Después de que su amado y molesto hermanito menor se fuera del hogar se dejó caer de nuevo a los brazos de Morfeo por el resto de la mañana, ese día las ganas de ir al pachinko o de hacer cualquier actividad habían desaparecido por el cansancio en su cuerpo tanto como en su mente que le impedían levantarse de aquel cómodo lugar, la causa había sido todo el trabajo que había tenido que hacer el día anterior, le habían arrebatado por completo toda su energía. Una presa se había desbordado a las afueras de la cuidad, como era de esperarse había sido un completo desastre, todo el domingo se la había pasado recogiendo cadáveres de desafortunados o buscando gente viva entre los escombros, algunos eran fáciles de encontrar por sus gritos, en otros casos los perros de rescate habían sido de ayuda, era sorprendente todo el daño que el agua podía provocar, mentiría si dijera que no se le rompió el corazón al escuchar los llantos de los pequeños suplicando por una madre o un padre que jamás volvería... Ha pesar de que su cuerpo descansaba en paz entre las frías paredes del cuarto, acobijado por las cálidas sábanas y descansado sobre una suave almohada, su mente no paraba de reproducir aquellas imágenes de pesadilla, distorsionandolas hasta que los cuerpo sin vida se convertían en entes putrefactos irreconocibles a su forma original, sus ojos caídos, carentes de mandíbula o colgando de la piel desgarrada, figuras hinchadas, de ojos lechosos y saltones, labios morados, atravesados por postes de luz o objetos cotidianos, plastas punzantes de sangre y carne molida o semi desgarrada, atormentaban su mente sin dejarlo sin un momento de paz, entre sueños murmuraba palabras inentendibres imaginando en su cabeza que por más que corría pareciera que no lograba escapar de aquellos monstruos como si estuviera sobre una caminadora, su cuerpo se retorcía por la cama intentando abrir los ojos para terminar con ese infierno, pero simplemente no conseguía salir de aquella pesadilla, sudor frío empapaba todo su cuerpo, la garganta dolía como si alguien la hubiera desgarrado, llegó al punto de quedarse estático con la mirada al techo luchando por ser capaz de separar sus párpados, sintiendo esa sensación asquerosa de impotencia oprimir su pecho, era a causa de que esa criatura retorcida se había posado sobre él amenazante de devorarlo en cualquier momento cuando, unas suaves manos tomaron su rostro, al instante aquella criatura se convirtió en su dulce hermano mirándolo con los ojos azules que tanto le caracterizaban, sus pobladas cejas estaban arqueadas dandole un semblante de preocupación, aquel angel que había caído del cielo a sus brazos hace 15 años lo había vuelto a salvar como en aquel entonces, había terminado con su pesadilla, disipando aquel mundo de horrores en el que solía vivir, aunque esta vez solo lo hubiera despertado.
-¿nissan estás bien? Tienes fiebre estás sudando mucho..- la mirada temerosa del de azul hizo que el contrario de levantara de golpe con una gran sonrisa, lo que menos quería era preocuparlo con sueños tontos, sobre sucesos trágicos que habían quedado en el pasado y que su mente tenía la grata delicadeza de distorsionar para atormentarlo cada vez que podía, conocía la naturaleza sentimentalista de su hermanito, lloraría con solo contarle que un cachorro vagaba solo por los departamentos toda la noche en busca de hogar y alimento aunque fuera una mentira, era mejor omitir detalles sobre su trabajo y seguir siendo el héroe que su hermano admiraba, así podría ver aquella sonrisa radiante que tanto amaba en el rostro de su dulce hermanito, tomo la delgada cintura del chico tirandolo a la cama en cuanto tuvo la oportunidad, el pequeño había bajado la guardia. Lo acercó a su cuerpo para sentir el calor del joven chico, esa sensación de seguridad que transmitía hacia que el mayor hacia que se llenará de paz y confianza hacia él, siempre era reconfortante aspirar ese tierno olor a menta que el pelo de su hermanito desprendía a causa del shampoo que solía ocupar desde que entró a la secundaria, a pesar que orgullosamente el menor había afirmado que era un shampoo para hombres recomendado por una reconocida y varonil celebridad de la televisión, el efecto que causaba en el era un olor femenino muy placentero a gusto del mayor, refrescante y dulce, su acción apresurada había conseguido que un pequeño grito casi asemejando entre un quejido o un gemido escapará de los rosados labios de su hermanito menor, ensanchando la sonrisa traviesa del de ojos escarlata.
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Enfermizo amor
Fiksi PenggemarPor 10 años el doctor Ichimatsu había estado ejerciendo su profesión sin problemas, tenía un trabajo tranquilo dirigiendo la enfermería de un prestigioso colegio, las instalaciones eran tan grandes que había dos enfermerías, la otra estaba a cargo d...