Capítulo I

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Al final, el vuelo a Suiza se retrasó y acabé llegando media hora más tarde de la prevista, con lo cual en vez de llegar a las 16:00, llegué a las 16:30. Y mi estómago lo sabe. Estoy muy hambrienta, así que después de haber dejado las maletas en mi suite del hotel, y haber comprobado que mi bebé a llegado a salvo y sin ningún rasguño, -con mi bebé me refiero a mi Audi R8 blanco- me voy corriendo hacia el restaurante.
17:00 p.m y yo sin comer, el mundo ya se puede ir preparando. O más bien, el cocinero.
Porque aquí llega Nerea Cortés dispuesta a zampárselo todo.
Después de devorarme un plato enorme de Lasaña, me dirijo hacia mi habitación para pegarme una ducha, pues estoy reventada y no me vendría mal una ducha calentita con el frío que hace.
Me tiro poco más de una hora metida en la ducha, habían momentos que creo que casi me quedaba dormida ahí mismo. Me pongo el pijama calentito y me cojo el secador para secarme el pelo.
Mientras me seco el pelo, con la otra mano agarro el móvil y me pongo a buscar la página web de mi nuevo instituto. Es una locura, mañana, lunes 19 de noviembre, a casi finales del primer trimestre, me cambio de insti. Esto me va a perjudicar en las notas, fijo. Da igual, ya recuperaré, solamente estoy en 4to de la ESO. Después de estar un rato secándome el pelo, cuando ya considero que está lo suficientemente seco, lo desenchufo. (Más bien es que me ha entrado sueño y quiero  dormir). Así que abro la cama y me tiro en ella como si estuviera en la piscina.

