Capítulo 3

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Se relamió los labios, deseaba tanto poder hacer eso sin esconderse, sin tener que ser tan precavido, pero el tiempo pasaba y con el paso del tiempo llegaría su momento.

Faltaba poco, muy poco.

Miró con diversión como la persona bajo él gritaba y pedía que se detuviera, rogando por misericordia, pero lastimosamente él no conocía el verdadero significado de aquella palabra, en realidad ni siquiera lo comprendía.

Entrecerró los ojos con placer, deslizo la mano hacía adelante escuchando los doloridos chillidos de dolor del desconocido, se mordió el labio inferior y soltó una suave risa, deslizo el cuchillo por la piel del contrario con la conocida sensación de la adrenalina recorriéndole las venas y arterias haciendo que su corazón se agitase, el color carmín se extendía por el suelo y manchaba su ropa.

Le gustaba mucho aquel color e irónicamente le recordaban a su enemigo aquel que había tratado de matarlo innumerables veces, pero que por suerte nunca había logrado su cometido, el color de ojos que portaba le volvían loco, tanto que había terminando considerando que quizás tenia una ligera obsesión con su enemigo, pero estaba más que seguro de que aquel insano sentimiento era reciproco, por que sí, aquella enfermiza tanda de sentimientos los había visto reflejados en los ojos del más terrible Lord Oscuro, su mayor enemigo.

Un quejido de resignación y molestia salió de los labios del azabache, como odiaba cuando sus víctimas aguantaba tan poco, por ello siempre era selectivo y escogía a consciencia a quienes tenían más resistencia, lastimosamente esta vez por culpa del estrés escogió a la primera víctima que le pareció fuerte pero resultó no serlo, una completa pena a decir verdad.

Se levantó con molestia del cuerpo ajeno y con ligera rabia y fuerte molestia le dio una patada en el costado, pero el contrario ni se inmutó, aunque era normal después de todo había muerto por la pérdida de sangre.

- Estoy deseando hacer eso sin recurrir a la estúpida clandestinidad de estos lugares tan recónditos.

Cada vez que el azabache escojia a una víctima y se la llevaba, iba a un lugar lo suficientemente alejado y abandonado para no ser descubierto,  sin duda podía ser clasificado como psicópata, era ordenado y  metódico, adoraba ver sufrir a sus presas, pero extrañamente habían veces que disfrutaba más complacerlos, concederles caprichos y ellos se volvían como tiernos cachorritos que buscaban continuamente su aprobación, se convertían entonces en sus dulces peones, sus preciados guerreros y sus preciadas guerreras, todos y cada uno de ellos se convertía inevitablemente en una pieza, una persona irreemplazable en su vida.

Poco a poco y de alguna retorcida manera estaba consiguiendo un ejército devoto total y completamente a él, y solo a él.

Pasó la mano por su pelo, y suavemente sin querer perturbar la dulce calma que se extendía en aquel lugar susurró un hechizo limpiando las pruebas de tan atroz acto, miró con cierto regocijo como el cuerpo de su víctima ardía lentamente para no dejar restos ni siquiera la mancha de las quemaduras en el suelo, parecía que aquel lugar no hubiera sido mancillado con un acto tan brutal como aquel y aquello llenaba su pecho de orgullo, ciertamente ser tan bueno ocultando y engañando a los que se consideraban sus amigos le resultaba divertido.

Amigos, no los consideraba como tal, para él eran simplemente piezas perfectamente echas para ser utilizadas en su engaño que si se rompían de alguna forma podía desechar y conseguir otras, pero no quería deshacerse de ellos, aveces se preguntaba como había llegado a cogerles cariño pero aún no encontrando la respuesta sabía que le dolería la pérdida de algunos de ellos a otros solo deseaba masacrarlos y cuanto antes mejor para él.

Aveces simplemente no se comprendía a sí mismo ¿Cómo alguien que adora el sufrimiento de los demás puede llegar a querer a otras personas y sólo desearles la felicidad más completa sin querer lastimarlos bajo ningún concepto? Aquella situación sin duda no era normal, pero suponía que aquello demostraba de alguna manera que no era un demonio si no un humano, algo perturbado claro, pero humano al fin y al cabo.

Caminó con tranquilidad por el angosto pasillo y suspiro cuando por fin salió del polvoriento edificio, si había algo que le obsesionaba hasta la médula era la limpieza, odiaba la suciedad, el polvo y el desorden, aquella obsesión quizás se debía a haber vivido durante once años en una asquerosa alacena,  aquel era un tema por el cual realmente le guardaba rencor al malvado Lord Oscuro.

Aquel hombre había sido una auténtica serpiente durante sus días en Hogwards pero ahora se comportaba como un león, no parecía pensar bien sus ataques, no era metódico ni eficiente, dejaba mucho que desear, parecía que su juicio hubiera sido nublado o los años le hubieran vuelto estúpido, pero por suerte aquello sólo le aportaba beneficios, de esta forma no corría riesgo de tener que compartir ni luchar una guerra demasiado infructífera.

Elevó levemente la mirada y sonrió con nerviosismo hacía sus amigos, ellos en pocos segundos llegaron a su lado y comenzaron  a regañarle por desaparecer durante horas cuando un maniático extremadamente poderoso y su ejército de psicópatas se encontraban buscándolo incansablemente para matarlo a sangre fría.

Eran realmente tiernos al pensar que no podría acabar con los seguidores del Lord Oscuro si intentaban algo estúpido, él estaba destinado a matar a al señor de los idiotas y matar a los inútiles seguidores sólo sería coser y cantar, pero claro para ellos él era una persona de buen corazón que nunca sería capaz de matar sin piedad.

Aquella tarde recibió muchos más regaños por su comportamiento, era bonito como se preocupaban por su bienestar y también gracioso, pero más tarde sacaría de su error a sus amigos, aún no era tiempo de que descubrieran su verdadera naturaleza, aún necesitaba que permanecieran en la dulce ignorancia de la perversidad que escondía su ser entero.

Sinceramente sentía curiosidad por las reacciones que tendrían al enterarse de toda la verdad, aquello sería muy divertido.

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Cruel [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora