Capítulo II

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Creo que todavía no se ha percatado de mi presencia, o a lo mejor ni me reconoce. Porque lo nuestro era algo...complicado, por así decirlo. Nuestra relación era una relación a distancia, suena raro, pero me acabé enamorando de él hasta los huesos. Y nadie podía decir que lo que sentía no era real, porque no le tenía cerca, me enamoré por su forma de ser, y creéme, cuando te enamoras de una mente no te olvidas tan fácilmente.
Intento no mirarle y taparme un poco con el pelo, aunque es una tontería, porque tarde o temprano se daría cuenta.
—Hola Cristian— dice Sara, y continúa —ella es la nueva, se llama Nerea. Nerea, este es Cristian, Cristian, ella es Nerea.— mierda.
Me cago en mi madre y todo lo que se menee, joder.
No tengo otra opción más que mirarle y decir como pueda un <<encantada>>. Creo que al mirarme a los ojos se da cuenta, y me reconoce, porque da un salto hacia atrás. Me mira con cara de sorprendido, aunque no puedo descifrar si está cabreado o dolido.
—¿Qué pasa? No muerde.— dice Sara.
—No, nada— dice Cristian.
Noto como Tyler me clava la mirada, me intimida muchísimo.
Cuando suena el timbre y ya es hora de irnos a casa, después de un día muy incómodo, no porque la gente no haya parado de mirarme y murmurar por lo bajo (yo creo que comentaban que soy la nueva), sino porque se me ha hecho demasiado raro ver a mi ex, y lo peor de todo, es que el primer día, ya me han mandado a hacer un trabajo con él, porque claro, hay que hacer 2 trabajos en equipo y hemos -han- decidido hacerlo por parejas y Sara va con su mejor amiga, que se sienta enfrente suya, dejándome a mi con Cristian. La cosa es que cuando suena el timbre le digo a Tyler si podemos hablar, así que nos vamos a la entrada del insti, donde me llevó esta mañana para amenazarme para que dejara de ridiculizarle.
Una vez estamos fuera, suelto el suspiro que llevo aguantando todo el día, respiro y empiezo a hablar:
—¿Es verdad?— le pregunto.
–¿El qué?— este tío o es tonto o se lo hace. Creo que tiene las suficientes neuronas como para saber de qué estoy hablando. Pongo los ojos en blanco, y sigo
—Lo de esta mañana— le digo.
—¿Que si es verdad qué?— miro alrededor y veo la gente saliendo, para mi desgracia, veo a Cristian saliendo, y clavo mis ojos en los suyos y los suyos en los míos. No duramos mucho mirándonos, porque él se va.
Tyler me mira buscando una respuesta, pero hasta ahora no me había dado cuenta de que no he comentado nada sobre de lo que me he dado cuenta.
—Mira tía, no estoy para tus gilipolleces ni para tus tonterías de niña pequeña, si no vas a hablar, me piro— dice -casi gritando- muy borde.
—¿Te han maltratado?— pregunto directamente. No podía aguantar la pregunta, desde que vi su reacción cuando mencioné la palabra "maltratar ", no hay otra cosa -en realidad sí- en la que pensara. A parte de pensar en Cristian, claro.
¿A qué mierda viene esto? Estás chalada, de verdad. Yo me piro— después de esto se gira y me da la espalda, y de un momento a otro desaparece.
No me lo trago. Esconde algo, y lo pienso descubrir. Tiene que haber un gran motivo por el que esté metido en ese mundo de las drogas. Y no pienso parar hasta saberlo.
Llego a mi habitación, como, y la verdad es que no sé qué hacer, así que decido coger mi móvil y mirar instagram. Acabó metiéndome en el perfil de Cristian y le envío una solicitud. Quiero hablarle, pero me da demasido corte. Al cabo de unos minutos, me la acepta y me envía solicitud -que yo acepto-y no solo eso, sino que me habla al direct:
Hola.
-Hola
Eres tú, ¿verdad?
-Sí...
Bueno...¿estás ocupada hoy? Quiero terminar el trabajo cuanto antes.
-La verdad es que no
¿Te vienes a mi casa? Aunque hay que comprar la cartulina y eso
-No te preocupes, la llevaré yo
Vale
-Sí me dices donde vives, a lo mejor puedo ir a tu casa eh, como quieras JAJA😂
JAJAJAJ perdón, ahora voy
Después de esto, no sé por qué, me siento mucho mejor. Como más feliz, no sé. En cuanto me pasa la ubicación me pongo en marcha; me cambio de ropa, simplemente me pongo la misma sudadera pero en color amarilla con las letras negras -y bordes rojos- unos vaqueros negros y las Nike huarache negras. Me peino el pelo, me pongo una ligera capa de rímel y cojo las llaves del hotel y las de mi coche (aunque vaya a ir en taxi) y me marcho, no sin antes echarme medio litro de colonia. Llamo al taxi, y mientras viene me paro en una papelería a comprar la cartulina blanca para hacer el trabajo, y un estuche de bolígrafos y rotuladores por si los necesitamos.
Llego a su casa y toco el timbre. Me abre y le veo; no lleva nada más que unos pantalones vaqueros y unas Nike huarache como las mías. No lleva camiseta. Trago saliva, y consigo murmurar un <<Hola>>
Y él me contesta con otro <<Hola>>. No puedo evitar mirar su cuerpo desnudo; tiene unos músculos que lo flipas, y el abdomen marcadísimo. Y si hay algo que me encanta de los hombres, es que se le marquen las venas de los brazos, tal cual como sucede con Cristian. Dejo las llaves del hotel y las del Audi en la mesa blanca del salón. Su casa no es muy grande, pero es acogedora. Da una sensación hogareña. Cristian ve las llaves de mi coche y no duda en preguntar:
—¿Eso son las llaves de un R8?— pregunta sorprendido. A Cristian siempre le han gustado los coches, le flipan.
—Sí— contesto.
—¿Pero tienes carnet de conducir? O más bien, ¿tú conduces?— me sorprende que haga esa pregunta, pues claro que no conduzco, nada más tengo 17 años y hasta los 18 no puedo conducir.
—No. Te recuerdo que tengo 17, Cristian.— le contesto. Hace una mueca de dolor, o de molestia -ni idea- pero sí sé lo que significa.
—¿Y por qué...—
—¿Por qué he traído un Audi a Suiza?— termino la pregunta por él. Me siento en el sofá de cuero que hay.
—Sí— me confirma.
—Pues este coche es mío, pero como hasta los 18 no lo puedo utilizar simplemente lo dejo aparcado, y como me quedo a vivir aquí pues...— antes de que acabe la frase, él me corta y se sienta al lado mía.
—¿Te quedas a vivir?— pregunta.
—Sí, ¿Por qué?— pregunto. Clavo mis ojos en los suyos. Estamos los dos sentados en el sofá, uno al lado del otro.
—No, por nada— aparta la vista. No sé por qué, pero siento como que hay cierta tensión en el ambiente, y esto empieza a ser incómodo.

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