A pesar de haber pasado más de diez años aún recordaba la vez que fue dejada en el orfanato.
Aún era muy pequeña como para poder saber a qué se referían sus padres cuando hablaban, ella solo corría mientras se sujetaba con fuerza de la mano de su madre.
Pero a pesar de solo tener cuatro años, sabía diferenciar sus padres, sabía que la mujer que le tomaba la mano con fuerza era su madre, y el hombre que estaba al frente era su padre. No sabía adónde iban, ni siquiera sabía el nombre de ellos, lo único que ella era capaz de recordar era un color, el azul.
Aún siendo casi una adulta no sabia porque pensaba en ello cuando intentaba recordar ese día. Tal vez era el color de la camisa que llevaba su madre, o los pantalones de su padre, o el vestido que llevaba puesto ese día. Aún era muy pequeña como para darse cuenta que la señora, que dentro de unos años la conocería como Juliette, la distraía mientras que sus padres firmaban los papeles para dejarla en el orfanato.
Chara con dieciséis años sabía que posiblemente sus padres habían visitado ese orfanato antes para dejar todo listo, que era un embarazo no deseado y que quisieron al menos dejarla en un lugar seguro antes de abandonarla.
Tal vez solo fueron tres horas donde la diversión reinaba cuando ella jugaba con los niños, pero en algún momento se cansó y quiso irse.
Chara aún se estremecía al recordar el como lloró, corrió, gritó por todo el lugar en busca de dos adultos que cuando vieron que se distrajo, treinta minutos después se fueron del lugar.
— Chara, ¿estas bien? —levanto la mirada de su tasa para encontrarse con la mirada de Toriel, la mirada de una madre preocupada.
No se había percatado de que se había quedado mirando la tasa con su chocolate caliente mientras tenía un pedazo de pan en la boca que ya estaba masticando, pero se detuvo en el proceso.
Se tragó rápidamente lo que tiena para sonreírle a su madre.
— Tranquila, solo me quede pensando —ella también se relajó al ver cómo Toriel suspiraba aliviada y le sonrió.
Cuando intentaba obligar a su mente a recordar el día que la abandonaron, terminaba mirando al infinito reviviendo sensaciones de ese día.
Termino de comer y subió a su cuarto. Al entrar se encontró con Frisk, que estaba en medio de las dos camas terminando de ponerse unos pantalones.
— ¡Chara! Golpea cuando vayas a entrar. Pensé que era Asriel —Chara solo soltó una risa burlona cerrando la puerta a sus espaldas.
— ¿Y tu por qué te estas cambiando a estas horas? Hasta ahora son las siete —se sentó en su cama, mirando como Frisk se daba media vuelta para quitarse la camisa—. Espera un momento... —Chara se levantó de su cama mirando con sorpresa el brasier de Frisk. Vio como su hermana se encogía mientras se ponía la parte de arriba de su pijama rápidamente—. ¡Tu quédate quieta!
Chara intento detener a Frisk mientras esta intentaba terminar de ponerse su camisa y soltaba negociaciones. Al final se terminó demostrando que Chara era más fuerte que Frisk. Cuando por fin logró tener la camisa en sus manos y levantar la para que Frisk no la alcanzara, a ella solo le quedó taparse tratando de que Chara no viera su pecho semi desnudo.
— Mal-di-ta —Chara solo pudo vocalizar aquello cuando vio el color verde marino oscuro del brasier de Frisk que estaba bordeado con el color negro. Demasiado sexy para ser casual.
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Miradas || Undertale • Sans × Chara ||
FanfictionAveces las relaciones necesitan acciones, mayormente palabras, pero hay momentos específicos donde solo se necesita una mirada para entender al otro. 《 Sans × Chara 》 《Toby Fox creador de personajes》