Capítulo 2: Susurros

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"Quisiera saber qué está pasando conmigo... Toda mi vida he soñado con personas que ni siquiera conozco o he visto. Esa luz que me guía hacia otra dimensión, argumentando un cuento destructivo".

Es desastroso pero cierto. Ningún mal puede morir para siempre; la felicidad jamás será eterna. El odio va a rondar por todas partes, mientras un grito de desesperanza clava las uñas en los oídos.

Los mejores días de aquella pequeña, fueron en un enorme palacio; lleno de lujos, espacios bastos, atención y amor. Ella lo tenía todo; padres que la amaban, y un mejor amigo que la entendía a la perfección. 

Pero todo lugar rosa, debe mancharse de pasta negra. Toda hermosa flor, tiene que marchitarse por culpa del sucio tiempo.

Orion continuaba en sus tres años; una edad en la que  experimenta con todo lo que le rodeaban. Y como siempre, aquella pequeña indagaba en el jardín, esperando la llegada de su mejor y único amigo.

Orion:
—Amumu, ¿cuándo volverás?— Suspiró, sosteniendo su  marchita margarita. 

Se escucharon unos pequeños pasos pisar el césped del enorme santuario orgánico. Era él, su mejor amigo estaba de vuelta, tal y como se lo prometió. 

Amon:
—Lo que te hace valer como demonio es la palabra. No entiendo qué significa, pero eso dice papá— Miró, sintiéndose levemente confundido.

Aquella castaña tomó carrera para abrazarlo fuertemente. Sonriendo de oreja a oreja, nuevamente devolviendo sus ánimos 

Orion:
—¡Papá me quitó a Luna!— Se quejó sin soltarlo.

Amon:
—¿Hiciste rabietas o pucheros?— Preguntó.

Orion:
—No, nada de eso. Se enojó porque la llamé Luna— Inclinó la mirada, terminando el abrazo. —Era mi muñeca favorita...

Amon:
—Oriri, olvidemos lo de tu muñeca por un momento. Quiero decirte algo...— La tomó de ambas manos, mirándola fijamente a los ojos. Estaba tan triste y nervioso, que no podía expresar sus palabras.

Orion:
—¡¿Tienes una nueva mejor amiga?!— Casi desmaya al suponer. 

Ambos pequeños generaron una escena adorable y tierna, para quienes se tomaran el tiempo de observar por la ventana. 

Amon:
—Ya no podré venir tan seguido como me lo pidas... Son dos razones; cuando estoy contigo me siento raro, mamá dice que eres mi amor de infancia, pero eso no pasará porque somos mejores amigos, ¿verdad?— Expresaba inseguridad y un poco de confusión.

Orion:
—¿Eso es malo? Yo soy feliz siendo tu mejor amiga. Aunque tal vez estás enamorado de mí y yo de ti, ¡podemos casarnos!— Lo soltó de las manos, brincando con alegría.

Amon:
—Mamá dice que sólo los adultos se casan. ¿Qué sigue después de amigos?— La miró, pareciendo pensativo.

Orion:
—Novios, Amumu, no seas tonto. Entonces, ¿eso quieres que seamos?— Dijo, de una forma inocente, sin prejuicios ni maldad. 

Amon:
—¡Sí!, pero ahora que serás mi novia, no podré verte tan seguido.... Creo que será diferente, Oriri— Mencionó, con el rostro cabizbajo.

Orion:
—¿Te castigaron?— Se perturbó, adelantándose a los hechos. 

Amon:
—Tendré...eso que llaman un hermanito. Ayer mamá gritó de felicidad, y me dijo algo como... "La semillita funcionó"— No entendía ni una sola palabra de lo que significaba, estaba confundido, pero sabía lo esencial.

Parte II: Tú Eres Mi Pequeña Constelación [STARCO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora