Capítulo V

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Suena la alarma... otra vez a la rutina. Pero hoy me siento más cansada, no tengo ni ganas de ir. Pero bueno, hay que hacerlo, ¿no? Aunque no pasaría nada si llegase un poquito tarde. Así que dejo pasar la alarma. <<Entraré a segunda.>> me digo. Así que me duermo una horita más y cuando me levanto me preparo a mi ritmo, cojo la mochila y paso por el restaurante pidiendo un colacao de cartón. Ahora sí que estoy animada, porque voy con una sonrisa por donde quiera que pase. Y sin saber por qué. No he mirado el móvil, así que mientras espero a que suene el timbre y me abran la puerta del insti, miro si hay respuesta. Y sí, sí la hay.

Porque me ha recordado a ti

De nuevo me vuelvo a poner nerviosa, no he abierto el chat, ni lo haré, porque no sé qué contestar. Haré como que no lo he visto. Y... debería hacer caso a Mari. No sé para qué hacerme ilusiones, él tiene novia. Debería mandarlo a la mierda como ella me dijo que hiciera. Pero no puedo evitar quererlo... es simplemente perfecto para mí.
Mi buen humor se cae por los suelos al entrar a clase, veo a Nerea García sentada en mi sitio, en frente de Cristian.
—¡Ey!—me grita Sara—, han cambiado de grupo a Nerea— me dice.
Oh, no me jodas, no la había visto, como es invisible... Pienso.
—Ya, bueno, da igual. Te puedes quedar ahí, yo me sentaré al lado de Tyler.— digo dirigiéndome a ella.
—Gracias— me responde. Ni siquiera miro a Cristian. Paso completamente. Me siento al lado de Tyler, donde sólo estamos los dos porque solo hay dos mesas. Es como si fuéramos lo sobrante, todos con sus grupos y nosotros fuera. Y me importa muy poco, la verdad. Pero me jode que me hayan apartado de Sara, ya que es la única amiga que tengo aquí. Y encima me cae de puta madre. Miro a Tyler, está concentrado escribiendo la fecha de hoy.
—Hola— le saludo. Él se dedica a levantar una ceja, en plan <<qué haces con tu vida>>
—Perdón. No sabía que no se te podía ni saludar.— digo borde y poniendo los ojos en blanco. La gente se me queda mirando un poco, más que nada porque el profesor advirtió a la clase de que no nos juntáramos ni nos habláramos con él, ya que puede ser muy mala influencia y nos puede traer problemas.
—Cállate— me ordena.
—Porque tú lo digas.— vacilo. Él resopla y cierra el puño como si se estuviera conteniendo. En el resto de la clase limita a estar en silencio, hasta que de repente salta y pregunta:
—¿Cuando suene el timbre podemos hablar?— sinceramente me pilla por sorpresa.
—C-claro— digo sorprendida. Creo que se me nota hasta en la cara que me ha pillado por sorpresa. No me lo esperaba, y menos que me lo dijera en un tono tan... suave.
Suena el timbre, recojo las cosas y cojo la cartera para comprar algo en la cafetería. Tengo hambre.
—Acompáñame a la cafetería mientras hablamos, tengo hambre.— le digo.
—Puta gorda.— y niega con la cabeza, pero está intentando reprimir la risa, y yo no puedo reprimir la sonrisa, así que sonrío.
—Y con orgullo— le contesto. —Y bien, ¿de qué querías hablar?— le pregunto mientras entramos en la cafetería. Al entrar veo muchísima gente dentro, y creo que va a ser casi imposible pedir algo de comer. También veo a Sara intentando pillar algo de comer, gritando el nombre de la dependienta. Y en una mesa a lo lejos, veo a Cristian y a Nerea. Los miro dos segundos y rápidamente aparto la vista... es doloroso.
Veo como Tyler traga saliva, parece nervioso, aunque lo intenta disimular. Me pide que me siente en una mesa en frente de donde están Nerea y Cris. Tiene la vista clavada en sus manos, que están entrelazadas encima de la mesa, pero cuando va a hablar clava sus ojos en los míos.
—¿De dónde... de dónde sacaste lo del maltrato?— susurra. Ya no tiene una mirada dura, ni la mirada del cabrón drogata que todos piensan que es. Yo lo sabía. Sólo es una barrera, para protegerse.
—De como reaccionaste cuando dije la palabra.— hablo alto y claro, y él me mira mal.
—Baja la voz— me pide.
—Perdón— le susurro. Noto como Cris me mira. De repente me han entrado ganas de llorar.
—¿Podemos hablarlo en otro sitio?—le pido—, además, ya hay poca gente ahí. Tengo hambre.— digo señalando la barra. Él asiente y me acompaña a la barra.
—¿Quieres algo?—le pregunto, y le dedico una sonrisa—, no te cortes.
—No estaría mal un bocata de York y queso.
