CAPITULO 12 La bronca

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Al principio Mike se sorprende y noto como el beso que le estoy robando no es bien recibido. Despego mis labios de los suyos y lo miro a los ojos. Acto seguido, me agarra del cuello y me devuelve el beso, esta vez es intenso como si llevase tiempo esperando esto, no tarda ni dos segundos en penetrar su lengua en mi boca y deslizarla junto a la mía.

¡Que placer!

Tras varios minutos besándonos con intensidad, Mike se separa de mí.

- Si consigues llegar a calle que te he indicado en menos de diez minutos te doy 50 dólares.- le dice al taxista.

No sé por qué pero lo que acaba de hacer me pone a mil, no sabía que Mike fuese tan fogoso ni que tuviese tantas ganas de llegar a su casa para estar a solas conmigo. Bueno en realidad sí que lo sé porque yo también tengo ganas de pasar un buen rato, hace mucho que no tengo sexo con un hombre.

Mentira Eli, acaban de masturbarte en un callejón.

Maldita conciencia siempre dando guerra. Es verdad que hace tan solo unas horas he estado con Paul pero qué más da, desde lo sucedido ha pasado de mí y ni siquiera se ha molestado en preguntarme si quería que me acompañase a casa. Lo sé, sé que parezco estúpida por pensar en él mientras estoy aquí con Mike pero no lo puedo remediar, me gusta mucho, nunca antes me habían hecho sentir de esta manera, tan viva, tan no sé.

El taxista frena delante de un edificio y Mike le indica que siga recto hasta el portal catorce. Así que es aquí donde vive Mike, buen barrio pienso.

Tras pagarle al taxista sus 50 dólares, bajamos y Mike me coge de la cintura levantándome del suelo, por acto reflejo mis piernas se enganchan a sus caderas como un koala y me lleva directo a su portal. Al entrar, la tensión sexual se respira en el aire y no es para menos, desde que hemos entrado no hemos parado de besarnos, hasta un señor que salía del portal se nos ha quedado mirando muy descaradamente, no le culpo, yo habría hecho lo mismo en su situación, no es muy normal ver a una pareja besarse con tanta ansia en un sitio semi-publico.

Al entrar en el ascensor, Mike no tarda en levantarme la camisa y agarrarme los pechos.

Como siga así creo que no aguantare mucho, no sé qué tienen estos chicos de la octava planta que te hacen perder el control.

Entramos en su casa y no me da tiempo a mirar cómo está decorada, nos dirigimos directamente a su habitación y como todos os imagináis terminamos haciendo cochinadas, digo cochinadas porque no creo que sea correcto escribir todo lo que hemos hecho ni en las posturas en las que lo hemos hecho.

No sé cómo será Paul en la cama pero desde luego que Mike ha dejado el listón muy pero que muy alto.

Tras recuperar el aliento, ambos nos tumbamos en la cama y me acerca a su pecho y tras varios minutos así, caigo en un sueño profundo.

A la mañana siguiente, me despierto en los brazos de Mike y rápidamente me levanto de la cama en busca del móvil.

¡Mierda! Son las diez de la mañana y tengo más de 80 mensajes en el WhatsApp.

No avise a mi madre que hoy no dormiría en casa ni me puse la alarma, mi jefa me mata seguro.

Cojo mi ropa y salgo por la puerta, no me despido de Mike no me da tiempo y tampoco tengo ganas de saludarle y enfrentarlo.

Cuando salgo del edificio llamo a mi madre para tranquilizarla, sé que después de esta llamada no se ha acabado la bronca, en cuanto llegue a casa me espera una buena y no es para menos, no he pasado por casa en 24 horas y no he avisado.

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⏰ Última actualización: May 16, 2018 ⏰

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DE LA OFICINA A CASADonde viven las historias. Descúbrelo ahora