Suena la alarma.
—Joder— me quejo después de que la alarma me despertase.
Son las 7:00 am, al menos no tengo que madrugar tanto como lo hacía en España, ya que estoy cerca del insti. Abro los ojos y veo como entra una muy débil luz a través de la ventana, pues aún no se ha hecho de día, ya que en noviembre hasta las 8:00 no suele aparecer el sol.
Me levanto y me dirijo hacia mi maleta, la que aún no he desecho (y me da que no voy a deshacer, que pereza) y busco algo que ponerme. Al final cojo unos pantalones vaqueros blancos y una sudadera top rosa pastel con la palabra SAVAGE (la palabra es de color blanco con los bordes negros) en el centro.
Me peino el pelo y saco una mochila que traje en una de las maletas, más una funda de plástico con lo esencial; bolis, goma, lápiz, sacapuntas y tipex. También traje un paquete de 100 hojas, cuando tenga tiempo ya compraré cuadernos. No iba a traerme una papelería a Suiza en una maleta.
Llego al insti, y veo a la gente, todavía no han abierto las puertas y están esperando a que suene el timbre para que abran. Me muero de vergüenza. Estoy sola. Pienso.
De repente veo a un chico -casi corriendo- hacia la entrada, abriéndose entre la gente que casi impedían el paso en la puerta principal, dando empujones, de mala leche.
—Madre mía— dice una voz extraña detrás mía. Me giro para ver quien es, y no tengo ni idea, pero aún así, pregunto:
—¿Quién es ese?— mi cara a pasado de una de vergüenza a una de curiosidad, no sé qué le pasa a ese chaval.
—Se llama Tyler, ¿tú eres la nueva, verdad? Me llamo Sara, y voy a la misma clase que él, y tú vas a la misma clase que yo— me dice. Vaya, parece maja y todo. Con una sonrisa le contesto:
—Encantada, yo soy Nerea— hago una pausa, y sigo —¿qué le pasa a ese?—
—Tiene muchos problemas con las drogas, y es muy problemático.— empieza a decir —Empezó en este insti hace unos días, y los profesores nos dijeron que no le hiciéramos mucho caso.—
—Pobrecito, le tenéis marginado— digo riéndome. Ella se ríe. Pero nos dejamos de reír cuando vemos que se nos acerca. Estamos las dos juntas, una pegada a la otra y a Tyler le da por pasar por en medio de nosotras dos, separándonos a mala leche.
—¡Oye!— grito. Se gira y me mira clava los ojos, con una mirada dura. Sus ojos son preciosos, tienen un color verde esmeralda que me encanta.
—A ver si miras por dónde vas, mal educado— suelto por fin. Me sigue mirando, noto como me mira, de arriba a abajo, y al final clava sus ojos en los míos. De alguna manera me intimida.
—¿La nueva dándome órdenes?— dice sarcásticamente, y se empieza a reír.
—¿Algún problema?— contesto fríamente.
—Nada, nada— dice riendo. Deja de reír por un instante y me mira serio. —No sabes con quien te estás metiendo— dice. ¿Eso es una amenaza? No puedo evitarlo y me echo a reír. Todo el mundo nos está mirando, como diciendo <<¿qué coño hace la nueva hablando -y riendo- con el drogata problemático?>> dejo de reír y miro de reojo a mi alrededor y me pongo nerviosa.
—¿Qué tiene tanta gracia?— me pregunta, pero no con una mirada dura, sino más bien de curiosidad.
—El hecho de que me hayas amenazado, de verdad, que bueno— digo, y sonrío.
La gente nos sigue mirando, Tyler se da cuenta y me coge por la muñeca y me lleva hasta afuera del insti.
—Mira tía deja de intentar dejarme en ridículo o te juro que...— no le dejo terminar.
—¿O qué? ¿Me vas a maltratar?— digo con una mirada y un tono muy duro. En verdad quería decir <<¿tú también me vas a maltratar?>> pero no lo hice, porque paso de que la gente de aquí sepa mi historia, prefiero empezar de cero y olvidar el pasado. Hay algo extraño en sus ojos; tiene cara de cabreado, pero sus ojos dicen otra cosa. De repente la mirada furiosa y dura que tenia cambia a una de inseguridad y dolor.
—N-no quería decir eso— dice, tiene una voz sensible, débil. No sé si esa bombilla existe cada vez que se te ilumina la cabeza pero vaya que a mi se me acaba de encender la bombilla, de hecho creo que hasta ha explotado de tanta energía. Lo he entendido todo. Cuando abro la boca para hablar, suena el timbre, y él se va casi corriendo hacia dentro. Yo voy detrás. No sé muy bien por dónde ir o que hacer, así que opto por seguir a Sara.
—¿Qué te ha hecho ese cabrón? Te juro que le mato si hace falta.— dice, y sonrío.
—Me ha amenazado, decía que dejara de intentar dejarle en ridículo—aunque se estaba dejando en ridículo él sólo— y cuando le iba a contestar sonó el timbre y se fue.— no fue del todo así, pero sirve.
—Ah— dice Sara. —Pasa de él, y si te hace algo me lo dices y le corto las pelotas y se las echo a los perros— su comentario me hace estallar a carcajadas. Qué bien me cae esta tía.
—Me encantaría ver eso— comento. Ella se ríe, y entonces entramos a clase.
—Siéntate a mi lado, no hay nadie— me sugiere.
—Hecho.— al entrar veo a Tyler en la esquina sólo, hay dos pupitres juntos, uno lo ocupa él y el otro está vacío. El resto de la clase está organizada en grupos de cuatro mesas, dos delante de dos. Nosotras nos sentamos en la que está más cerca de Tyler -prácticamente al lado-. Falta como media clase, que aún están en el pasillo o estarán por llegar. Poco a poco se va llenando la clase, y mientras se llena, esperando a que llegue el profesor, saco una hoja y un boli y escribo mi nombre, el curso y la fecha de hoy.
—¿Qué toca ahora?—pregunto.
—Matemáticas— contesta, y pone los ojos en blanco. Se ve que le molan tanto como a mi.
—Oh dios, ¿lunes y a primera hora matemáticas? Creo que debería volver a España— bromeo. Pero ni de coña pienso volver.
—¿Eres española?— dice entusiasmada. Hasta ahora no me había dado cuenta de que la acababa de conocer y no sabía nada de mi.
Todos se giran para mirarme, y yo enarco una ceja en plan <<Qué miráis>>
—Sí, ¿por?— contesto al fin.
—Siempre he querido ir— hace una pausa, —¿cómo es?— me pregunta. No sé muy bien que decir.
—Pues el lugar en si... es precioso. Lo que no me gusta y seguramente no te gustará de allí, es la gente.— digo con total sinceridad.
—¿Por eso has venido aquí?— me pregunta, con cara de curiosidad. Pero cuando iba a contestar , veo como un chico alto, moreno, súper bien vestido y con gafas se sienta justo delante de mi. En ese instante, mi corazón se para. Casi literalmente. De repente los relojes y el tiempo no existían. Y todas esas canciones de desamor volvieron a mi cabeza, y cobraron aún más sentido. Eso, y muchísimos recuerdos. El chico no era ni más ni menos...que mi ex, Cristian López. En ese momento deseaba que la tierra me tragase, pero aún así saqué fuerzas, sonreí y conseguí contestar un <<sí>> a mi nueva amiga.

¿Hay algo tan SENCILLO como darte un BESO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora