Capítulo 4: Paranormal

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Hekapoo:
—Marco, tenemos que hablar...— Sentenció aquella pelirroja.

Marco:
—No te ofendas, pero eres la última con la que deseo hablar en este momento. No estoy pasando por una buena etapa— Suspiró profundamente. 

Hekapoo:
—Es sobre los mellizos, tú sabrás si no quieres hablar al respecto...— Le dio la espalda, esperando una repuesta. 

Marco:
—Ya no sé si quiero volver a escuchar sus nombres. Todo este asunto me tiene consternado; las memorias de Star volvieron; y Orion me dice cosas extrañas...— La tomó del brazo, esperando a que la pelirroja se diera la vuelta.—Ayúdame, necesito saber que todo va a estar bien.

Hekapoo:
—¡Entiende que no se trata sólo de ti! La pequeña Orion está asustada porque su madre de una dimensión rota, busca venganza. Algún día tu pequeño retoño crecerá, y, ¿qué es lo que harás, rey?— Le miró de una forma retadora, estaba cansada del pesimismo de aquel.

Marco:
—Orion es mi hija... ¡No permitiré que digas lo contrario! Ella es producto del amor que le tengo a Star, su madre, la única. 

Aquella pequeña castaña que se encontraba en medio de la discusión, no entendía ni una sola palabra de lo dicho por los adultos. Estaba confundida, y comenzaba a tener sueño.

Orion:
—Papá, ¿podemos ir a dormir?— Bostezó profundamente. 

Marco:
—Había olvidado que estabas aquí, pequeña— Tomó a la niña en sus brazos, evitando la mirada de aquella pelirroja enfadada. 

Hekapoo:
—Si continúas fingiendo que todo está bien, jugando a la "familia perfecta", las cosas se derrumbarán rápidamente— Con sólo chasquear, abrió un portal hacia una dimensión extraña. Miró por última vez a aquel castaño. —Vas a arrepentirte, Marco Díaz— Dijo en un susurro audible, para después cruzar la línea trazada; desapareciendo al instante.

Marco:
—No es verdad...— Se aferró a su pequeña hija, mirando con cierto miedo hacia la nada.

Orion:
—¡Papá! ¡Tengo sueño!— Comenzó a hacer pucheros leves, estando cansada. 

Marco se dirigió con la pequeña castaña en sus brazos; la llevó a la habitación, donde predominaban los juguetes en el suelo, un desastre total con el orden de aquella recámara real. Entre suspiros por parte de la niña, el castaño la colocó en la cama, acomonando la cabeza suavemente sobre la almohada. 

Marco:
—¿Quieres que te lea un cuento?— Dijo, con una sonrisa forzada, sin sacar de su mente todo aquello que la pelirroja mencionó. 

Orion:
—Quiero un cuento nuevo, uno donde me digas... ¿Cómo seré cuando tenga catorce años? Mamá y tú mencionan mucho esa edad...— Miró, con una gran ilusión en sus pupilas brillantes. 

Marco:
—Bien... Serás algo como tu madre, con un toque racional... Espero que no seas impulsiva porque...

Orion:
—No entiendo tus palabras— Mencionó, mirando seriamente al castaño. 

Marco:
—Serás muy feliz... Te lo prometo, pequeña mía— Sonrió levemente a la niña, dejándole un beso en la frente. —Sólo espero que siempre mantengas esa inocencia de niña...— Suspiró. —Creo que eso sonó raro, no es como si...— Entre tanta palabrería inútil, la pequeña Orion se quedó dormida.


El castaño deslizó su mano por la mejilla de su hija, mirando con ternura lo pequeña y frágil que se miraba. Salió de la habitación sigilosamente, y cerró la puerta con cuidado. Entre tanto pensar y caminar por los pasillos, se cruzó con Star, quién se miraba con cierta tristeza en su rostro; sus párpados caídos, con el azul celeste apagado.

Parte II: Tú Eres Mi Pequeña Constelación [STARCO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora