Capítulo 6: Mirando por la ventana

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Lucy y yo despertamos a las 9:30 AM, pero decidimos quedarnos acostados un rato más, yo la miraba a los ojos y dentro de mí me hacia una que otra pregunta ¿Cómo una chica tan bella había pasado la noche conmigo? ¿Acaso ella no estaba trabajando en el hotel? ¡Ella se había acostado conmigo sin siquiera saber mi nombre! Esas preguntas daban vueltas en mi mente, pero una simple sonrisa de ella tenía la capacidad de despejar mi mente y dejar de lado todos los problemas que agobiaban mi mente, Lucy sin darse cuenta me daba a entender que los buenos momentos solo hay que disfrutarlos y vivirlos, sin importar la cantidad de problemas que tengamos, esta chica por alguna razón era como la cura mágica a todos mis problemas, era extraño, sentía que la amaba y tan solo la había escuchado decir unas cuantas palabras. Me fascinaban sus frondosos labios.

· -Oye Lucy ¿Quieres hacer algo hoy? –Le pregunte.

· -Pues no lo sé –Se empezaba a poner juguetona- Es mi día libre –Se encogía de hombros y cerraba sus ojos- Quizá no tenga planes –Soltó una pequeña sonrisa y ahí estaba de nuevo esa hermosa sonrisa que me fascinaba- Obvio que quiero hacer algo contigo tontito –Me acaricio la nariz.

· Era como volver a ser joven, sin titubeos, sin condiciones, sin preocuparse por llegar temprano por los niños, sin preocuparme porque un francotirador me volara los sesos o porque una granada me fuera a volar una extremidad o dejar sordo –Dime Lucy ¿Qué quieres hacer?

· -Creo que lo primero sería ir a mi casa y cambiarme.

· Asentí con la cabeza –Ya lo creo, si quieres puedo acompañarte.

· -Claro que si –Dio un suspiro y sonrió- Acompáñame...

Aquella mañana de agosto Lucy y yo nos bañamos juntos en el hotel y recordé que hacía mucho tiempo no hacia eso con Rita incluso mucho antes de que fuera a la guerra, ahora que lo pienso mi relación con Rita desde hacía mucho no iba muy bien, pero yo no sé amar a medias y todo el tiempo que estuvimos juntos la ame con todo mi corazón, quizá por eso no podía ver la realidad que estábamos viviendo, o bueno la realidad que ella estaba viviendo. Al terminar de bañarnos, nos arreglamos y nos fuimos, bajamos las escaleras del hotel tomados de las manos, no me cansare de decirlo, Lucy me hacía sentir joven otra vez, al llegar a la recepción un hombre, que al parecer era el jefe de Lucy le grito -¡Lucy! ¿Dónde demonios estabas? ¡Te estuve buscando toda la noche!- Lucy respondió a su regaño de una manera que realmente me impresiono, pero más que eso me hizo darme cuenta de que Lucy no era cualquier mujer, ella era un mujer fuerte que al parecer no le gustaba que la gobernaran -¿Sabes que Erick? –Lucy estaba muy alterada, le hizo frente como demostrándole que no sentía ningún tipo de miedo por el – ¡Renuncio! No seguiré aguantándome tus regaños, conoces bien el motivo por el que estoy aquí, así que ese tipo de tratos enserio están de más- Lucy se sacó unas llaves del bolsillo y se las lanzo a Erick, me tomo de la mano y me jalo llena de ira, fue bastante reveladora y algo graciosa la escena, pues en cierto modo Erick tenía razón, Lucy estaba trabajando y paso la noche con uno de los huéspedes del hotel, sin duda alguna Lucy era una mujer de espíritu libre que no toleraba el mínimo desaire. Llamamos un taxi, le dio la instrucciones al chofer y sentados en la parte de atrás nos besamos apasionadamente durante todo el camino, parecíamos dos adolescentes probando por primera vez las dulzuras del amor, cuando llegamos ella iba a pagar el taxi, pero por cortesía y caballerosidad no se lo permite, soy un hombre con principios, era yo quien lo tenía que pagar.

Tiendo a fijarme y a pensar mucho en los en los pequeños detalles que no son para nada trascendentales por ejemplo el edificio donde vivía Lucy se llama 5ta Avenida y uno puede llegar a pensar que es porque esa ubicado en la 5ta avenida, pero no es así, está ubicado en la décima avenida ¿Extraño verdad? En realidad, en ese momento lo único que me importaba era pasarla bien con Lucy.

El departamento de Lucy estaba ubicado en el 8vo piso del edificio, ya me daba cuenta porque tenía tan esbeltas piernas, ella empezó a subir las escaleras como una gacela, un típico juego de niños... Para dejarme atrás, pero lo que Lucy no sabía es que los últimos tres años había estado subiendo montañas, laderas, escalando, subiendo escaleras para hacer vigilancia desde lo alto, mi cuerpo estaba adaptado y preparado para este tipo de situaciones, le seguí el paso hasta llegar al 6to piso, ya me había ganado así que prácticamente era inútil continuar, cuando llegue al 8vo piso, ahí estaba ella esperándome con una cara de risa y a la vez de picardía, me tomo por el cuello de la camisa y nos besamos frente a la puerta de su departamento.

· -Ni siquiera sabes mi nombre- Le dije algo alterado por las emociones.

· -No necesito saberlo –Me respondió mientras me seguía besando apasionadamente.

Paramos, abrió la puerta de su departamento y era hermoso, el edificio no era para nada bonito, pero su departamento era como ese lugar tan diferente y especial, por alguna razón me quería quedar allí, me sentí a gusto y tranquilo, los sofás eran parecidos a los del hotel, piel de durazno, blancos, se desvistió enfrente de mí, su cuerpo era una obra maestra, tallada a la perfección por el mejor maestro que es Dios.

Deje de mirarla por un momento ya que me sentí tentado a mirar por la ventana, quería ver Valemba desde el último piso de un edificio en el cual vivía una escultural mujer que con su belleza y encanto me habían hecho amarla en apenas unas horas, la ciudad sin duda alguna es hermosa e íntima, pose mis brazos sobre el borde de la ventana y reflexione.

El amor es tan hermoso, durante los años que pase en la guerra estuve pensando en mi esposa y en mis hijos, los buenos recuerdos y el amor que tenía hacia ellos me hicieron más fuerte, si no hubiera tenido motivos para luchar quizá hubiera quebrantado y estuviese enterrado 3 metros bajo tierra en Europa, pero estoy vivo gracias a la fuerza del amor, también estoy vivo porque la vida me tiene preparada muchas cosas, siempre hay un motivo. La plática que tuve con mi padre en sus últimos momentos me hizo reflexionar, pero siento que no he comprendido totalmente sus palabras, ahí estaba presente el amor de un padre, que me motivo para que siguiera adelante. Luego me reencontré con un amigo de la infancia, ahí estaba una de las más bonitas y complicadas formas de amor que existen "La amistad" que de alguna manera me hizo desahogarme y sentir mejor. Ahora estaba teniendo una aventura con una mujer de la cual no conocía más que su nombre y su fuerte personalidad, eso me hacía sentir joven y optimista una vez más, la vida es bella y yo en ese momento no quería hacer otra cosa más que disfrutarla.

· -¡Ya estoy lista! –Me grito Lucy desde la habitación. 

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