Cruel [FINALIZADA]

Capítulo 10

Ardían juntos, su sangre bullía corriendo como un torrente de lava por sus venas y regresando aún más ardientes por sus arterias hasta su corazón que palpitaba con fiereza, casi parecía que estallarian por el calor.

El vapor salía por sus bocas en cortas y rápidas respiraciones sin aliento, por momentos parecía que trataban de quitarse la piel con desesperación, líneas de sangre y piel abierta, marcas sangrantes y moradas, trataron de beberse, trataron de alimentarse del otro y lo hicieron, su desesperada magia destrozó todo el lugar, destrozó las paredes, el suelo y todo lo que se encontró a su paso.

Los ojos verdes maldicierón a los rojos, nebulosos y empañados a pesar de todo, otra respiración acelerada, rasgó la carne y el tejido, quería destruirlo, destruir sus huesos, su pálida piel y sus venas, destruir sus sangrintos y brillantes ojos, tan drestructivos y embriagadores como su dueño, quería destruirlo, quería... quería...

Lo quería todo.

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Su mente se había perdido en un caos abrasador y destructivo, su piel quemaba, podía sentir su magia colisionar contra la del más joven, cada pocos instantes ardían juntos como llamas danzando en la destrucción de la vida.

Sentía la desesperación y el deseo bullir debajo de su piel, caliente y ardiente, desesperante, también lo sentía y... Oh.

Su igual, aquel al que marcó para ser destruido, estaba frente a su igual, su verdadero igual, lo sentía en la sangre, lo sentía en su palpitante sien, núnca había sido la cicatriz, era lo que había dentro de ella, un trozo de su alma clamando por regresar con él aunque ya era parte del azabache.

Sus almas estaban unidas por un pecado, la fragmentación de su alma.

-Es hora de despertar - susurró roncamente su otra alma y él abrió los ojos para mirarlo viendo como se desvanecia en la nada junto con todo lo demás.

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Harry abrió los ojos y se hecho a reír, su piel estaba erizada y húmeda, aquello había sido divertido, fascinante incluso, quizás podría repetirlo, jugar con el señor oscuro en medio de la guerra mientras planeaba como exponer su traición a la luz.

Él era un señor oscuro.

No se lo había planteado hasta ahora pero la idea le provocaba risa, era irónico haber peleado toda su vida contra un señor oscuro y a la vez ser uno.

Un deseo. Dos deseos.

Miró por la ventana con una sonrisa, ahora tenía dos deseos, quería Gran Bretaña mágica y quería al Lord Oscuro que la atormentaba.

Aquel sería un año muy entretenido, sobretodo si iba a perseguir a su mayor enemigo. Aún sentía su sangre quemando en sus venas, casi destruyendo todo a su paso, exhaló tratando de calmar su mente y su cuerpo.

Sus planes se iban a acelerar, quería ver a la orden arder, quería destruir todo a su paso y reconstruirlo sobre cimientos manchados en sangre, quería volver a verle, sentir de nuevo la efervescente sensación en su cuerpo y la niebla en su mente, una niebla y un calor que habían arrasado todo a su paso.

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Un estallido de magia furiosa azotó la guarida del señor oscuro ¡¿Cómo se atrevía?!

Aún podía sentir como su piel hormigeaba, como ardía su sangre, su magia, todo él. Y en cuestión de segundos había desaparecido, dejando la horrible sensación de necesidad en su piel, iba a atraparlo y no permitiría que se escurriera de nuevo entre sus manos.

Se relame los labios, sintiendo aún el ardor en ellos, mira con los ojos oscurecidos la destrozada puerta, lo atraparía y lo encerraría como a un triste e inofensivo pájaro, enjaulado y a su merced, arrancará una a una sus plumas y con el tiempo sus alas, dejándolo como poco más que una triste sombra.

Iba a disfrutar lacerando su piel, sintiendo como se desgarraba y como se destruian el uno al otro, disfrutaría del sofocante calor en sus venas y la incipiente sensación del placer y del dolor, adoraria destruirlo y convertirlo en nada.

Tomó una bocanada de aire por el pensamiento y una sonrisa afilada floreció en su cara, estaba a punto de ordenar una incursión, sus planes habían cambiado ligeramente, destrozaria al niño dorado de la luz y lo convertiría en unas cenizas incapaces de llamear de nuevo, acabaría con todo aquel que se opusiera a sus deseos y dominaria toda Gran Bretaña.

-¿M-mi lord? - el rubio mortifago se estremeció ante la terrible mirada de su señor.

-Vamos a destruir a la Orden del Fénix y quiero a Potter vivo ante mi, sin ningún daño -la perversa risa se extendió por toda la mansión.

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-¡Nos atacan! ¡Preparaos para la batalla!

-¿Cómo nos han encontrado? ¡¿No sabías nada de esto Snape?!

-¡Las barreras se están rompiendo, no aguantarán mucho más!

-¿Por qué están todos tan...? - un temblor lo interrumpe - ¡Por Merlín!

La puerta estalla por el impacto de una maldición y todos comienzan a lamzar hechizos, la casa se había convertido en un campo de batalla en pocos minutos, el azabache maldijo su suerte y comenzó a correr escaleras arriba, no tenía su varita y no iba a demostrar tan pronto que no dependía de ella.

Esa sería una mala estrategia.

-Mier... -siente que es tirado hacía abajo y arrojado al suelo - ¡Accio varita! -grita, no estaba demostrando su verdadero potencial, así que por suerte podía realizar pequeños trucos como ese.

-Potter -los ojos verdes se mueven rápidamente entre la multitud hasta que encuentra a quién buscaba.

Durante unos segundos su respiración se entrecorta y todo parece estar envuelto en llamas que crepitantes engullen todo a su paso, sus venas vuelven a bullir y el calor sube exponencialmente, la necesidad de desgarrarlo y tocarlo le queman por dentro casi fundiendo su cerebro.

-Voldemort - esta listo para combatir, ya ha enviado el mensaje, aprovecharía esta oportunidad y arrasaría con todo.

Ya casi era hora de mostrar todas sus cartas.

Estaba a punto de convertirse en el mayor traidor de la historia, de un bando al que en realidad nunca sirvió.

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1000 palabras

Insertar aquí quejas por mi tardanza, por favor.

Insertar aquí opiniones.

Y me voy a escribir el próximo capítulo de hechicero blanco, chau mis dulces bichitos ;)