Capítulo 3: Luna de Mewni

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Star:
—¡¿Quién eres tú?!— Dijo al vacío, viendo una borrosa silueta femenina.

"¿Quién soy? Sólo he venido a llevarme lo que pertenece a mi dimensión" 

Star:
—¿De qué rayos hablas? ¿Eres tú quién molesta a mi hija?— Expresó, sintiendo una enorme confusión.

Aquella silueta se desvaneció sin decir más. El jardín tomó un aspecto oscuro y nublado. Comenzaba a sentirse el frío, mientras las hojas de los árboles caían como en otoño. 

"Tú no perteneces aquí".
"Tú eres una mentira".
"Esta dimensión no es tuya".

Las voces se escuchaban con eco, el sonido de los susurros eran intensos y penetrantes. Casi imposible de ignorarlos.

Star:
—¡Marcooooooooo!— Gritó con desesperación, cubriéndose los oídos y ojos.

"Tú no perteneces aquí..."
"Yo soy la Luna de Mewni".

Las imágenes del jardín, comenzaron a dar vueltas, creando un efecto visual, distorsionado.

Marco escuchó los gritos desesperados de aquella rubia. Después de dormir a Orion, bajó por la escaleraas, entre prisas y torpezas. Cuando llegó, miró que la rubia estaba en el suelo, inconsciente; el jardín se miraba exactamente igual de bonito. Como si todo hubiese sido un mal sueño.

Marco:
—Star!— Se inclinó para tomarla en sus brazos; llevándola a la habitación real. 

Cuando la acostó en la cama, deslizó su dedo índice por el rostro de aquella hermosa reina. Ella aún no despertaba, estaba tan conmocionada por las ilusiones, que su cuerpo se debilitó al instante. Unos minutos más tarde, sus ojos se abrieron lentamente, dando vista al cielo en su mirada.

Star:
—¿Marco?— Preguntó adormilada.

Marco:
—Star!— La miró fijamente, esperando una explicación de lo sucedido.

Star:
—Lo recuerdo todo...— Dijo con una voz tenue y preocupada.

Marco:
—¿Qué sucede, Star? ¿Qué recuerdas?— Tomó las manos de la rubia, mirándola fijamente, con seriedad en su rostro. 

Star:
—Esta dimensión es una farsa. Nuestros hijos  reclaman sus vidas. Somos unos monstruos, y no merecemos...

Marco:
—Star, ¿qué estás diciendo?— Sabía lo que rubia trataba de decir, pero esperaba una respuesta clara. 

Star:
—¿Por qué fuiste el único que supo todo desde un principio? Janna parece no recordar nada, Tom tampoco. Yo acabo de retroceder en el tiempo, por causa de fantasmas del pasado que buscan venganza... ¿Sabes de lo que hablo? Tuvimos hijos antes que Orion. Malezas que nos traicionaron e intentaron apoderarse de todo, pero extrañamente ahora estamos aquí, como si nada de eso hubiera sucedido.  Luna y Iron, ¿recuerdas esos nombres? — Dijo, consternada.

Marco:
—No los recuerdo. Quizás tuviste un mal sueño de todo eso. Míranos, esta es la realidad, ellos nunca existieron, y no quiero vivir mis días, pensando en lo que habría sido si...

Star:
—Si hubiéramos sido unos buenos padres. ¿Cierto?— Suspiró profundamente, soltando las manos de aquel castaño. —No tienes por qué negarlos, no intentes protegerme de la verdad. Recordé todo; desde haber estado casada con Tom, hasta... Haber sido asesinada por las manos de mi propio hijo. Sé que el tiempo retrocedió, o al menos eso nos hizo creer Hekapoo, pero... ¿Si no fuese así? ¿Si solo somos invasores de una dimensión que no nos pertenece?

Marco:
—¿Luna te dijo eso?— Mencionó, cabizbajo. —Star, prometí ser feliz. Prometí darme una segunda oportunidad para arreglar las cosas. Quiero pretender que nada de eso sucedió, para proteger a Orion. Ella es nuestro ahora, es nuestra hija, y no quiero que fantasmas del pasado, intenten hacerle daño. Esos monstruos nunca debieron existir, las cosas son mejores sin ellos. 

Star:
—¡¿Cómo puedes expresarte de esa manera?! Estuve con Luna, quince años de su vida. La cuidé, la aparté del egocentrismo de Tom. Y Iron... Estuve con él sólo cinco años, pero aprendí mucho sobre sus sentimientos. El problema fue que ellos se contaminaron de odio, ¡todo fue culpa de Eclipsa!— La rubia comenzó a exaltar, levantando la voz, casi generando una pelea. 

Marco:
—¡Ellos no existen en esta realidad! No hables como si hubieras llevado una segunda vida. Ellos ya no están, tómalo como una reencarnación. Nuestra hija es Orion. Y si piensas que todo fue culpa de Eclipsa, recuerda que nuestros adorables hijos la asesinaron sin problema alguno— Devolvió la tonada, entre sarcasmo y gritos. 

Star:
—¡Me estás gritando! Y no voy a permitir que me hables de esa...

Una pequeña niña se asomó por la puerta, mirando con un rostro extrañado y asustado. 

Orion:
—¿Mami y papi están peleando?— Habló con una voz temerosa. Estaba sorprendida, ya que sus padres jamás habían peleado. 

Star:
—No, cariño mío. Estábamos actuando...— Dijo lo primero que llegó a su mente. —Tu padre tiene que aprender el guión de un idiota, y yo el de la esposa que lo hace entrar en razón.  

Orion:
—Mami dijo "idiota"— Comenzó a reír por aquella palabra. 

Marco:
—Gracias, Star. Le enseñas malas palabras a nuestra hija— La miró severamente.

Star:
—Oh, vaya. Disculpe señor perfecto, no todos tenemos la delicadeza como usted. ¡Tonto seguridad!— Levantó el tono de voz, mirándole con un grave enojo.

Orion:
—¿Ahora mami es la que actúa como idiota?— Preguntó con inocencia. 

Marco:
—Sí, eso es justamente lo que está haciendo. Vamos, Orion...— La cargó en sus brazos, ignorando por completo a la rubia. 

El castaño salió de la habitación junto con su hija, dejando que Star hiciera todas las rabietas posibles para desahogarse. 

Orion:
—Papá, ¿por qué mamá estaba tan molesta?— Dijo, aún preocupada. 

Marco:
—Ella no estaba molesta, te dijimos que era una actuación, pero hablemos de otro tema. Por cierto, no vuelvas a decir "idiota", esa es una mala palabra, y no es vocabulario para una princesa...

Orion:
—Luna me dijo que una princesa no merece ser negada por sus padres— Miró fijamente a los ojos a su padre. 

Marco:
—¿Qué? ¿Quién es Luna, cariño?— Estaba tan nervioso, que esperaba una respuesta tonta.

Orion:
—La chica que siempre va a jugar conmigo. ¡Siempre la veo!— Sonrió ampliamente. —A veces me dice "hija", y otras veces "traidora". ¿Qué es un traidor, papá?

Marco:
—¿Por eso llamaste 'Luna' a tu muñeca?— Su rostro se tornó asustadizo. No podía creer lo que sucedía, sintiendo el terror correr por sus venas. 

Orion:
—Sí. Me dijo que mis siguientes hermanitos, serán mellizos. ¿No es genial, papá? ¿Puedo tener hermanitos ahora?— Miró con un enorme brillo en sus ojos celestes. 

Por el contrario, Marco estaba petrificado. Su voz se escondió en lo más recóndito de su cuerpo. Las palabras no salieron.

Para salvar el momento, un portal se cruzó en frente de aquellos dos. De esta misteriosa transportación, salió Hekapoo.

Hekapoo:
—Marco, tenemos que hablar...— Sentenció.

Parte II: Tú Eres Mi Pequeña Constelación [STARCO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora