Salí de aquel negocio de comida, la lluvia había pasado. Era de noche, apróximadamente las 10:36 pm.
—Mandar a alguien a la mierda, no es digno de una princesa. —dijeron a mis espaldas. ¿Era real? Me había seguido. Esto era jodidamente hermoso. Calma tus nervios (tn), haste la difícil. Eso decía mi mente.
—Vale, tú lo has dicho. "No es digno de una princesa", yo no soy una princesa. —dije mientras me giraba para verlo. Aquel chico ruloso sonrío de medio lado. Acomodó su melena y entre abrió sus labios rosados.
—Tal vez no tengas un título de princesa, pero para mí lo eres. —susurró... apenas lo pude escuchar. —Ven, vamos a disfrutar de la noche. Te dije que quería levantar tu ánimo, no bajarlo y que te enojaras. ¿Aceptas?
Entre cerré mis ojos y lo miré, me eché a reír. Pasé mi mano derecha por mi siene. En verdad, me hacía sentir bien.
—Dale, vamos. ¡Pero! Yo ahora digo a donde vamos. ¿Entendido? —dije poniendo mi mano en la cintura. —Vamos a ver que tal bailas al ritmo latino.
—¡Entendido! —dijo riendo. —Sube a mi auto, majestad.
Eleanor Calder.
—¿Me estás invitando a salir? —pregunté realmente emocionada. Nadie en estos 2 años lo había hecho. Digo, tengo una pésima suerte para esas cosas del amor. Mi último ex novio me cambió por mi prima.
—Sí, tontita. Te estoy invitando. —dijo mientras posaba su mano derecha en mi mejilla izquierda.
—Lo pensaré. —dije haciéndome la difícil. —Pero por ser un chico de ojos bonitos, acepto.
Harry Styles.
Entramos a un antro. El lugar lleno de música contagiosa, luces verdes, rojas, todos los colores atractivos. Personas de mi edad bailando a un ritmo candente.
—¿Te gusta? —preguntó (tn). La miré sorprendido, era maravilloso este lugar y estar con ella, era magnifico. Ni siquiera necesitaba "arreglarse" para verse realmente hermosa. —No me digas que no. Si quieres nos vamos.
—Esto es maravilloso. Quedémonos aquí. —dije. Avanzamos hasta la barra. Ella pidió unos cuantos tequilas, wow. Una verdadera mexicana.
—Aquí está el tuyo. —me dijo mientras me daba mi vaso con tequila.
—Gracias. ¿Cómo dicen ustedes? ¡Salud! —grité.
Horas después...
—Sólo déjate llevar, nena. —dije mientras repartía besos por su cuello. Llegamos hasta aquella cama del hotel.
—Es mi primera vez, Harry.