Milo
Posterior a la pelea entre Camus, Shura y yo decidí acompañar a este último hasta su casa, después de todo las heridas que le hizo Camus son por mi maldita culpa.
Al llegar a la casa de Capricornio recosté a Shura en su cama.
-Cálmate Milo, Camus no me hizo ningún daño, no seas exagerado.
-Lo sé Shura, pero los golpes que recibiste son mi culpa, así que déjame por una vez consentirte.
-En ese caso soy todo tuyo -me respondió sonriéndome.
Me dirigí a su baño y pude encontrar un pequeño botiquín con lo necesario, así que regresé al cuarto y mojé un poco de algodón con agua oxigenada para limpiar su labio, que al parecer se partió. Por fortuna no fue nada grave.
-Ahora, espera aquí, te traeré una sorpresa -le dije y salí del cuarto dejándolo aún recostado.
Decidí cocinarle algo, fui a su cocina y encontré unas manzanas que partí, después preparé caramelo para cubrir los pedazos de manzana con él y finalmente las decoré con nueces y almendras.
Una vez que termine regresé al cuarto de Shura, donde él aún se encontraba recostado, solo que se había cambiado de ropa y al parecer también tomó un baño, pues pelear con Camus si bien no lo había herido si lo había ensuciado.
-Te prepare esto, espero que te guste. Le dije sonriendo.
- ¿Qué es esto?
-Son manzanas con caramelo, de las cosas que más me gustan, bueno cualquier cosa que lleve manzanas me encanta.
-Pues déjame decirte que te quedaron muy ricas. Gracias Milo.
-No tienes nada que agradecer, solo que sí me gustaría pedirte una disculpa por la pelea que tuviste con Camus.
-Tú no tienes porque disculparte, fue cosa de nosotros. El que debería de disculparse soy yo, se suponía que te haría pasar un buen rato y terminé haciéndote pasar uno malo.
-No te preocupes, de todos modos, me la pasé genial contigo. Bueno, creo que son suficientes disculpas por hoy. Así que si me disculpas tengo que ir con el patriarca, antes de que vaya un cubo de hielo con patas chismoso a decirle.
Antes de dirigirme a la sala del patriarca pasé a mi casa para colocarme mi armadura, mientras en el camino iba pensando cómo le iba a explicar que volví a salir del santuario sin permiso.
-Milo de Escorpio, ¿a qué debo el honor de tu visita? -Me preguntó el patriarca en cuanto estuve frente a él
-Lamento interrumpirlo en sus deberes, pero vengo a informarle que un caballero dorado salió del santuario sin autorización.
-Bien, ¿de quién se trata?
-De mí
-La verdad no me sorprende que salgas sin permiso, siempre que podías ibas a Siberia a visitar a Camus o aprovechabas tus misiones para desviarte del camino. Sin embargo, esta vez quiero saber la razón.
-Quería dar una vuelta por los alrededores del Santuario y comer algo rico en la aldea. Necesitaba alejarme un poco de aquí.
-Aprecio tu honestidad, te he pasado varias y porque no pasó nada grave en el santuario, tu castigo no será tan grave, sin embargo, espero que no se repita.
-Claro, no se repetirá.
-Bien, tu castigo será limpiar las escaleras que pasan por las doce casas.
-Entendido.
-Bien, ahora puedes retirarte.
Justo cuando iba hacia la salida Shura llegó.

ESTÁS LEYENDO
Nunca te valore
FanfictionLa relación de Camus y Milo siempre ha sido un tanto inestable, pero ¿qué tanto?