—¿Cómo se llama?— digo señalando la dependienta.
—Pilar.
—Pilaar, ¿me das dos bocatas de York y queso y dos latas de Coca Cola?— le digo. Inmediatamente, hace lo que le pido. Pago con un billete de 10€ y me da el cambio. Le doy un bocata y una lata a Tyler mientras salimos de la cafetería. Miro de reojo a Cris y veo como me sigue mirando. No entiendo qué mira tanto.
Salimos y nos sentamos en un banco casi al final del patio, y mientras me siento, veo como Cris y Nerea salen de la cafetería. Tyler se da cuenta de que los estoy mirando.
—¿Te mola Cris?— me pregunta bromeando, mientras se zampa el bocata.
—Que va, es mi ex— nunca lo había soltado así del tirón, pero no sé, me ha salido natural. De cierta forma Tyler me transmite confianza, es como si me entendiese. Pues él también ha sido maltratado, nos entendemos.
—¿En serio?— pregunta sorprendido y con la boca llena—, pensaba que te gustaban los tíos guapísimos con ojos de color y con músculos que parecen que van a explotar.— me dice. Y me empiezo a reír, porque en verdad me molan así, pero el físico siempre ha sido lo de menos.
—Y piensas bien—le digo, comiendo—, pero me enamoré de su forma de ser. No todo es físico.
Después de eso me fijo en Tyler, le estudio. Y todo lo que ha dicho encaja con él, es guapo; guapo no, guapísimo, es musculoso y tiene los ojos verdes, igual que yo. Rezo para que no se haya dado cuenta de que le estaba mirando pero, para mi desgracia, no soy muy disimulada, y se ha dado cuenta, porque me mira con ojos desafiantes, y levanta una ceja.
—¿Qué?— me pregunta desafiante. Pongo los ojos en blanco y digo:
—Nada— y nos sonreímos. No le había visto sonreír, y tiene una sonrisa preciosa.
—No sabía que tenías dientes—le digo—, deberías sonreír más, te favorece.— le digo. Y no me doy cuenta de que Cris y Nerea estaban pasando justo en el momento en el que se lo dije. Y de repente me sonrojo y me empiezo a reír. Él niega con la cabeza, y se pone de brazos cruzados. Después de zamparnos la comida y bebernos la bebida, hablo:
—Bueno—le digo—, ¿por dónde lo habíamos dejado?
—Habías dicho que te diste cuenta por cómo reaccioné.— me mira a la cara, y yo me dedico a mirar sus rodillas.
—Ah, sí, es verdad. De repente dejaste de tener una mirada dura de cabrón y tenías una sensible e insegura.— le digo con total sinceridad.
—No sabía que eres de esas que con sólo mirar a los ojos ya se saben todo sobre ti— dice sarcásticamente. A mi se me borra la sonrisa.
—No sabes nada de mi.— le digo. Y es verdad, sólo llevo tres días. Nadie sabe nada. Salvo Cris. Y Nerea, aunque creo que no sabe aún quién soy.
—Es verdad es verdad.— me dice. Después de esto, suena el timbre. Nos levantamos para ir a clase cuando vuelvo a ver a Nerea y a Cris. Y no sólo los veo, sino que se me acercan. Nerea va disparada hacia mi.
—Hola— me dice.
—Mmm hola— le digo.
—¿Sois novios?— me pregunta.
—¿Perdón?— pregunto. Y levanto una ceja. Estará de coña, supongo.
—Ah no sé es que os he visto tan solitos que...— antes de que termine, le contesto:
—Solamente estábamos hablando. Y sólo llevo tres días aquí, Nerea. Es imposible.— digo, metiéndome las manos en los bolsillos. Me doy la vuelta y me dirijo hacia clase, Tyler, Nerea y Cris me siguen.
—Nada es imposible—me dice—, he visto como le has hecho sonreír, creo que nadie lo había hecho nunca.
—¿Y qué? Eso no significa que me guste o algo por el estilo. Y oye, ¿puedes dejar de hablar de él como si no estuviera aquí?— creo que le sigo teniendo el mismo asco, porque en seguida pongo los ojos en blanco y ya no estoy sonriendo.
—Vale vale— me dice.
Entramos a clase y nos sentamos. Me he pasado el resto del día hablando y riendo con Tyler, y creo que la clase entera se ha dado cuenta porque han llegado a echarnos gracias a un ataque de risa provocado por el gran humorista de Tyler. Y eso que la gente decía que era un cabrón. Creo que toda la clase -incluyendo los profesores- se han sorprendido de ver a Tyler partiéndose la caja. Al final, el día no ha sido tan malo.
Al salir del insti y llegar al hotel, decido contestar a Cris:
Ah vale😂
Y ya está. Nada más. Me voy al restaurante a comer, tengo mucha hambre después de reír tanto. Me pido unos Spaguetti con tomate, carne y queso en polvo con un poco de orégano. Qué ricos están coño. Viva la comida. Pensé.

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