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Si, se que he estado desaparecida. Sin embargo, mi defensa (y supongo que la de muchos) es que estaba haciendo trabajo de campo y la verdad terminaba muerta. Así que, ahora que terminé, volvemos a la programación normal y les traigo un nuevo capítulo, como también muchas sorpresas. Iré publicando varias cosas en el transcurso del mes y todo.

Para este capítulo (que se que no es tan largo), les traigo una nueva canción.... Near Light de Olafur Arnalds. Esta sirve de apoyo para el calentamiento de Greg y la canción que usa para practicar es la misma de Yuri on ice (la cual la puedes encontrar en los primeros capítulos).

Sin más, a disfrutar.

-.-.-.-

– Volverás a faltar a la fiesta de Emily Fairchild – afirma la chica cuando lo ve llegar al estudio.

Greg deja su mochila en el suelo y se dirige hacia la grabadora mientras se quita el saco, lanzándolo sobre sus cosas.

– No veo porqué deba asistir, sabes que no soy bueno participando en esos eventos – expone cuando termina de conectar su celular y comienza a buscar la pista que usa para calentar.

– ¿Tu creciente fama y tu nuevo prestigio no te dicen algo? – pregunta ella con sorna mientras no despega su vista de su teléfono celular. – Si quieres que todos sigan creyendo lo perfecto que eres, debes de asistir a una maldita fiesta, Greg.

La música comienza a sonar, un ritmo suave al son de las teclas de un piano, y el castaño comienza a respirar de nuevo, un aire que siente le había hecho falta en todo este tiempo. Su cuerpo vibra, prediciendo lo que viene a continuación. Y eso está bien, lo siente bien.

Observa a su vieja amiga y no puede evitar sonreír como un bobo. El aroma del estudio, la música a su alrededor, lo acogedor del lugar; todo lo hace sentir en casa como nunca antes lo ha sentido y eso le agrada.

– No pienso perder mi tiempo con gente que sólo busca fama a mi lado, Thea.

Camina con decisión hacia sus cosas para ponerse sus gastadas zapatillas para luego comenzar a estirarse.

La chica parece reparar de nuevo en él y deja su celular de lado. Lo observa por unos segundos y parece sonreírle.

– ¿Nueva rutina? – pregunta animada la castaña.

Greg suelta unas risitas, más no deja de calentar.

– No puedo cambiar – suelta en un suspiro, evitando perder el control de su respiración. Vuelve a tomar aire para luego soltar: – Necesito mejorar esta.

La sonrisa de la chica se vuelve melancólica y Greg sabe lo que sigue a continuación, por lo que decide prepararse para que no le afecte.

– Practicas demasiado y, ¿para qué? – sus palabras son contundentes y arañan un poco la superficie de él, pero prefiere omitir ese dolor que dejan dentro de sí. – Nunca se lo demostrarás a nadie, Greg.

El aludido continúa por unos segundos más, hasta que la música se detiene. Respira al ritmo de un compás que no existe en aquella sala, pero que ambos aprendieron a coordinar cuando eran niños. Los ojos de ella están llenos de ternura y compasión, algo que Greg ya está harto de recibir. Su madre siempre lo mira así cuando descubre algún error en él, Dimmock lo mira de esa forma cuando sabe que está mintiendo, Sally le dedica esa mirada cada vez que le cancela una noche de películas por ir al estudio a practicar. El castaño comienza a creer que todos a su alrededor no entienden la magnitud de lo importante que es el ballet para él y si tan sólo tendrá la oportunidad de practicar aquí hasta que su cuerpo se lo permita, así lo hará.

– No lo hago por nadie, Anthea, lo hago por mí.

Y esa siempre es su respuesta, desde que conoció a aquella niña en la primaria y se hicieron inseparables. Ella siempre le permitió ensayar ahí el tiempo que él quisiera, puesto que al fin y al cabo ese estudio le pertenece a su familia. Ella siempre lo apoyó, ella siempre estuvo a su lado, aún en su época oscura cuando sus padres le arrebataron todo por su preferencia hacia el ballet, aun cuando le cerraron las puertas en el estudio por no tener el cuerpo ni la técnica de un buen bailarín, aun cuando todos le dijeron que eso no era para él, aun cuando sus padres le prohibieron volver a verla debido a que la creían una mala influencia para él. Anthea siempre fue su confidente y su amiga, al igual que Sally. Ambas siempre lo apoyaron en todo y fueron ellas los que lo motivaron a que siguiera practicando en las noches en el estudio. Anthea le dio las llaves y la libertad de usarlas a la hora que él quisiera. Y se lo agradecía, con toda el alma, lo hacía. Pero al tiempo, esa mirada comenzó a hacer su aparición y ahora ya no está tan seguro de seguir contando con ese apoyo incondicional de su amiga.

Anthea le dedica una dulce sonrisa y, tras tomar sus cosas, se acerca hasta la puerta.

– Tienes razón – dice tras unos minutos en silencio, su voz se escucha quebrada, como si tratara de contener el llanto. Algo dentro de Greg se remueve ante la sola idea. – No tienes que hacerlo por nadie. Yo... – mira el suelo con nerviosismo para después lanzarle una despedida con las manos. – Sabes cómo cerrar todo. Nos vemos.

– Que descanses, Thea – se despide, tratando de sonar lo más suave posible.

– Adiós – dice para después cerrar la puerta.

Greg se queda parado, observando la puerta durante unos minutos. Se muerde el labio con pesar, pero sabe que no puede seguir sintiéndose miserable por lo que dijo, su amiga sólo estaba preocupada por él.

Trata de sacar aquellos pensamientos de su cabeza y volver a lo suyo. Busca la pista en su celular y al reproducirla su cuerpo comienza a sentirse más cómodo. Inicia con su rutina y trata de esta vez no fallar de nuevo en las vueltas.

Mientras gira, una lágrima se desliza por su mejilla.

Ella tiene razón. Es el pensamiento que no lo deja de atormentar durante toda su practica.



Baila ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora