¿Era que acaso jamás cambiarías?
Supongo que esa respuesta pude comprobarla cuando al encontrarme con una nueva oportunidad de vida, preferiste volver a tu país de origen, muchos no teníamos a donde ir, como Aldebarán o como yo. Pero a nuestro compañero brasileño fue invitado cortésmente por cierto rubio y peli lila a Jamir, ellos viajarían constantemente, y le habían dicho que deseaban conocer su país, eran amigos.
Pero tú, ni siquiera me miraste, no hasta que yo te detuve antes que atravesaras siquiera Escorpio. Tu gélida mirada atravesó mi ser, pero no iba a intimidarme por ello, no, eso jamás, éramos amigos de infancia, desde que llegaste...
Fui yo quien te enseño griego, y te hizo su primer amigo, al único que mostrabas una ocasional sonrisa, enterarme que no fui el único me dolió, porque al paso del tiempo me di cuenta que me había enamorado de ti, que me fascinaba cada pequeño acto, tu porte, tu elegancia, ¡todo!
¡Todo me encantaba!
En realidad... todo me encanta...
-Milo, por favor, no hagas esto más difícil...
¿Difícil para quién? ¿Para ti? ¿O para mí? Supe que no podría dejarte ir, que no deseaba dejarte ir, si salías de mi templo, no podría verte de nuevo, no podría...
-No
-Milo... se razonable, ya no tengo porque quedarme aquí, solo... solo deseo tener una vida fuera de todo esto, algo más... normal... -Tu tono de voz fue tan bajo, levante mis orbes azules que ya permiten que mis lágrimas corrieran libres, notando como también llorabas. ¿Por qué lastimarnos entonces?
-¡No! ¡No te dejare ir sin mí! ¡¿Oíste?! ¡No voy a perder a la persona que más amo en esta vida!
Mi rabia dio paso a la desesperación, no espere tu respuesta, solo te atrape entre mis brazos y capture tus labios con los míos, sintiendo como me respondías ambas acciones tímidamente, pegándome más a tu cuerpo, profundizando más aquel dulce beso que había cambiado nuestra relación al instante.
-Entonces... Ven conmigo...
El Camus frio que yo conocí había dado paso a ese Camus lindo y cálido del que me había enamorado, aunque yo amaba incluso su frio, yo sería su calor que derretiría aquella coraza de hielo.
Horas más tarde ambos tomábamos el vuelo que nos llevaría a Paris, la capital francesa, aunque apenas entendía un poco su idioma, Camus prometió enseñarme tal y como yo a él alguna vez. Sujetaba mi mano como si temiera perderme, estaba dormido, así que bese su frente y le permití recostarse en mi hombro rodeándolo con fuerza y quedándome dormido a su lado...
Camus era frio, y yo era calor.
Hielo y Fuego.
Opuestos
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Cortito, pero me gusto como quedo :3
Este es para Saladita6665
Espero que te guste :3
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Atte. Sonikera213