Pasaron unos días desde que Gould estuvo en el hospital, sólo le quedó una mínima marca en la pierna.
Estábamos en un parque lejos de la ciudad, tendidos en una manta mirando las nubes mientras comíamos uvas. La brisa nos pegaba suavemente en la cara, a pocos metros yacía un hermoso lago en dónde se reflejaban los altísimos árboles, éramos los únicos allí y el silencio se apoderaba del lugar. El tranquilizante aire fresco y la paz se sentía bien.
-Tengo miedo- Dije por fín.
-No lo tengas, no te dejaré, nunca- El me calmó pasando su brazo por encima de mis hombros y acariciando tiernamente.
No sé lo que pasó después y nos habíamos quedado dormidos.
Escuché una rama crujir y me levanté bruscamente, ya había oscurecido y no lograba ver bien. Un viento fuerte, nada acogedor, hizo que despertara a Gould con miedo y el sólo me dijo:
-Es sólo viento, cariño.
-Creo que tendríamos que marcharnos, ya es tarde.
Y eso fue lo que hicimos. Nos subimos a la moto negra y emprendimos el viaje hacia mi casa.
Estacionó frente a la casa y seguido de esto entramos dirigidos hacia mi habitación.
-¿Quieres algo para beber?
-Agua está bien- Me dijo con una sonrisa.
Bajé las escaleras y fui a la cocina. Abrí la nevera y saqué una jarra con agua. Tomé un vaso del mueble y serví agua en él.
Miré por la ventana, no había nada, pero aún yo seguía sintiendo que me observaban. Lo ignore y tomé el vaso acabando con toda el agua, la sequía seguía en mi garganta, volví a servir para darselo a Gould ésta vez, cuando comencé a subir por la escalera escuché la puerta principal abrirse lentamente, me di vuelta despacio y lo vi parado mirandome fijamente, allí estaba él. Solté el vaso dejándolo caer y hacerse trizas emitiendo un sonido agudo.
Se acercó y caminó hacia donde me encontraba, con sólo tenerlo cerca se me erizaron los vellos de la nuca y el terror que sentía se apoderó de mí, un intenso dolor en la columna vertebral me obligó a tirarme al suelo con una mueca de dolor. Oí pisadas fuertes en los escalones de arriba, Gould bajó corriendo y saltó por encima mío a la vez que sacó una navaja y lo atacó, pero nunca llegó a tocarlo, quedó suspendido en el aire, parpadee varias veces sin poder creer lo que había pasado.
Él sostenía una daga con la mano derecha y Gould seguía en el aire con la misma posición de cuando había saltado, la punta casi rozando el estómago de Gould, luego me miró y se dirigió a Gould con tono frío.
-¿Creías que podías hacerme daño,rata sucia?
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¿Ángeles y demonios?
FantasyHope Sindaird, una chica tímida que vive en los suburbios, empieza a experimentar cosas extrañar y siente constantemente que alguien la observa. Un nuevo chico en el barrio llamado Gould Parner y simplemente era tan arrogante, misterioso y molesto...