Luchar contra tu mente es lo más difícil. Esta te grita. Te golpea. Te odia. Y tú solo puedes estar ahí sufriendo, pidiendo ayuda, pero nadie te escucha porque no tienes el valor de provocar algún sonido y dentro de ti sabes que aunque lo hicieras nadie acudiría a ayudarte porque, ¿a quien le interesan tus problemas? A nadie le importa si hay algo que te causa insomnio, te duele o te hace querer morirte.
Así que sigues sonriendo.
