Oí pisadas por todo el lugar, Gould me dio una mirada de advertencia como diciéndome "escondete, ¡ahora!" pero el pánico me supera dejándome inmóvil.
Los pasos se acercaban cada vez más y ví a Gould salir de la habitación y se detuvo en la puerta haciendo guardia.
Mi corazón se paralizó al ver una criatura horrenda aparecer en mi campo de visón.
Eran seres terriblemente asquerosos.Medían alrededor de dos metros o tal vez más. Sus piernas eran gigantescas y musculosas al igual que sus brazos pero creo que me causó más miedo sus rostros porque eran... simplemente terroríficas.
Gould sacó repentinamente un cuchillo de su bolsillo y atacó a uno de ellos con la guardia baja, lo apuñaló justo en el estómago y un líquido verde salió alrededor de la herida. Luego de eso la criatura cayó al suelo, 《 Bien, uno menos, faltan 4 》Mi subconsciente me dijo.
Gould se tiró al suelo tan rápidamente que apenas logré darme cuenta, tomó a uno de ellos por el tobillo tirandolo con el en el frío y duro piso, le clavó la navaja en el pecho, si que era ágil. Creí que se había dado cuenta que me quedé pasmada y boquiabierta, así que pensé que podía hacer yo en ésta situación tan rara, alguien como yo, alguien tan débil no podría vencer a esas imponentes criaturas espeluznantes.
Cuando ví que lo golpearon en la cabeza es cuando reacciono y corrí sin pensarlo dos veces hacia la ventana, estaban muy ocupados para darse cuenta lo que estaba haciendo.
Corrí y corrí como nunca antes, la respiración entrecortada y el escaso aire reducía mi velocidad pero no iba a rendirme. Fui por todo el patio trasero, para colmo la niebla me nublaba la vista. Pude después de muchísimo esfuerzo lograr trepar el alto muro.
Faltaban solo un par de casas y llegaría, solo un poco más... ¡PAF!
Un duro choque y caí sobre mi misma y todo mi pelo impidió mi vista. Con muecas de dolor, me paré y levanté la cabeza para ver con lo que había tropezado.
Era mi compañero de Álgebra, nunca supe su nombre, solía ser muy callado y tímido como yo. Se sentaba al final del aula y nunca participaba en clase era muy perfil bajo.
-Lo siento- Se disculpó- No te vi venir.
-No hay problema.
-¿Está todo bien?
-Claro, no... no pasa nada.
-Es raro ver a estas alturas de la noche alguien correr tan deprisa, ¿te robaron?-Dijo con preocupación.
-Juro que estoy bien.- Forze una sonrisa.
-Está bien, ¿Cómo era tu nombre?
-Hope, Hope Sindaird.
-Alfie Tinckott, un placer conocerte-Me sonrió amablemente.
-El placer es todo mío, lo siento mucho pero estoy algo apurada.
-Oh, lo siento, adiós.
-Adiós Alfie.
Decidí caminar hasta la esquina así no sospechaba que en realidad si pasaba algo.
Cuando llegué a mi casa subí la escalera de a dos escalones y entré a mi habitación. Empecé a buscar desesperadamente en los cajones de mi mesa de noche algo, algo que me de una señal. Y apareció con un resplandor dorado, no sabía si era mi imaginación de poder encontrar una pista al fin o era realmente del objeto. Encontré las famosas perlas que mi madre usaba todos los días, para ella tenían un valor simbólico que nunca entendí, creo que eran de su abuela.
La perla central (la más grande de todas) tenía un dije de bronce que automáticamente lo giré, y la perla se abrió en dos y allí había una especia de piedra preciosa, no sabía para que servía pero seguramente Gould sí.
Me di cuenta de lo agotada que estaba cuando emprendi el camino hacia la casa.
Como no oí ningún ruido extraño supe que podía entrar.
Recorrí la sala y fui hacia dónde nos encontrábamos antes.
-¿Gould?- Murmuré.
Empecé a gritar fuertemente y una lágrima se me escapó. Me derrame en el suelo como un muñeco sin vida a su lado. Cuando lo vi sentí un ataque al corazón y pude pronunciar su nombre tres veces por medio de llantos. Tenía una herida en la pierna y parecía grave.
-¿Hope?- Lo oí decir, mi corazón volvió a latir y muy aceleradamente.
-Oh por Jesucristo, te odio- Le dije y me acerqué a sus labios y le di un fuerte beso.
-¿Que ocurrió aquí?-El preguntó.
-Vinieron unos moustros y te atacaron pero antes de eso yo fui a buscar esto- Le mostré las perlas y la piedra-Lo encontré en mi mesa de luz, era de mi bisabuela, creo.
-Bueno, dejémoslo para luego, la pierna me duele mucho.
-Vamos al hospital.
-No.
-Sí.
-Podemos arreglarnos solos.
-No, no podemos, ahora vamos.
Soltó un suspiro y lo ayudé a pararse. Salimos de la casa y me lamente de que tenga una moto y no un auto.
-Yo manejo.
-¿Y morir chocando?
-Tú ganas.
Llegamos al hospital mas cercano de la zona y nos atendieron rápidamente.
La asistente me pregunto como sucedió y tuve que inventarme algo. Le dije que estaba aprendiendo a manejar y se cayó de la moto contra el cordón de la vereda. La mujer contuvo una sonrisa, que claramente la vi.
Me dirigí a la habitación donde los doctores atendían a Gould.
-Hola-Me sonrió tan tiernamente que me dieron ganas de comerle la boca, por Dios que estoy diciendo.
-¿Cómo estás?
-Dolorido, pero bien.
Nota de autora:
Hola!!!! Creo que se merecen un millón de discúlpas por tanto atraso, la escuela me agobia tanto! Pero bueno, me puse las pilas y comencé a escribir. Este capítulo se lo dedico a todos los lectores pero especialmente a los argentinos que leen la novela y que vieron el partido Argentina vs Bosnia! Amo el fútbol tanto como amo leer♡ Bueno, me fui de tema, ojalá me perdonen por no subir el capítulo. Espero que les guste y voteeen! Potros y diosos del Olimpo lectores! Saluditos y besos. xoxox
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¿Ángeles y demonios?
FantasyHope Sindaird, una chica tímida que vive en los suburbios, empieza a experimentar cosas extrañar y siente constantemente que alguien la observa. Un nuevo chico en el barrio llamado Gould Parner y simplemente era tan arrogante, misterioso y molesto...