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Esperaron al lado de la TARDIS, estaban a salvo.

—¿Así que tú eres el Doctor? ¿Doctor qué?—Inquirió lord Braxton.

—Sólo el Doctor—contestó Olivia, Rose y el Doctor clavaron sus miradas en ella—.El cubo dice su nombre…—explicó, depositándolo entre sus manos.

—Es un mensaje del Escultor, que ocultaba algo más en su interior—explicó.

—¿Le conoces?—preguntó Olivia.

—Sí, claro, le encantaba esculpir estatuas de mármol cuando era estudiante, por eso escogió ese nombre…—contestó el Doctor. Entonces se detuvo y miró el jardín—.

¡Oh, no!

—¿Qué ha pasado con ese capitán? ¿Por qué no viene con nosotros?—quiso saber lord Braxton.

—Está bien—aseguró, ladeando la cabeza.

El Doctor se guardó el cubo en el bolsillo de la chaqueta con disimulo.

Después todos presenciaron como la mayoría de las estatuas volvían a su estado normal, la gente podía moverse.

Lord Braxton suspiró aliviado. Y el Doctor comprendió lo que había sucedido.

Aquella cosa que les perseguía era lo que debía de ser Jack si hubiese seguido siendo mortal, era una versión suya alternativa que vagaba a la deriva por el universo sin destino, era un fantasma interestelar. El otro capitán debió cruzarse en algún momento con el cubo mensajero del Escultor, este conservaba en su interior la esencia destructiva del Señor del Tiempo y ambos elementos se fusionaron creando una criatura escalofriante que necesitaba material para esculpir.

La viajera se estrelló en la Tierra, ya que era el planeta donde más materia prima había para su fin, el otro Jack provocó el accidente de la nave al hacerse fuerte. Aquel ser había decidido torturarles con sus peores recuerdos antes de convertirles en estatuas vivientes, en el caso de Charlotte fue la repentina muerte de su padre de un infarto al corazón cuando jugaba con ella en el parque.

AtrapadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora