Todo por él

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Camus

-Mira Camus, no tengo porque darte explicaciones, nos vemos en unos días- dijo Milo mientras bajaba las escaleras dejándome atrás.

- ¿Cómo que en unos días? ¿A qué se refiere? ¿Acaso piensa volver a salir del Santuario?

Regresé a mi casa, quería ir a buscarlo para poder hablar, pero tampoco quería fastidiarlo. Decidí ir con Aioria, el Doctor Corazón, tal vez él sabría qué hacer.

Llegué a la casa de Leo y no había nadie, supongo que Aioria se fue con Marin, de regreso a mi casa me pareció ver a lo lejos a Milo y Shura sin sus armaduras y saliendo del Santuario de nuevo, obviamente mi deber era informarle al Patriarca. Así que, tomé camino a la cámara de este.

-Camus de Acuario ¿a qué se debe tu presencia? -me preguntó en cuanto me vio

-Lamento interrumpirlo en sus deberes, pero vengo a informarle que dos caballeros dorados salieron del Santuario sin permiso previo.

-Y ahora ¿quiénes salieron?

-Los mismos de hace rato, Milo de Escorpio y Shura de Capricornio.

-Ellos no salieron sin permiso, ellos fueron expulsados por tres días del santuario.

- ¿Habla en serio?

- ¿Por qué cuestionas mis decisiones?

-Porque sin ellos el santuario está muy vulnerable a cualquier ataque.

-Para empezar, no tengo porque darte explicaciones de los castigos que asigno, pero entiendo tu preocupación, el Santuario aún cuenta con los demás caballeros de oro, plata y bronce. Además, los tortolitos se merecen un descanso.

- ¿Tortolitos? -pregunté de mala manera.

-Sí, se han vuelto muy unidos, tal vez en un futuro veamos una nueva y linda pareja.

- Esta bien, con permiso.

Me retiré de ahí antes de hacer una escena de celos, no quiero ni imaginarme todo lo que pueden hacer juntos y más cuando esa maldita cabra suspira por Milo.

Pasé a dirigirme hacia mi casa, hasta que en el camino por la casa de Piscis fui interrumpido por el guardián de esta.

- ¿Por qué esa cara? ¿Acaso el calor te afecta? -dijo Afrodita.

-Que te importa- le conteste irritado.

-Ven, siéntate, te invito una taza de té y de paso me cuentas lo que te mortifica tanto, querido.

No sé por qué, pero acepte la invitación de Afrodita, tal vez solo necesitaba hablar con alguien. Total, él sabe más o menos lo que ha pasado, él fue el único que se acercó cuando estuve a punto de destruir mi casa por aquel ataque de celos que me llevó a romper mi relación con Milo.

-Entonces, cuéntame qué te hizo enojar esta vez -me dijo entregándome una taza.

-Todo es culpa del patriarca. Se le ocurrió la gran -nótese el sarcasmo- idea de mandar de vacaciones a Milo y Shura juntos cuando se suponía que tenía que castigarlos -le conté enojado y sin darme cuenta congelé mi té.

-Y ¿por cuánto tiempo se van a ir?

-Tres malditos días.

- ¿Qué piensas hacer? Querido

-Pues ¿qué carajos quieres que haga? ¿qué salga del Santuario a buscarlo?

-Eso suena excelente, pero no sabes a dónde se fueron.

Nunca te valoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora