaban las cosas entre ellos.

Min Seok llegó cinco minutos antes de que iniciara la hora de descanso de Lu Han. Esperó pacientemente al rubio en la recepción y sonrió levemente al verlo acercarse. Por supuesto, el rubio no correspondió a ese gesto.

—Qué sorprendente es verte llegar temprano —no pudo evitar soltar esas palabras con cierto rencor—. ¿Qué quieres, Min Seok? —Su tono de voz mostraba que no estaba ni siquiera un poco feliz de verlo, sin embargo, había aceptado que se encontraran en la agencia ese día con tal de escuchar sus excusas para que después le pudiera pedir que no volviera a contactarlo.

—Antes que nada, quiero ofrecerte una disculpa —contestó, rascándose la nuca—. No quería dejarte esperando tanto tiempo, no quería dejarte en ridículo ni nada parecido...

—Pues lo hiciste —le reclamó—. Si Se Hun no hubiera llegado, esa noche habría sido de lo peor.

—¿Se Hun?

—No importa —dijo después. Ni siquiera se había dado cuenta de que había mencionado al castaño—. ¿Qué más vienes a decirme? ¿Tienes alguna excusa tonta?

—Debes saber la verdad.

—¿De qué hablas? —Alzó una ceja.

—¿Recuerdas a Chen?

—¿Chen?

—¿Kim Jong Dae?

—Ah, ese chico... —Puso mala cara—. Sí, lo recuerdo. ¿Qué hay con él?

Lu Han en verdad esperaba que Kim Jong Dae no fuera el responsable detrás de la irresponsabilidad de Min Seok, pero ya se lo temía.

—Bueno, me llamó...

—¿Y?

—¡Y se escuchaba muy mal! —Exclamó—. Estaba llorando, no dejaba de decir que me necesitaba, así que fui a verlo...

—No digas más —decidió detenerlo tras escuchar aquello.

—¡Lu Han!

—No necesito escuchar ni una palabra más —insistió el rubio—. Lo que pasó está claro ahora. Mandaste nuestra cita a freír espárragos porque te llamó tu exnovio —dijo completamente serio.

Salió del edificio, siendo seguido por Min Seok. Tal vez era demasiado injusto de su parte no permitirle explicar más, pero Lu Han ya podía hacerse una idea de hacia dónde iba con el tema y no quería saber más detalles.

Continuará.

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Como que ya iba siendo hora de actualizar este fanfic.

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