Déja vú

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Shura

Lleve a Milo a comer a un pequeño restaurante en la aldea más cercana al santuario y por suerte había paella. Mientras comíamos, note a Milo un poco más tranquilo.

- ¿Qué te parece la comida?

-Esta rica, nunca había probado este platillo, la idea de mezclar varias carnes sobre una cama de arroz me parece extraño, pero sabe bien.

-Tienes razón, la idea es rara, pero realmente deliciosa- dije sonriéndole

Mientras comíamos Milo por fin volvía a tener ánimo, poco a poco, no puedo decir que estuviera totalmente recuperado, pero al menos parecía distraído y eso me hacía sentir mejor. Milo comenzó a preguntarme más cosas sobre mi país natal. Y yo le comencé a platicar sobre las costumbres, tradiciones, hermosos lugares, entre otras cosas.

-Oye Milo, ¿alguna vez has ido a España?

-No, nunca. Pero por lo que me cuentas me han dado muchas ganas de ir, quiero conocer sobre todo la playa a la cual ibas de pequeño, de seguro es un hermoso lugar, nunca he ido a una.

-Es un hermoso lugar, relajante y perfecto para ir a pasear.

-Algún día tendrás que llevarme.

-Claro, algún día iremos, te lo prometo. Me gustaría que Mu siguiera en el santuario y así le pediría el favor que nos teletransporte a los dos.

-Sí, sigo sin creer que nos haya traicionado. Aunque Shaka se lo está pasando peor.

- ¿A qué te refieres?

-Entre Shaka y Mu había algo más que una simple atracción y te puedo asegurar que los sentimientos eran mutuos, y el día en que Shaka se le iba a declarar, Mu se marchó del santuario. Eso lo destrozó.

-Eso explica porque Shaka se la pasa días en su casa, sin ver a nadie. Hasta la fecha me pregunto qué tanto hace ahí.

-Todos nos lo preguntamos.

-Bueno, en fin, tendremos que esperar el día en que podamos ir a dar un paseo a aquella hermosa playa. De hecho, creo que será mejor que vayamos regresando al santuario antes de que se den cuenta de nuestra ausencia.

-Tienes razón. Hay que irnos.

Shaka

No sé cuánto llevo encerrado en mi casa, perdí la noción del tiempo de nuevo.

Como siempre nada nuevo que reportar, siento que estoy a punto de volverme loco, llevo años en este déja vú que es mi vida. Y todo esto comenzó aquel día en que Mu decidió traicionar e irse del santuario, justo aquel día en que por fin le iba a expresar lo que sentía por él.

El caballero de Aries era y sigue siendo la persona más cercana a mí, hasta la fecha me sorprende su traición. Por lo que, desde que él se fue no tengo con quien hablar, algunas veces me gusta bajar a la casa de Aries y recordar todos los momentos que alguna vez vivimos en aquel lugar.

Varias veces he pensado en irme de aquí y volver a la India, pero no puedo, mi deber como caballero dorado y entrenador no me lo permiten. Algunas otras veces me gustaría dirigirme hacia Jamir, el lugar donde se crio y entrenó, estoy seguro de que él se encuentra ahí.

Sé que algún día Mu regresará y aclarará el motivo de su ida, porque yo estoy más que seguro de que él no ha cometido traición alguna como nos ha dicho el patriarca. Pero por el momento me conformaré sentándome en la casa de Aries recordando unos cuantos de los muchos momentos que pasé con Mu.

Me dirigía hacia la primera casa del santuario cuando de repente escuché un gran estruendo proveniente de ésta, no sé si se trataba de un ataque al santuario o no, medite un momento sobre si dirigirme a la primera casa o regresarme a la sexta, así que cuando menos me di cuenta ya me encontraba en esta.

Nunca te valoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora