Capitulo 8 Recorrido gatuno

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—voy tarde!- desde muy temprano el Matsuno menor apurado corría de aquí y allá por el departamento, buscando sus cosas, alistando su uniforme y terminando de preparar el desayuno para ambos, el de Osomatsu como siempre estaba ya listo y bien empacado en un trapo decorado con los símbolos característicos de la familia en un fondo rojo, a el suyo solo le faltaba ponerlo con su trapo favorito, uno con un tono muy llamativo azul, con el mismo símbolo de la familia bordado en lentejuela, el mismo se jactaba de haberlo hecho a mano, ya estaba ansioso por volver después de tenerse que haber quedado obligadamente tres días en cama por las insistencias de Osomatsu... Y el médico, por fin la fiebre lo había dejado descansar de ella, alegrandose de que su martirio terminara, el no poder ir a la escuela lo desesperaba, no quería descuidar a sus nuevos amigos por miedo a perderlos... Aunque dentro suyo aún temiera un poco del hacer amigos de nuevo, viejos recuerdos regresaban a su cabeza, era realmente desagradable de recordar.

"Si no hubiera sido por Osomatsu-nisan....."

Su semblante cambio a uno triste, el frío volvía a estar presente en su cuerpo cuando esté se interrumpió de golpe gracias a uno de los ronquidos de su hermano, lo había regresado a la realidad, era su primer día después de sus vacaciones forzadas, ya estaba retrasado por 10 minutos y si no salía corriendo ya, el tren se iba a ir sin él, no era momento de recordar tristezas -osomatsu-nissan! Ya levántate, vas a llegar tarde al trabajo!- que su hermano fuera un flojo despreocupado no le ayudaba en nada ahora.

Esos días había intentado asemejar a que nada había pasado, convenciendose a si mismo que esa noche solo había dormido con la mente en negro, aunque ese sentimiento de calor placentero le recorría todo el cuerpo de solo recordar aquella escena, esas fuertes manos sosteniendolo, acariciandolo y apretandolo con firmeza, aquellas llemas presionando con fuerza en lugares extraños, delicadamente recorriendo su figura con maestría, hasta en su boca tenía el calor de ese último beso aún presente, inconscientemente había llevado sus mismos dedos a sus labios, después de aquel día cada vez que lo recordaba hacìa ese gesto.

—tanto me estás apurando y te quedas ahí sin hacer nada- después de un largo bostezo el mayor recargaba su cabeza sobre la del más pequeño, rodeando su delgado cuerpo entre sus brazos, aspirando del olor a menta tan característico de él, tiñendo de rojo las suaves mejillas de nuevo.

—s-solo vete al trabajo!- avergonzado se soltó del agarre torpe a causa de estar aun medio dormido, tomando su maletín para ir camino a la puerta, aunque lo intentará no podía esconder su avergonzado ser -deje tu desayuno en la mesa, date un baño y ve con cuidado al trabajo brother- desviando la mirada cerro la puerta tras suyo para salir corriendo, se fue tan apurado que olvidó su propio desayuno al lado del de su hermano.

—Oi! ya ni un ni-san!- lo admitía eso último le dolió un poco, odiaba cuando usaba ese inglés mal pronunciado, pero no podía quitar esa sonrisa de satisfacciòn de sus labios al ver como su manzana de la discordia había hecho el efecto, comerla es adictivo, ya estaba ansioso por volver a morderla, vio con fortuna como el almuerzo de su hermanito se había quedado en casa, era la excusa perfecta para ir a su escuela, perfecta para conocer a la escoria que rondaba tan cerca de su ángel, aunque... -agg demonios..- hoy entraba temprano, aún tenía que recoger escombros del incendio de ayer, saldría hasta la tarde por haber faltado tres días y no tendría descanso hasta la siguiente semana... Le había salido caro el calmar su hambre -al carajo..- suspirando en modo automático se dirigió a obedecer las últimas órdenes del más pequeño, quitándose la ropa para darse una ducha. Para cuando el agua comenzò a recorrer su musculatura su mente ya estaba ideando la forma de llegar a tiempo, claro que iría a verle, salía por las 4:00 de su taller, a esa hora ya estaría fuera si le pedía a uno de sus compañeros que lo cubrieran -mmm si le digo a Iyami que es por Karamatsu a lo mejor.... aunque si Osoko se entera me castrará al instante...- siempre el mismo problema - porque una mujer tan sexy tiene que ser el demonio encarnado...- anteriormente eran camaradas, pero desde que la habìan subido de puesto a supervisora de obra se habìa vuelto una bruja perfeccionista, era un dolor de cabeza escuchar los regaños de la señorita perfecciòn -Que mujer tan neuròtica...- 

Enfermizo amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora