Ruptura

527 31 3
                                    

Milo

Después de meditarlo por unos breves momentos accedí a conocer más a Shura.

Algunos días después, Shura fue a visitarme a mi casa para enseñarme cómo cocinar una receta de su país natal, sin embargo, yo no contaba con que Camus me iría a visitar ese día. Y para mi desgracia él entró y nos vio cocinando.

Así como Camus llegó se fue sin decir una sola palabra, y yo fui detrás de él, sabiendo que algo lo había molestado. Lo llamé varias veces, pero me ignoraba. Fue hasta que lo tomé del brazo que él se dignó en voltear a verme.

- ¿Qué se traen Shura y tú? -preguntó directamente

- Nada, solo somos amigos.

-Amigos, claro, y yo soy la reina de la primavera -me dijo sarcásticamente.

-No es necesario tu sarcasmo, solo dime las cosas directamente -le dije irritado.

-Me molesta, que cuando no estás conmigo te vas con cualquiera que hable bonito.

Ese comentario realmente me dolió, no sabía qué decir.

- ¿Estás insinuando que soy un fácil que te engañaría a la primera oportunidad?

-Por lo que vi, sí, así que no uses ese tono falso de indignación conmigo. Estas tan carente de afecto que Shura solo te hablo y ahí vas de arrastrado con él.

-Pues a veces deberías ser más como él.

-No te atrevas a compararme con él, yo soy mucho mejor. Y lo sabes.

-Claro que no, en poco tiempo me ha apoyado más que tú en todo este tiempo que llevamos juntos- le dije enfadado.

-Sabes que Milo, hasta aquí llegó nuestra relación y tu teatrito de la sufrida. Así que de ahora en adelante nuestra relación no irá más allá que la de compañeros de armas.

En cuanto me dijo esas palabras fue como si todo mi mundo se derrumbara. Camus se zafó de mi agarre, el cual ni siquiera me había dado cuenta de que mantenía. Vi como aquella cabellera azulada se alejaba cada vez más de mí. Por más que intenté correr para detenerlo no pude, ya que mis piernas no respondían, parecían estar desconectadas de mi cuerpo y al parecer mi voz igual porque por más que intenté gritar ningún sonido salió de mi boca. No sé cuánto tiempo estuve ahí parado en aquellas escaleras que parecían infinitas, supongo que fue bastante, porque cuando llegó Shura mis piernas temblaron al intentar moverlas y si no fuera por él habría terminado en el piso.

Nunca te valoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora