Capítulo II

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3 años antes...

Hoy, es un día muy caluroso, me paso la vida en la piscina de mi casa, leyendo una historia, que tiene una protagonista intrépida, valiente y fuerte se llama Kate, me encantaría ser como ella...

Pero yo no soy Katel, yo soy Cristal, una muchacha normal y corriente, que por cierto de estar al sol tanto rato, me estoy asando de calor. Decido ir a tomar un baño, me acerco a la ducha, presiono el botón y comienza a salir el agua. Me adentro en ese chorro, las gotas recorren mi piel con delicadeza, a la vez, me refrescan, eliminando todo el calor que poseía mi cuerpo anteriormente. Acto seguido tomo la escalera y comienzo a bajar los escalones, nada más introducir un pie se me erizan los pelos, el agua está helada, poco a poco, voy bajando. Cuando el agua cubre hasta mi cintura, del frío, parece que me corta en dos, así que no me lo pienso más y me sumerjo de golpe, buceo un poco antes de sacar la cabeza a la superficie, me encanta sentir como mi cabello ondea suavemente con el agua mientras nado sumergida.

Al salir observo mi telefono, tengo un mensaje de una amiga, ella se llama Rebeca. Es una chica de Badajoz, un tanto solitaria, tiene pocos amigos, yo una de ellos, pero, en verdad, mientras la amistad sea verdadera es igual. El caso, en el mensaje ponía que iba a pasar sus vacaciones en Cáceres y que esta tarde iba a salir al parque del príncipe con su mejor amiga, Loren, y otro muchacho, claramente, me dijo que me reuniera con ellos, yo acepte la invitación.

A la tarde me puse una camiseta de tirantas, un tanto escotada y un vaquero largo aunque hiciera mucho calor, básicamente por vergüenza, no considero mi cuerpo bonito, así que, tenía una serie de complejos. Y emprendí el camino, cuando llegué me encuentro sentada a mis amigas y al muchacho sentado en la hierba. Dios mío, de repente mis ojos se abren como platos, no puedo para de fijarme en él.

Al parecer se llama Dawson, hasta su nombre es bonito. Él era alto, con los músculos definidos, me podía perder fácilmente entre esos brazos fornidos, estaría encantada de recorre su inmensa espalda con mis uñas, disfrutaría al máximo del olor de su cabello, y mientras, enredar mis dedos en su cabello oscuro. Su piel era morena y no porque fuera verano, sus ojos de un marrón claro, en los que te podrías quedar pegada a ellos, como si fuera miel. De repente me doy cuenta de que me he quedado fijada en él, mis mejillas se vuelven de un color rosado. Rebeca me indica que me siente y acto seguido lo hago sin volver a mirarle. Según pasa la tarde hablamos de varios temas, música, libros, cosas que hacer en verano...

Y TATUAJES, genial, yo miedica a las agujas y a pesar de ello se que quiero hacerme varios. Es más, que un tío lleve tatuajes me pone más que nada. Rebeca tenía uno en común con Loren y Dawson, como no, tenía tatuajes y nos enseñó los que él se había hecho. Uno en cada gemelo que eran dos frases, la verdad, yo las considere de una persona realmente fuerte, en su pierna derecha llevaba la frase "no pain no gain" y en la izquierda " ningún camino de rosas conduce la gloria". Con esas dos frases ya me enseño parte de su personalidad, era un muchacho que se atrevía con todo y difícilmente algo le haría caer. Y luego me enseñó otro tatuaje, en su muñeca derecha, la clave de sol y la de fa formando un corazón y debajo como los botones de reproducción de un mp3. Me contó que él adoraba la música que era parte de él y de su vida, yo le dije que a mi me pasaba igual si no fuera por la música, yo sé que no hubiera superado varias situaciones pasadas...

Aquella tarde al igual que fué relajada, también fué intensa... Las miradas entre nosotros creaban una conexión inmensa, cuando yo miraba, él apartaba la mirada, y cuando él miraba, yo apartaba la mía, parecía que nos estábamos devorando sin llegar a probarnos.

Durante el camino a casa solo podía pensar en lo que había sucedido y en las ganas tan horribles que tenía de besarlo y de ... ¡Cristal por dios!

Tenía que conseguir volver a verlo y hablar con él mi cuerpo y mi alma lo pedían a gritos. Pero ¿cómo?, no me atreví a pedirle el número aquella tarde.

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