XI

176 33 4
                                    

Voy con buena racha en las publicaciones.... espero seguir igual de constante que ahora :3

-.-.-.-.-

– ¿Tienes novia y me tengo que enterar por otro lado? – lo aborda Dimmock en la semana, sorprendiéndolo.

– ¿Qué yo qué? – cuestiona Greg confundido.

Su amigo alza una ceja y se cruza de brazos. Su mirada es molesta y el castaño no termina de entender que es lo que pasa.

– Ahora lo niegas – señala molesto el rubio.

– No puedo negar algo que ni siquiera sé que es – razona tratando de usar su tono más diplomático. – Serias tan gentil de explicármelo.

Los brazos de Dimmock parecen perder tensión y su mirada se suaviza.

– ¿No sabes los rumores que se corren por la escuela? – Greg niega con la cabeza a lo que el otro jugador prosigue. – Se dice que Emily y tú son... novios.

Aquello toma por sorpresa a Greg, quien parpadea repetidas veces, tratando de entender lo que pasa.

– ¡No! – niega tras unos segundos. Los alumnos a su alrededor los observan confundidos y es cuando el castaño cae en la cuenta que aquello no se puede hablar en su salón.

Toma del brazo a su amigo y lleva hasta la parte más alejada del pasillo dónde se planta y lo mira con molestia.

– No estoy saliendo con Emily – revela entre susurros con un ligero tono de enojo.

– ¿Y por eso nos escondemos y susurramos? – pregunta el otro luciendo perdido ahora.

– No. Espera, si.... ¡No!... Bueno, en parte – balbucea Greg a la par que se sacude el cabello con desespero. Esto no puede estarle pasando, pero se las huele hacia dónde va todo.

– ¿Y?

Greg suspira y siente que ya es tiempo de hablar de ciertas cosas con quien ha sido un buen amigo por largos años.

– Si quiero estudiar la universidad, necesito de una beca deportiva, ya que mis padres no pueden costear una buena universidad – relata en voz baja, agachando el rostro. Greg se siente apenado el estar hablando en esta situación con quien se supone es su mejor amigo, pero es que Greg nunca se ha abierto a nadie de su mismo sexo por temor a ser juzgado, más la confianza y seguridad que siempre le brinda Dimmock lo hace dar el primer paso ante aquello.

» La familia de Emily tiene influencia a la hora de elegir a los becarios... Y aun no entiendo cómo es que ella se enteró de esto, pero el otro día me chantajeó para que aceptara todo lo que ella dijera sino quería ver trunco mi camino hacia esa beca – expone Greg.

El silencio se apodera de ambos y sólo es posible escuchar el bullicio a lo lejos de sus otros compañeros. La ansiedad de Greg va en aumento al no recibir respuesta de su amigo, por lo que se decide por alzar la mirada y es cuando se encuentra con algo que no esperaba ver.

El rostro de Dimmock está enrojecido por completo y su mandíbula apretada. Los puños a sus costados parecen a punto de reventar por la fuerza que están ejerciendo. Nunca lo ha visto así y debe aceptar que le asusta, en cierto modo.

– ¿Dimmock? – lo llama con temor.

– ¡ESA MALDITA HIJA DE PERRA!– estalla su amigo lanzando un puñetazo a la pared, lo que lo saca de balance.

Los pocos alumnos que andan por el corredor se giran a verlos con asombro. Greg toma los hombros de su amigo en un intento por calmarlo pero este parece no ceder.

– ¡¿Cómo se atreve a hacerte esto?! – cuestiona en un tono ya razonable, algo que el castaño agradece.

– Tranquilo, puedo resolverlo – trata de calmarlo mientras lo zarandea un poco. Obtiene la mirada de su amigo, cómo si esperara que le dijera un buen plan. Pero por desgracia, no había tal cosa y Greg teme decepcionar a su amigo, pero no hay de otra, es lo que siempre hace, es lo que único que sabe hacer. – Voy a seguirle el juego hasta que asegure la beca.

Trata de sonreír como un tonto pero la mirada de su amigo le confirma que no está conforme con aquello.

– ¿Qué tú qué? – vuelve alzar la voz y es ahora él quien luce confundido. – ¡Perdóname, pero no seas pendejo! No puedes ceder ante esa bruja chantajista, Greg. No puedes vender tu vida de esa forma, no lo mereces.

Y es ahí cuando ve lo tan perdido que está su amigo con respecto a su vida y lo mucho que deben hablar. Pero sabe que no es el momento, él aún puede con la carga y pretende no arrastrar a nadie más a su vida de miseria y falsedad.

Por ello sólo se digna a sonreír de nuevo y esperar que su amigo entienda.

– Hay momentos en los que se tienen que hacer sacrificios para un bien mayor.

Baila ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora