Capitulo 9 Amor de hermanos

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-¡Osomatsu-nisan! ¿Qué haces aquí?- entusiasta Karamatsu se levantó, dejando al gatito en el pasto junto a su madre, yendo corriendo al lado de su hermano, siguiéndole el enfermero el paso con pereza hasta quedar frente a aquel hombre de aura peligrosa. Conservaba su semblante calmado aun cuando lo tenía frente suyo mirándolo con claras intenciones de arrancarle la garganta, intentando dar miedo con esa mirada sanguinolenta. Sin titubear no se dejaba intimidar ante él, bien sabía quién era aquel idiota con rostro de bestia "así que este es el dichoso Osomatsu" ya para ese punto estaba más que harto con todas las anécdotas que Karamatsu le contaba de él, al verlo se dio cuenta que eran ciertas, tenía buena formación muscular, de hecho estaba un poco sorprendido por su apariencia de tanque, desde hace poco que estaba esperando conocer al hermano de su estudiante, desde el día que al menor se le había escapado decir el color de sus ojos, no era una singularidad común. Tenía muchas ideas de cómo lo trataría, por cómo se lo había descrito era una persona con un temperamento posesivo e infantil, aunque también menciono que era un idiota adicto al vicio, ahora veía que con ese comportamiento de perro en celo que tenía con Karamatsu el menor no le mentía, tendría que ser pasivo agresivo con el veinteañero, llevar la fiesta en paz para evitarse malos ratos y no necesariamente para él.

-¡Kara-chuu!~ olvidas que trabajo por aquí- sonrió al pequeño que había rodeado su espalda con su brazos, recargando su rostro en su pecho, mirándolo con sus ojos brillantes de alegría como respuesta a lo que le había dicho -Ya te hacía en casa con la cena lista, que haces aquí tan tarde-

-Ya iba para allá, Ichimatsu-sensei me estaba acompañando por lo mismo de la hora, pero primero tenía que cumplir mi promesa ni-san-

-¿promesa?- no importaba la situación era el mismo Osomatsu de siempre, estaba relajado y sonriente tomando al pequeño de la cintura, podía ser como siempre si no fuera porque ahora mismo cada uno de sus músculos estuviera a la defensiva, preparado para en cualquier momento tomar a su hermano y salir corriendo, sin dejar de mirar en ningún momento al contrario, clara amenaza de que no debía de acercarse más a ellos, logrando que un ambiente incomodo se formara alrededor, solo el despistado de Karamatsu no se daba cuenta de esa aura de odio, ni siquiera de como su hermano marcaba su territorio en el de manera sutil pero marcada. Reprimió una risa mientras llevaba sus manos a los bolsillos de su bata, aquello le pareció gracioso al recordar lo que horas antes había hecho con el pequeño, el había dejado su huella de una mejor manera de lo que la ridícula actitud de ese idiota de rojo trataba de demostrar, era como un niño intentado proteger su juguete favorito.

-Alimentar gatos callejeros- rompió con aquella silenciosa amenaza con tres simples palabras, si no lo hacía seguro se le soltaba una risita, tronándose la espalda cambio su encorvada figura a una recta para quedar por pocos centímetros más alto que el rescatista -Tu hermano es demasiado insistente, como sea soy Ichimatsu Fukuyama enfermero de la sección secundaria preparatoria- extendió su mano con cortesía, sintiendo al momento el fuerte apretón de parte del joven.

-Osomatsu Matsuno, soy el hermano mayor de Karamatsu- rechino los dientes por debajo de su sonrisa cuando tuvo que soltar a su hermano para saludar al contrario con fuerza, mirándolo directo a los ojos, apretando con fuerza su mano hasta que el tiempo estimado para que fuera un saludo normal paso, aquel desgraciado no se había inmutado ni un poco, seguía con aquel rostro indiferente, ni un parpadeo rompía con su imagen de profesor recto, a pesar de que sus ojos parecieran estar ardiendo -igual no creen que es un poco tarde para alimentar gatos-.

-es mi rutina diaria, matsuno no estaba contemplado en mis planes, mucho menos tener que esperar a que despertara para poder cerrar mi enfermería, demasiado tiempo perdido- "pero bien aprovechado"

-enfermería? fuiste a la enfermería?- palideció un poco después de escucharlo, el otro por un momento había perdido interés de imaginar que Karamatsu estuviera herido, volteo mirando al adolescente con preocupación, tomándolo de los brazos para revisarlo, negándose Karamatsu al querérselo quitar de encima para evitar que lo avergonzara delante del enfermero con su acto de mamá preocupada.

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