¿Por qué ha estado tan indiferente últimamente con ella? ¿Hizo algo que le desagradara? Porque, ella no recuerda haber dicho algo que lo ofendiera.
—Me gusta este lugar... es muy tranquilo y bonito, ¿no lo crees? —observó al chico de sus sueños sentado frente a ella, parecía lejano y distraído.
Estaban pasando el rato en un pequeño lugar en donde las mesas estaban al aire libre, disfrutando del día, era un lugar sencillo pero perfecto para cualquier ocasión, y el servicio que brindaban era extraordinario.
—Hmn... ¿Qué decías? —Uriel parecía no prestarle mucha atención y eso le provocaba un nudo en el estómago.
—Nada —suspiró tratando de disimular la decepción y el enfado que sentía en ese momento.
Comieron en silencio los pequeños pastelillos que tenían en la mesa, y bebiendo sorbos del jugo para refrescarse. La pequeña brisa que ha estado presente toda la mañana les alborota el cabello, meneándolo en suaves hondas que se esparcen por su cara.
—Gabriella.
— ¿Sí?
— ¿Por qué... te gusto?
Aquella pregunta se le había hecho un poco rara, no era la primera vez que se la hacía, pero el tono de voz con que se la había hecho no le agradaba para nada.
Lo observó por un momento, ambos se estaban viendo a los ojos, evaluándose mutuamente. Suspiró dejando salir todo el aire que estaban reteniendo sus pulmones.
—Me gustas... ¿Por qué? No estoy muy segura, a veces simplemente te gusta alguien sin que haya una razón en concreto —desvió la mirada al panquesito que tenía entre las manos—. Me gusta tu personalidad, tu forma de ser, la manera en que me tratas... tu forma soñadora de ver las cosas —una sonrisa adorno sus labios, sin poder evitarlo—. Me gustas todo tú.
Terminó de decir, aunque omitió el hecho de que le encantaba su voz, sus ojos color cielo, su cabello, que cuando le pasaba los dedos se sentía como la seda, suave y esponjoso. La hermosa sonrisa que le regalaba y el hecho de que se riera de los malos chistes que ella le decía, solo para escuchar su risa, esa que le había fascinado desde la primera vez que la escucho. Pero decirle todo eso... era desnudar demasiado su persona.
Él simplemente sonrió y se quedó en silencio.
—Yo... ¿Qué te gusta de mí? —por alguna razón, temió hacer aquella pregunta.
No respondió, se limitó a observarla. Estaba pensando mucho en su respuesta y eso la preocupo. «Esto es malo». Pensó ella. Bastante le había preocupado ya su actitud y ahora esto la estaba poniendo neurótica.
— ¿Qué es... gustar? —preguntó él, bajando sus ojos a la mesa. Su voz había salido lamentosa, confundida.
«No, no por favor. No me hagas esto».
Ya estaba viendo venir lo peor, y no quería aceptarlo, no quería que la abandonara, no ahora que ha hecho un espacio en su corazón para él.
—Bueno... —tragó saliva sintiendo la dificultad de sus palabras para salir—. Hay muchas maneras de verlo... Tal vez es cuando piensas mucho en esa persona...
Mordió su labio, la verdad no estaba muy segura de que decir y el silencio que le otorgó una vez más no la estaba ayudando.
—Yo... no pienso tanto en ti... —dijo él, aun con la mirada clavada en el delantal de la mesa.
— ¿No te gusto? —ya estaba sintiendo su garganta arder.
—Creo que... no —esta vez la miró a los ojos al decir eso.
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Esvaziando a mente ☕
RandomHabía terminado su Fanfic favorito y ahora parecía que su vida no tenía sentido. Desesperada comenzó a buscar otras historias en Wattpad, una que, pudiera llenar el vacío que su preciado Fanfic había dejado. Siguió bajando en la pantalla de su cel...