Carcomas || Frida

44 1 0
                                    


Me están comiendo por dentro como carcomas.

Pululan en el interior de mí como si tuvieran derecho a matarme.

Preferí el amargo dolor de las palabras

a ver cómo me sonreían mientas me apuñalaban.

Los dejo entrar y dejo que me maten.

Entonces vuelvo a empezar

vuelvo a arañarme, a sangrar, a intoxicarme

de mí misma

conmigo misma.

Abro la boca y no siento la humedad de mi lengua

no trago porque ya no puedo tragar más.

Sé que nunca pertenecí a nadie porque no soy nada

porque solo soy de mi misma

queriendo que cada uno se mire como algún día me miré yo.

Cada vez me cuesta respirar más,

me concentro en eso que me da la vida

y entiendo que necesito un respiro.

Me siento en una silla

aunque no siento que esté sentada

Tampoco noto las plantas de mis pies.

Dejad de comedme, intento gritar.

¡Dejad de comerme!

Me tapé los ojos con tinta,

pero siempre aparece alguien y me destapa el pastel.

¿Por qué han decidido venir a por mí?

¿Acaso no he sido lo suficientemente buena?

Pero ya no puedo hablar, sólo gritos ahogados

mientras intento no ahogarme por falta de aire.

Quiero tocarme para sentir que estoy viva:

me toco los brazos, la barriga...

pero no siento nada

y sé que estoy vacía.

Me comen por dentro como carcomas.

Como carcomas...

Me tapé los ojos con tinta

no siento mis venas,

me cuesta respirar,

mi corazón va a mil,

me están comiendo.

Alguien ve cómo sudo

mientras la ansiedad se apodera de mí.

No sé construir sin destruirme.

Me están comiendo.

Alguien ve cómo sudo

mientras la ansiedad se apodera de mí.

Las carcomas se han comido mi razón.

Me siento ahogada,

no respiro bien,

tampoco puedo pensar

y necesito verme en los demás.

Encontrarme en cuerpos ajenos,

en esos cuerpos donde dejé mi alma

y no supieron corresponderme

y aún así solo encuentro un pequeño soplo de lo que pude llegar a ser.

Me llamaba intentando atraerme hacia mí,

pero solo me contestaba un eco. A lo lejos

casi imperceptible a mi fino oído

me sigo llamando porque sé que siempre estuve ahí

¡que siempre estuve ahí!

Pero ya no queda nada, no hay nada.

Luego comprendí que ellos nunca me conocieron

por eso no podía verme

Que nunca supe quien era, quién soy

No sé. Quizá no soy nada y por eso no puedo

proyectarme.

No se puede proyectar el vacío.

Quizás solo sea ininteligible incluso para mí misma. 


PoesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora