Porque me encantan y porque necesitaba hacer algún reto.
Pueden hacerlo también, veamos cuánta es la creatividad.
La idea no es mía, ni mucho menos la lista. Simplemente quise sumarme.
|Los personajes aquí presentados no me pertenecen. Se conserva...
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De forma imprevista, la temperatura subió. Ellos, como buen grupo escolar, organizaron el primer viaje de primavera del instituto. Era hora de disfrutar el sol y sus potentes vitaminas.
La cita se organizó muy temprano. Por lo que, el puntual joven estaba una hora antes frente a la casa de su pareja. Lo conocía tan bien que se veía en la firme obligación de sacarlo de las sábanas.
Tocó el timbre dos veces; siendo consciente de que sólo Son Goku estaba en posibilidades de abrir la puerta. Desde hace días que sus padres se habían marchado a un viaje de trabajo. La espera se le hizo larga, y él sabía la razón.
Se apareció —con babas en la cara— frotando sus ojos. Juraba que apenas y su sueño se había terminado.
Dio un bostezo. —¡Hola Vegeta!
—Lo sabía. Pareces un zombie... —Aburrido, pasó de largo el camino, dándole un mini golpe en el brazo.
—Uh. ¿Por qué pasas tan temprano? Apenas son las siete —cerró la puerta una vez la silueta del otro ingresó a la casa.
Y como siempre, tenía que ser el de las explicaciones.
Dejó las cosas sobre la mesa. Dos maletas con ropa de cambio (para los deportes, la piscina, y el de excursión). Todo perfectamente ordenado.
Recargó el cuerpo en el sillón, para extender las piernas encima de una almohada. Goku siguió pestañeando, todavía sin creer la aparición matutina de Vegeta.
—Hemos hablado de esto anoche. Goku, tenemos viaje con la clase...
—¡¿Eh?! ¿De verdad?
—Sí. Ya no te hagas y ve arriba a tomar un baño —tomó el control para encender la televisión—. Te necesito listo en media hora. Agradece que vine mucho antes.
—¿Es en serio? —apretó los labios, haciendo un puchero— No lo recordaba.
—Es por eso que estoy aquí. Cámbiate de una vez.
Dio un estirón. —¡Ah! Oh, vamos, ¿por qué siempre me ordenas?
—Por descuidado. Luego te quejas de que apoyo a tu madre, ella tiene toda la razón.
—Ambos son iguales. Mi madre tampoco me dice "Buenos días"; directo a iniciar con sus típicos regaños. —Se cruzó de brazos—. Has llegado y ni un beso he recibido.
Vegeta lo miró algo cansado, sabía lo que quería lograr; Goku reclamaba a seguido muestras de cariño, en especial cada que le reprochaban por su memoria o algúna otra cosa. Pero va. En ciertas partes le daba la razón. Olvidó el beso de las mañanitas.
—Está bien, lo siento.
—Disculpas aceptadas —sonrió. Vegeta se puso de pie, y él, contempló como le quedaba el uniforme escolar. Demasiado perfecto.
