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-No es cierto-. Klaus sonrió y camino hacía ella, abrazando a la rubia, de ojos verdes y sonrisa diabólica

-De... acuerdo-. Murmure para mi misma, me cruce de brazos y me di la media vuelta, para evitar seguir contemplando la escena

-¿Quién es la chica?-. Ella lo solto mirandome de abajo hacia arriba, con expresión seria

-Acaso, no notas su parecido con la mujer a la cuál tantas veces intentaste asesinar?-. Él sonrió y tomo una tercera copa, para llenarla de vodka

-Por supuesto, solo que sus ojos no son exactamente idénticos...-. Se acercó más hasta a mi, boquiabierta.- Oh dios mio. Eres la hija de Elena Gilbert y Damon Salvatore-. Forzó la vista, con una sonrisa

-También llamada Doppelganger y esclava de Klaus-. Rodé los ojos, colocando mis manos sobre la cintura

-Debes saber que tu madre era una perra. Me clavó una daga por la espalda sobre un bonito vestido rojo, la noche de mi primer baile-. Se cruzó de brazos

-Suficiente-.Klaus se adelantó.-Mia, sube a tu habitación. Necesito hablar con mi hermana-. Volteó a verla

-Tu, hermana?-. Pregunté intrigada

-Si. Creeme que lo mataría si no nos uniese ese vínculo. Un placer, Rebekah-. Lo miro sonriendo

Me di la media vuelta y subí por las escaleras, al estar arriba, noté las miradas de ambos sobre mi, y avance un poco más rápido hasta llegar a mi habitación. Cerré la puerta tras de mi, y me deslice por ella hasta llegar hacía el suelo.

-¿Qué haces aquí?-. Klaus la miró con una expresión de seriedad

-Tenía que venir a evitar que causaras un desastre. Veo que no vas bien con eso-. Se sentó en el sofa y cruzó una pierna, mirando a su alrededor, y sosteniendo el trago que le ofrecía Klaus. Después, ambos elevaron sus copas, y las chocaron, para beber su contenido

-Estoy bien, pero no finjas que te preocupa mi estabilidad emocional-. Exclamó Klaus, apretando su copa, hasta quebrarla

-Muy bien Klaus, esfuerzate lo que quieras, pero jamás olvidare que estuvimos a punto de volver a ser una familia-. Ella se puso de pie, furiosa

-Debes entender que ser vampiro, es alejarse de complejidades humanas-. Se acercó hacia ella, y le quitó la copa

-¿Dónde esta Elijah?-. Preguntó moviendo sus labios lentamente

-Elijah se fue... y!¿adivina?-. Tomó otro trago. -Nadie sabe a donde-. Sonrió

-¿Y tú que haras? Te quedaras aquí, tras tus cuatro paredes planeando venganzas?-. Gritó

-Hay cosas que nunca cambian, hermanita

-Se lo mucho que te importa la perra doppelganger, quiza aún más que la anterior a ella, y la anterior a ella, y la anterior a ella.-. Acercó cada vez más su rostro a Klaus, amenazando con su firme voz

-No se qué es lo que te imaginas en tu diminuta cabecita,Pero la chica es de Elijah, pero como el se encuentra ausente, lo que sea que le hagas, lo pagarás. Así sea el resto de tu eternidad en un ataud-. Susurró en su oído

-Ya no te tengo miedo, Nik. Y esta no es la bienvenida que yo esperaba

Rebekah desapareció, dejando a Klaus solo.

Me acoste en la cama, sintiendo mas cansancio de lo normal. Cerre mis ojos y me entregué al sueño
Vi en él a mi tío, Dan, yo tenía al menos 6 años, me encontraba llorando por qué rompí la vajilla preferida de mamá. Y él se acercaba a mi.

-¿Qué te pasa, querida?-. Se puso de cuclillas, limpiando mis lagrimas

-Rompí el juego de té favorito de mamá. Se molestara conmigo y me odiara-. Apreté con fuerzas a mi oso, junto a los vidrios

-Por supuesto que no, fue tan solo un accidente. ¿Qué te parece, si yo hablo con tu madre y le digo que fui yo?-. Sonrió tiernamente

-Se molestara contigo-. Continúe tallando mis ojos

-Por supuesto que no. Solo, para la proxima vez se más cuidadosa-. Juntó los vidrios en una bolsa, y la desechó

-Esta bien-. Asentí, nerviosa

-Vamos, ven y dame un abrazo-. Volvió a sentarse sobre el suelo, junto a mi

Solté el oso rosa que sostenía, y abracé a mi tío, el cuál limpió mis lágrimas. Y besó mi frente

Entonces, en el mismo sueño, me di cuenta de qué eso ya había pasado, y se trataba de un recuerdo, cuándo yo era mas pequeña... y mi tío Dan, más joven. Alcé mi mirada y lo vi tal y cómo lo recordaba: Sus cabellos grises, y sus ojos azules cansados.

-¿Tío, Dan?-. Pregunté, mirándolo confundida

-Jamas te olvidaría. Ni con la hipnosis de él ser más poderoso de el mundo-. Acarició mi mejilla

-Lo lamento, tenía que irme-. Agaché la cabeza

-Yo también tengo que irme. Por eso, te traje aquí-. Miró hacia arriba, reprimiendo las lágrimas

-.¿De que hablas?-. Pregunté, confundida

-Elegi este recuerdo, por qué entre tantos, es el más hermoso que tenemos juntos.

-No te entiendo-. Frunci el entrecejo

-¿Sabes qué? No importa. Estoy orgulloso de ti, eres una gran mujer. Tienes tanto por delante. Yo ya soy viejo. Yo tenia que morir, pero debia despedirme-. Besó mis manos

-¿Qué? No, no puede ser... ¿de qué hablas?-. Se puso de pie, y vi su traje blanco, con una mancha en su cuello. Era sangre

-Adiós, Mia-. Comenzó a caminar cada vez, más lejos de mi, y conforme avanzaba, hacía un lugar lleno de luz, la mancha se desvanecía, haciéndolo ver radiante, y de pronto, quedé en completa obscuridad

Desperté sudada y jadeando, sentí humeda mi espalda y cabellos, entonces noté mi brazo lleno de sangre

-Klaus!-. Grité aterrada

-¿Qué pasa?-. Tiró la puerta de un golpe.- ¿Quién te hizo esto?-. Me tomó en su regazo

-No lo se. yo tuve un sueño, mi tío Dan me buscó, y me dijo con estúpidas palabras que no entendía que estaba muerto. Me abrazo, y me lleno de sangre, que brotaba de su cuello-. Un nudo se formó en mi garganta, pero allí estaba ese sentimiento. Una parte de mi quería llorar, y la otra me obligaba a callar

-Lo lamento-. Los ojos del híbrido se inyectaron en sangre

La Última SalvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora