Fuga

478 34 0
                                    

Milo

-Milo, Milo -escuchaba que Shura decía mi nombre, pero su voz se me hacía muy lejana - ¿Te encuentras bien?

Yo no respondí, solo lo volteé a ver en medio de mi aturdimiento y como pude me liberé de los brazos de Shura, que habían evitado que me cayera e inmediatamente decidí irme sin dar explicaciones.

En cuanto llegué la octava casa, solo me tumbé en la cama, trataba de digerir las cosas y el motivo mi ruptura con Camus. Me gustaría ir en este momento a hablar con él y arreglar las cosas. Pero siempre ha sido así, así que sólo por una vez me gustaría que él tuviera la iniciativa.

No sé cuánto tiempo pasé tirado en mi cama, y la verdad ni me molesté en pensarlo, pero creo que fue demasiado. Los días pasaron y no me sentía con ánimos ni para sentarme en la cama.

Shura vino a verme varias veces y trató de animarme, pero ninguna dio resultado.

-Milo, deberías salir de ahí, ni te has bañado puedo apostarlo -me dijo la vigésimo segunda vez que había venido en el transcurso de la semana.

-Ni pienso hacerlo, y además eso no importa porque no voy a salir de aquí.

-Entiendo que estás en una difícil situación, yo solo me preocupo por ti.

-Claro que no, tú no entiendes nada -le dije enojado - ¿¡Acaso te ha lastimado la persona que más te ha importado!?

-Sabes que sí

-Shura, yo... perdóname no lo quise decir-demonios, se me fue la lengua, sé perfectamente que Shura está enamorado de mí y yo solo pienso en mí, soy un egoísta de lo peor.

-No te preocupes. Entiendo por lo que estás pasando y espero que te des cuenta algún día de que mereces ser feliz y en mi opinión eso no es al lado de Camus, puesto que no te demuestra sentimiento alguno. Pero sé que hay personas que darían lo que fuera a cambio de que les dedicaras una de tus bellas sonrisas, y quisiera que me permitieras ser el primero en esa lista de personas.

Me quedé pasmado, nunca nadie me había dichos cosas tan lindas, debo de admitir que sus palabras me hacían sentir confortable.

-Shura, yo, no sé qué decir, me siento halagado pero, en este momento no creo poder corresponder tus sentimientos -le dije sinceramente, pues no quiero crearle falsas ilusiones.

-Lo entiendo, y como te lo dije una vez, tan sólo permíteme acompañarte en los momentos que te sientas mal, con eso es más que suficiente para mí

-Pero, yo

-Nada de peros -me interrumpió abruptamente -es más vete a bañar que ya hay un motivo, saldremos del santuario, es lo que necesitas para mejorar tu ánimo.

-Sabes que no podemos abandonar el santuario sin el permiso del patriarca.

-No lo necesitamos si él no sabe que vamos a salir, regresaremos antes de que se dé cuenta.

-No creo que sea una buena idea -le dije inseguro.

-Oh, vamos no tardaremos más de unas horas, además sé de un lugar donde preparan una deliciosa paella.

- ¿Qué es eso?

-Un platillo típico de mi país natal. Así que o te metes a bañar o te meto a bañar.

Decidí meterme a bañar, después de todo distraerse de vez en cuando, no está mal. Pero sigo teniendo mis dudas en cuanto a lo de salir del santuario sin permiso.

Nunca te valoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora