Capitulo I

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¿Por qué hoy? ¿ Por qué ahora? Hacía tiempo que no pasaba una noche en vela por tales emociones, hacía tiempo que no despertaba pensando en que lo iba a ver al día siguiente, hacía tiempo que no me sentía así de viva.

A la mañana, tras una larga noche, larguísima mejor dicho; con sentimientos que envolvían todo mi ser desde la cabeza hasta los pies, desde el corazón hasta mi alma; desperté pensando en él, en lo que pasaría nada más verlo, en ese abrazo lleno de consolación y de ternura en el cual ambos nos diríamos: no pasa nada estoy aquí. Le doy los buenos días y comienzo a desayunar y a hablar con mi madre pero me es imposible poder comer más de un bocado pues estoy llena, mi estómago estaba lleno de una angustia pero no era mala sino buena era algo agradable, ¿tal vez pueda llamarse felicidad plena?, ¿las mariposas en el estómago?, no lo sé. Mi madre hoy rebosaba felicidad a pesar de sus dolores. Yo ya había terminado de arreglarme y me despedí de ella.

Según tomé el ascensor mi corazón se aceleraba, cuando comencé a avanzar mi corazón palpitaba más intensamente, tomé aire, abroché el abrigo y abrí la puerta para dirigirme a nuestro punto de quedada.

Y aquí me encuentro, los sentimientos revoloteando, pensando en lo que puede acontecer y esperando a ¿ mi niño de nuevo?
Allí llega en su nuevo coche, antes de entrar al coche contengo la respiración y luego respiro hondamente y seguidamente entro. Me siento y me acomodo y no se me ocurre otra cosa que hablarle del coche en vez de darle el abrazo que tanto deseaba, me quedo en blanco, no se como actuar, le miro y ya no me resisto más, cojo y le abrazo fuertemente y ya mi respiración se calma, es como si nada me faltara, como si los problemas desaparecieran y empiezo a darles muchos besitos y luego ya partimos. Decido enseñarle mi coche, lo cual aparca próximo a este.
Antes de entrar en mi coche mientras se fumaba su típico cigarro a pesar de que antes no me gustaba, ya me he acostumbrado a verle y en verdad me encanta cuando su boca sabe al tabaco seco. Aún no le había dado ni un beso pero prefería esperar al momento indicado por el momento solo le dije ven aquí y se quedó abrazado a mi, no le quería soltar, solo quería tenerlo entre mis brazos y yo estar entre los suyos era tan agradable sentir ese calor y su ternura. Ojalá ese momento fuera eterno.
Después en mi coche el me abre su corazón, confía en mí contándome muchas cosas y ahí le acarició el se acurruca en mi pecho y con una mano le acaricie uno de sus brazos que tanto añoraba y otra la paseo suavemente por su cabello. En ese instante me sentía plena y feliz, ya no sentía ese alboroto de nervios sino que sentía paz y segura de todo y en todos los sentidos.
Le invite a subir a mi casa para poder estar más cómodos. Y...

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