Capítulo 10

466 30 2
                                    

No era tan fácil levantar los párpados. Una fuerza invisible parecía empujarlos hacia abajo, pero en algún momento Camila lo consiguió. Por un instante no supo dónde se hallaba. Entonces se acordó. El chalet. La habitación principal que le había cedido a Lauren. La noche anterior, sin embargo, no había habido ninguna diferencia. En algún momento, mucho después de quitarse el sujetador navideño, Lauren la había llevado a la habitación. Luego la había depositado cuidadosamente sobre la cama y habían practicado sexo. Maravilloso, impresionante, sensual sexo.

Ahora ya había pasado todo. La fría luz de la mañana le atravesó los ojos y se preguntó si aquella noche había sido un error o no. No tenía respuesta para aquella pregunta. Sencillamente no lo sabía. Así que se dio la vuelta y miró a Lauren. Aun dormía, su respiración era profunda y regular.

Cuidadosamente, levantó la mano, para acariciar el contorno de su rostro.

Lauren abrió los ojos lentamente y sonrió adormilado.

―Feliz Navidad ―susurró Camila.

―Feliz Navidad. ―Estaba apoyado sobre un brazo y se frotaba los ojos. Entonces, la miró, con una tierna expresión en sus ojos― ¿Has dormido bien?

― Sí. Tal vez poco, pero eso no importa.

―Esta noche ha sido maravillosa ―dijo Lauren. Una cálida sensación la embargó y la envolvió como si fuera una manta calentita.

―Sí, ha sido maravillosa. Todavía está nevando ―dijo ella, tratando de encontrar otro tema antes de hacer el ridículo y terminar pronunciando palabras tales como "amor". Porque ese era el problema. Se estaba enamorando de Lauren. De la mujer que no quería otra cosa que sexo sin compromiso y que, a pesar de todo, era tan cariñosa y estaba tan atenta a su bienestar que le dolía solo de pensarlo. Lauren desvío la mirada de ella hacia la ventana.

―Parece que tendremos que pasar juntos las fiestas ―dijo.

― ¿Te parece bien?

―No puedo pensar en nada más hermoso que en pasar la Navidad contigo.

―Es la cosa más bonita que me has dicho hasta ahora.

― ¿Estás segura? Recuerdo haberte colmado de cumplidos esta noche.―Alargó la mano y le acarició la cara. Sus dedos se deslizaron sobre su piel, bajando del rostro al cuello y de allí a sus pechos. Aquel roce le provocó un hormigueó que se extendió a su vientre

― Todos eran ciertos ―dijo en voz baja.― ¿Lo eran?

―Sí. ― Lauren se inclinó sobre ella y la besó. Su mano se deslizó más abajo, hasta su ombligo. Allí lo detuvo Camila, poniendo sus dedos encima de los de Lauren.

― ¿Qué tal si primero nos duchamos?

El baño estaba cubierto de una espesa bruma cuando salieron de la ducha. Camila se envolvió en un albornoz. Su cuerpo brillaba literalmente, y eso no a causa del agua caliente, sino por lo que Lauren le había hecho en la ducha.

Lauren se colocó a su lado, la atrajo hacia así y la besó en la boca.

―No me canso de ti ―murmuró.

―Qué pena. ―Ella le sonrió descaradamente― Tengo mucha hambre.

―De mí, espero ―dijo, aun con aquella voz grave que dejaba traslucir su deseo.

―También. Pero primero necesito otra cosa.

― ¡Mujeres! ― Lauren suspiró y dio un paso atrás― Nunca sacian su apetito.

Tormentas y amor en Navidad - Adaptación CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora