Pelea en casa de Aries

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Milo

En el camino de regreso al santuario me la pasé bromeando con Shura. Estar con él de verdad me resulta agradable y muy divertido. En serio, necesitaba salir a distraerme un rato.

Cuando llegamos a la primera casa del zodiaco, nos dispusimos a subir aquellas escaleras para llegar a nuestras respectivas casas, pero en medio de las sombras me pareció ver a Camus y efectivamente era él.

- ¿A dónde rayos fueron? Saben muy bien que no pueden salir de aquí sin el permiso del patriarca -dijo Camus realmente molesto

-No tenemos porque estar dándote explicaciones -le contestó Shura de mala manera.

-Como ya te boté a la basura, vas de rogón con el primero que te hablé bonito ¿verdad, Milo?

- ¿Cuál es tu problema? Tú y yo ya no somos nada, tú mismo lo dijiste -le respondí.

-Tienes razón, no es mi problema si vas y te revuelcas con él. Pero lo que sí es mi problema es que por culpa de ustedes dos el santuario estuvo bastante vulnerable y cualquier enemigo pudo haber aprovechado para atacar.

-Pues no creí que fueras tan débil Camus -le dijo Shura con un tono burlón.

- ¿Acaso quieres ver de lo que soy capaz maldita cabra?

-No, déjalo, sería una batalla demasiado fácil para mí, ya que, no espero nada de alguien tan débil como tú Camus y un caballero nunca se aprovecha del más débil.

-Solo hay una manera de solucionar esto.

-Creo que ambos lo sabemos -dijo Shura

Cuando menos me di cuenta Camus y Shura ya estaban peleando, y lo que más me preocupaba era de que Shura se encontraba sin armadura mientras que Camus aún usaba la suya. La pelea iba subiendo de tono poco a poco, Camus se estaba preparando para hacer la ejecución Aurora y Shura estaba por usar Excalibur, ambos ataques se cruzaron y se hizo una gran explosión que cubrió todo de polvo impidiendo ver lo que ocurría.

Cuando la nube de polvo se disipó pude ver que Shura estaba herido, no era grave, pero aun así me preocupé, en cuanto a Camus pues él se encontraba bien sin rasguño aparente. Sin pensarlo dos veces corrí hacia Shura que se encontraba hincado sobre una de sus rodillas mientras se limpiaba la sangre del labio.

- ¡Basta caballeros! -escuchamos que gritaron de repente -¡¿Qué creen que hacen?! -apareció Shaka bastante enojado, nunca lo había visto así.

Y detrás de él venían los demás caballeros.

- ¿Por qué están peleando? ¿Acaso esperan matarse? -preguntó Aioria

-Aquí no pasa nada, aquí no hay nada que ver -dijo Camus liberándose del agarre de Afrodita y Mascara de Muerte que lo sujetaban para que dejara de pelear.

-Sí claro, en lo que ustedes arreglan su triángulo amoroso, los demás nos quedamos sentados observando cómo destruyen el resto del santuario mientras comemos palomitas -dijo sarcásticamente Afrodita.

-Yo no le llamaría triángulo, ni siquiera pareja a una relación donde todo es unilateral- dijo Shura mientras reía.

-Solo se nota lo urgido que estas, mi querida cabra -espetó Camus con veneno en su tono de voz.

-Saben que, no hay nada que arreglar aquí, Shura es mi amigo y Camus, si lo que te enoja es que hayamos salido sin permiso del santuario, no te preocupes, yo mismo iré a decirle al patriarca y recibiré mi castigo -hablé enojado mientras ayudaba a Shura a ponerse de pie para después retirarnos y dirigirnos a su casa.

Finalmente, todos comenzaron a dirigirse a sus respectivas casas.

Camus

Llevo horas buscando a Milo por todo el santuario, quería invitarlo a salir un rato para poder hablar con él.

Sin embargo, la sorpresa de verlo junto con Shura regresando del exterior no fue grata, claro que no. Volví a tener un arranque de celos, Milo solo salía del Santuario para visitarme cuando me encontraba en Siberia, sólo salía por eso, y ahora sale con esa estúpida cabra.

Si eso fuera poco, en nuestro combate, Milo se mostraba más preocupado por él que por mí.

Para ser totalmente honesto, no sé qué habría pasado si los demás no hubieran llegado, seguramente mis emociones me habrían dominado por completo y pude haber matado a Shura sin importarme que este estuviera desprotegido.

Por el momento, lo único que me relaja es pensar en volver a mi casa, tomar una ducha y tal vez sumergirme entre mi cama y quedarme dormido tratando de olvidar todas las estupideces que he hecho.

Aunque me duela admitirlo, he pensado dejar ir a Milo, él se merece ser feliz con alguien que realmente lo merezca y valore, tan solo espero que él me olvide pronto y pueda darse una oportunidad con Shura.

Decidí dirigirme hacia mi casa mientras pensaba y consideraba la contrariedad de mis pensamientos. Pasé por la casa de Escorpio y Milo no se encontraba ahí, así que era seguro que se encontraba en Capricornio, entre en la casa de Sagitario y me senté en la entrada de esta cuando me pareció ver a Aioria.

- ¿Ya estás más tranquilo?

-Sí, por cierto, ¿qué haces aquí?

-Vengo muy seguido aquí, este lugar me recuerda a mi hermano. Pero, bueno lo mismo te pregunto.

-Solo estoy de paso, voy hacia mi casa.

-Solo por curiosidad ¿por qué estabas peleando con Shura?

-Ya lo dijo el maldito afeminado de Afrodita, es por un estúpido triángulo amoroso o al menos eso era.

-No me hagas reír, sabes que Milo no ha dejado de quererte. Además, no ha pasado mucho tiempo desde que rompieron, por lo que, será difícil que por el momento quiera una nueva relación.

-Pues a este paso lo hará pronto, y todo por culpa de mis celos y mi incapacidad para expresar bien mis emociones. Por una parte, quiero decirle que lo siento y que me perdone, pero la otra me dice que lo deje ir, él ya encontró a alguien que realmente lo valora. Pero lo único que hago es hacerlo sufrir, soy de verdad la peor persona que existe.

-Haz algo lindo por él, demuéstrale que lo quieres y que darías todo por recuperarlo, todavía estás a tiempo.

-Pero no tengo idea de qué hacer, así que estoy abierto a sugerencias Doctor Corazón.

-Algo se te ocurrirá, pasaste mucho tiempo con él, lo conoces mejor que nadie. Piensa en lo que más le guste.

-Manzanas, Milo ama las manzanas -dije sin dudarlo.

-Bien Camus, puedes cocinarle algo con manzanas o tal vez vestirte de una manzana y escribirle en un cartel gigante que te perdone, lo que se te haga más fácil -me dijo y después desapareció rumbo a su casa.

Yo me quedé un rato más analizando lo que me había dicho y estaba más que claro que nunca me rebajaría a usar un estúpido traje de fruta, así que opté por la primera opción, prepararle un platillo con sus amadas manzanas. Solo hay un pequeño detalle, nunca he cocinado algo en toda mi puta vida.

Nunca te valoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora