Capitulo 8. «No me dejes.»

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Louis P.O.V.

Estaba en camino directo a mi casa, junto con Harry, sí, en el instituto estuvimos un buen rato, él decidió acompañarme y yo no tenía problema en llevarlo a  mi casa, por momentos olvidaba que era un demonio con quien estaba tratando, pero con tan solo ver la sonrisa de Harry me olvidaba por completo del peligro que esta conmigo, me perdía en su belleza, ¿Era un disfraz? ¿Cómo un demonio puede ser tan hermoso? Y de hecho no platicaba curiosidades con él como por ejemplo, ¿Porqué eres un demonio? ¿Qué se siente estar muerto? ¿Cómo es el infierno? ¿Cuánto tiempo has vivido? Me limitaba todo ese tipo de preguntas, Harry me preguntaba sobre mis gustos, mi familia, mis amigos, mi pasión por el futbol, hasta mi orientación sexual; de una pequeña pregunta salía una enorme respuesta de parte de mí y muchas opiniones y preguntas curiosas del rizado, él mostraba atención hacía mí, incluso yo dejaba de hablar porque sentía que solo hablaba de mí, de mí y de mí, pero Harry no dejaba de mostrar interés en mí; saberlo todo acerca de mí.
Al momento que llegamos a mi casa paré en seco, mi madre bajaba maletas de un taxi, mi padre la ayudaba. Mierda.

—Son tus padres. —Me dijo Harry.

Sí, mala idea, mala idea. Ellos iban a volver dentro de días; varios días. ¿Qué demonios paso?

Nos acercamos a mis padres.

—Mamá…—Murmuré.

—¡Hijo! —me abrazó mi madre con alegría.

—Madre, me da gusto verlos, pero ¿Qué paso? —Le pregunté curioso.

—Terminamos muy rápido los casos, muchos solo fueron patrañas, decían que escuchaban cosas en la casa, pero solo era el aire contra la ventana, pero algunos si fueron un poco dificultosos…—Me platicaba mi madre que por fin terminó de bajar las maletas, mi padre las llevaba dentro de la casa, también lo saludé y todo. Harry seguía detrás de mí. Mi mamá miró a Harry de inmediato.

—Oh, él es Harry. —Lo presenté. —U-un… un compañero de la escuela. —Le mentí nervioso. No le iba a decir, mamá, él es Harry, un demonio el cual querrás exterminar en este momento. Aunque sabía que mi madre podría sentir las malas vibras en él.

Mi madre miró detalladamente a Harry, al parecer se forzó en sonreír, parecía asustada, lo sabía, notó fácilmente obscuridad en él.

—Un gusto. —Fue lo único que dijo mi madre, ni siquiera lo saludó de mejilla o estrecho su mano, Harry solo sonrió levemente. Mi padre también veía aquella escena, sabía que mi madre había detectado algo en Harry.

—Nos vemos, Louis. —Me dijo el rizado a punto de retirarse.

—¿No quieres comer con nosotros? —Le preguntó mi madre a Harry. No le pregunto con amabilidad, le preguntó como si tuviera algo planeado.

—No, gracias. —Respondió Harry extrañado.

—Vamos, entremos a casa. —Le pidió mi madre.

—Madre, él no quiere. —Dije entre dientes.

—¿Quieres dar un recorrido en la casa? —Le preguntó mi madre. —Quiero mostrarla, anda. —Agregó ella.

—De verdad, tengo prisa. —Dijo Harry. —Pero gracias por su invitación. —Agregó el rizado tranquilamente.

—Bueno, quiero darte algo, sígueme, no tardas ni 2 minutos. —Insistió mi madre. Mierda.

Harry acepto, siguió a mi madre, ella entró a la casa que ya tenía la puerta abierta por mi padre que tomaba y metía las maletas. Yo y mi padre solo observábamos desde afuera, Harry estaba a punto de entrar, pero se detuvo afuera de la entrada, mi madre se cruzó de brazos adentro de la casa. Harry sonrió de lado mirando sus pies.

Y por fin te encontré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora