Danganronpa Ultimated - La Encarnacion de la Desesperación

Capítulo 9 - Cuarto Acto

La lluvia no dejaba de caer torrencialmente, los truenos y los rayos iban y venían mientras yo me encontraba en la cima del ayuntamiento observando una escena que me había dejado completamente helado.

−No lo puedo creer... He matado a Stephanie... −En el suelo, dando la cara al gran ayuntamiento estaba el cuerpo de Stephanie mirando hacia la entrada, el cual había caído desde varios metros, claramente el daño era muy grave, se notaba que había hemorragia por el gran charco de sangre. Que se formaba debajo de ella que estaba siendo esparcido por el agua de la lluvia. ¿Ahora que iba a ser? ¿Sería ejecutado como lo fueron Froze, Sam o Hydre? Estaba horrorizado por esa idea.

Había llegado a la conclusión de que la única manera para poder evitar eso debía ser ganando el juicio escolar, debía evitar que descubriera que yo fui el que asesino a Stephanie.

Empecé a maquinar un plan para poder eliminar todo rastro de pruebas en mi contra, lo primero que debía hacer era eliminar cualquier indicio de que yo fuera el culpable o si quiera cualquier indicio de que yo estuve ahí. Mire alrededor de la cúspide el ayuntamiento donde me encontraba y me di cuenta de que lo que más llamaba la atención era la bandera rasgada junto con la cuerda en la que se encontraba insertada. La desenredé del poste donde estaba y la llevé conmigo en la parte de adentro del ayuntamiento, dejarla en donde se encontraba puede ser muy riesgoso y llevármela conmigo podría delatarme si alguien me llegara a ver, lo mejor es dejarla en un lugar donde podría encontrarse normalmente.

Entré al ayuntamiento y dejé la bandera detrás varios escombros y muebles viejos apilados junto a una tabla de madera, no pude moverlos mucho porque había algo que no me dejaba darle más espacio a la bandera, quizás una tabla o algo. de esta manera nadie se dará cuenta de que esa bandera estaba en el exterior del ayuntamiento, sin embargo igual es bastante extraño ver una bandera rasgada caída en la cúspide el ayuntamiento, aunque de todas maneras hablamos de un edificio en ruinas, supongo que Monokuma no se molestó en quitarla.

La lluvia comenzó a cesar poco a poco, por ende decidí subir nuevamente a la cúspide del ayuntamiento para asegurarme de que no había nada que pudiera incriminarme decidí salir por la puerta trasera para no tener que toparme con el cuerpo de Stephanie, se me caía el mundo al pensar que yo era la causa de la muerte de una de mis amigas, me siento la peor persona del mundo por haber hecho lo que acabo de hacer a pesar de haberlo hecho por accidente, sin embargo el que fuera accidental o no, no eliminaba el hecho de que me acababa de convertir en un asesino...

Sin embargo, a mitad de camino me arrepentí y me devolví, así que regresé a la escena del crimen simplemente para confirmar lo inevitable... Stephanie estaba muerta...

...

Llegué al edificio de los dormitorios lo más sigilosamente posible, no tenía ganas de que nadie me viera entrar y me hiciera preguntas, además de que estaba muy empapado, si me veían así se darían cuenta de que estuve bajo la lluvia por mucho tiempo. Decidí ir hacia mi habitación para secarme lo más rápido que pude y cambiarme la ropa la cual para evitar cualquier improvisto escondí en el fondo de mi cesta de ropa para lavar.

Tomé una toalla, comencé a secarme por todas partes tratando de dejar todo mi cuerpo sin ninguna gota de agua, después de eso me coloqué lo primero que encontré en mi armario y seguí secándome el cabello, lamentablemente secarme tanto el cabello era bastante inútil, la única forma para que se me seque es por medio de un secador o naturalmente y no sé de donde sacaría un secador.

−Mientras nadie me vea así no importa...− Dije mientras tumbaba en mi cama, sin embargo hable muy pronto al decir eso. De repente escuche como alguien tocaba a mi puerta lo cual comenzó a estresarme, quizás debería hacer como si estuviera dormido, sin embargo la persona al otro lado de la puerta insistía mucho tocándola ¿Acaso sería Johanna? No sería capaz de mirarla a la cara luego de lo que acababa de hacer.