DE LA OFICINA A CASA

CAPITULO 10 Vaya borrachera

Aún estoy entre sus brazos agarrada a su cuello y no quiero separarme de él pero hay algo en su mirada que me dice que salga corriendo, no sé qué es pero sé que este beso no me traerá nada bueno, aun así, me acerco a su boca de nuevo, quiero repetirlo, quiero sentirlo cerca mío de nuevo, necesito sentir el roce de sus labios cerca de los míos, esa suavidad acariciando mi boca. En cuanto nuestras bocas están a punto de unirse, el me separa y me mira de manera juguetona.

- Tengo que volver.- sus palabras se clavan en mi mente, nunca pensé que una frase como esa causara tantos estragos en mí. ¿No le ha gustado tanto como a mí? ¿no beso bien? ¿me sabrá la boca a alcohol y por eso no quiere seguir besándome? Miles de preguntas rondan mi mente y ninguna tiene respuesta. Me armo de valor y pronuncio las únicas palabras que soy capaz de decir.

- ¿Por qué?- sé que ahora mismo parezco absurda, preguntando por qué se tiene que ir cuando la respuesta es clara, no le ha gustado el beso y quiere salir corriendo para no volver a verme más.

- Por qué la gente nos espera dentro y no quiero hacerles esperar más.- definitivamente no, no le ha gustado mi beso, agacho la cabeza y me suelto de su cuello.

Comenzamos andar en dirección a la sala donde todos los invitados esperan y según llegamos a la entrada me agarra del brazo y hace que me gire para mirarlo a la cara.

- Quiero que sepas que me encantas.- no dice nada más, comienza a andar dejándome plantada en la entrada con cara de asombro.

Esto no me lo esperaba, pensaba que no le había gustado, que había sido el peor beso de su vida, pero al parecer no ha sido así, le ha gustado, me ha dicho que le encanto.

Una sonrisa se forma en mis labios y me siento como una niña cuando le dan su primer beso, miles de mariposas se aglutinan en mis estomago haciéndome sentir de maravilla, no son mariposas de amor pero sí que son de esas que están por dias en tu estómago y que más de una vez suben a tu mente para hacerte perder el control de tus pensamientos o emociones.

Para ser sincera, creo que nunca he estado enamorada así que tampoco puedo decir cuál es la sensación que se tiene cuando uno lo está. Mis amigas siempre me han dicho que es lo que se siente, siempre hablan de esas famosas mariposas en el estómago pero he de decir que cuando un chico me ha gustado y he tenido algo con él las he sentido, por lo que no creo que sean las mismas que se sienten cuando estás enamorado.

Dicen que el amor te nubla el juicio, que se trata de un sentimiento muy fuerte y que solo puedes sentir una o dos veces en tu vida. Ellas que ya lo han vivido, comentan que se trata de un estado emocional fabuloso en el que lo das todo por otra persona sin importar las consecuencias y sin importar el qué dirán. Te levantas y te acuestas por la noche pensando en ella y durante el día, son pocas las horas en las que no piensas y no darías lo que fuera por estar cerca, abrazada y sintiendo cada parte de ella cerca de ti.

He estado mucho tiempo con una persona pero nunca me he sentido así, estábamos bien nos queríamos pero creo que amor, amor, lo que se dice amor no sentía, era más bien costumbre, comodidad. Con Zach todo era perfecto al principio, me hacía reír, sus caricias eran tan delicadas que me hacían sentir la persona más querida del mundo, pero poco a poco sus actos empezaron a ser diferentes, ya no me besaba con dulzura, sus besos no me hacían sentir especial, era como un beso cualquiera, no me hacían sentir como Paul acaba de hacerme sentir, tampoco yo buscaba esa complicidad en nuestros actos, el besarnos era algo tan normal para nosotros que creo que si lo viese ahora mismo le daría un beso para saludarlo.

Dejando de lado todos esos pensamientos comparativos de cómo me hacía sentir Zach y como me acaba de hacer sentir Paul, me dirijo a la barra, necesito otra copa. De camino, veo a las chicas, le hago una seña a Emma advirtiéndole que voy a la barra y ella se disculpa con las demás y se acerca a mí.