CAPITULO 2 Disculpa, no te había visto

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Otro día más que tengo que ir a la oficina con lo a gustito que podría estar en la cama arropada con mis sábanas blancas de lunares rosas, mi manta de tigre y el edredón de pachwork que hice el año pasado.

Además, hoy hace muchísimo frio y oigo como el viento y la lluvia golpea mi ventana de la habitación. Intento hacerme la remolona un rato más en la cama pero no hay manera, el despertador no para de recordarme que me tengo que levantar.

Elijo la ropa, hoy he optado por un total look color negro holgado, con un cinturón verde botella que me compré la semana pasada en un mercadillo, unos aros dorados y un bolso negro con tachuelas plateadas.

Cuando salgo de la ducha me recojo el pelo en una larga coleta y me pinto los labios rojos velvet.

Al salir del baño, voy recogiendo una a una las prendas que he ido dejando tiradas por el suelo antes de meterme en la ducha. A diario me recuerdo que tengo que dejar de lado esa mala costumbre porque lo único que consigo con ella es retrasarme para ir al metro.

Doy un último vistazo a mi bolso comprobando que llevo todo y no me dejo nada y llamo al ascensor. Cuando entro saco los auriculares de mi móvil y pongo una canción animada que me despierte del todo antes de llegar al trabajo. Me pongo una de las listas de spotify y empiezo a menear la cabeza al ritmo de la música hasta que el ascensor llega al portal.

Camino al metro y voy pensando en las tareas que tengo hoy, la verdad que no son muchas pero tengo una reunión que me podría retrasar lo suficiente como para tener una tarde movidita. Efectivamente, son las 9:30 de la mañana y me avisan de secretaria que los comerciales han llegado. No es por nada, pero les tengo pánico nunca sabes por donde te van a salir ni el rato que te van a retener, menos mal que a estas dos chicas las conozco y no tengo problemas de cortarlas. Las llamé yo la semana pasada porque la verdad que estoy interesada en un sistema nuevo que nos facilitaría mucho las cosas a la hora de seleccionar gente para la plantilla de la empresa. Las chicas son encantadoras y me explican desde cuando fundaron la empresa hasta como tengo que seleccionar a un candidato, pero antes de aceptar nada toca hablarlo con mi jefa y proponérselo, creo que le va a gustar, en el fondo confía en mí, sabe que no le voy a fallar y que todas las ideas que tengo son brillantes, la mayoría.

A las 11:30 termina la reunión y voy a donde mi jefa a proponerle lo que me han comentado los comerciales, me dice que mejor nos bajemos al bar a tomarnos un café y luego a la vuelta se lo explique con más calma. Antes de bajar, miro el Outlook y alucino con la cantidad de correos electrónicos que tengo en la bandeja de entrada, ¿cómo puede ser posible que tenga más correos en dos horas que en todo un día? Que angustia, ya no voy tranquila al café, ahora solo pienso en todo lo que tengo que hacer y en lo que le tengo que explicar a mi jefa cuando lleguemos.

- ¿Has averiguado algo sobre los tortolitos de la empresa?- dice mi jefa arqueando una ceja.

- No, he estado toda la mañana con Carol y Megan y no he tenido tiempo de prestarles atención.- digo mientras cojo mi taza de café descafeinado con leche de soja, está realmente delicioso.

- Yo tampoco, me han llamado desde la central y nos piden que preparemos un informe antes del jueves para ver los absentismos de la empresa.

- Pues si quieres luego a la tarde nos ponemos juntas y lo hacemos, ahora por la mañana voy a estar muy liada tengo el buzón de entrada lleno.

- No te preocupes lo saco en un segundo, tu céntrate en lo que tienes que hacer y luego nos reunimos para que me cuentes que tal ha ido la reunión de antes- dice sonriéndome.

- Luego hablamos, la verdad que ha estado súper interesante, creo que deberíamos plantearnos trabajar con ellos aunque solo sea durante un mes de prueba.

DE LA OFICINA A CASADonde viven las historias. Descúbrelo ahora