Plantado

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Chanyeol ya se encontraba en el lugar de encuentro para juntarse con el pelinegro y no podía ocultar la enorme sonrisa que se le dibujaba en la cara cada vez que pensaba en más bajo.

Había llegado 20 minutos antes y cada segundo que pasaba se emocionaba más.

Estaba tan perdido en sus pensamientos de lo que iba a hacer en esa cita que tanto le había costado planear que no se había dado cuenta que al contrario ya se le hacía tarde.

Pasaron los minutos que lentamente se convirtieron en una hora.

Intentó contactarse con el más joven pero éste no respondía sus mensajes.

Volvió a su habitación de hotel y se recostó en su cama.

¿Había hecho algo mal? Era imposible, no se hablaban desde la última vez que se habían visto. ¿Y si se había arrepentido? Baekhyun no estaba obligado a ir y aunque hubiese sido su idea podría haber decidido no aparecer.

Todas las escenas posibles pasaban por la mente del doctor. Todas excepto la que en realidad había sucedido.

Mientras él se lamentaba por lo que no había sucedido, el pelinegro se lamentaba por lo que sí había pasado.

Estaba sentado en la sala de espera del hospital en el que trabajaba. Se paró lo más rápido que pudo al ver que un doctor se acercaba, era uno de sus compañeros de trabajo pero en ese momento se encontraban por unas peores circunstancias.

El doctor le explicó la situación e intentó de reconfortarlo.

Parecía como si Baekhyun hubiese sido bañado en mala suerte, desde hacia años que nada bueno le sucedía y esta era la gota que había derramado el vaso.

Ni siquiera sabía porqué ella estaba allí en París, no había sabido nada de ella por mucho tiempo hasta ahora. Le habían explicado que al tener que llamar a alguien cercano a ella después del accidente su único contacto era él.

Tenía muchas cosas por procesar y por ahora lo único que quería era verla. Quería asegurarse de que lo que le hubiese dicho el médico fuese cierto. Quería tomar sus manos y sentir la misma calidez de siempre. Quería volver a ver el brillo de sus ojos.

Pero eso no sería posible si no despertaba. No importaba si tenía que quedarse día y noche allí, hasta que se despertase no se iría. O esa era su intención hasta que el mismo doctor de antes le pidió que regresara a casa y se relajara, que podía volver al día siguiente. Intentó protestar pero al final decidió obedecer.

Apenas había atravesado la puerta de salida la imagen de un alto chico se coló en sus pensamientos.

Chanyeol.

Había olvidado al mayor.

Estaba cansado de esperar que un taxi pasará por lo que comenzó a correr a sus destino. Si no recordaba mal no estaba tan lejos.

Media hora más tarde estaba en frente del gran hotel.

Al entrar pudo notar las miradas despectivas que le lanzaban las personas, seguramente su aspecto no era el mejor, se había pasado gran parte del trayecto corriendo y debía de tener el pelo revuelto, la cara sudada y grandes ojeras bajo los ojos por no haber dormido en toda la noche.

Subió al ascensor y marcó el piso en el que recordaba que se hospedaba el gigante.

Tocó la primera puerta con la que se encontró y esperó a que ésta se abriera. Cuando eso sucedió lo primero que vio fue a Chanyeol vestido con lo que parecía un intento de pijama, unos pantalones holgados a cuadros y una remera gris que increíblemente parecía quedarle grande.

El pelinegro no pudo evitar romper en llanto al verlo. Chanyeol, confundido, intentó tranquilizarlo mientras se hacía a un lado para dejar pasar al contrario.

No intercambiaron ni una sola palabra. El más alto preparaba té mientras que Baekhyun intentaba detener sus lágrimas.

Chanyeol salió de la pequeña cocina con dos humeantes tazas y entregó una de éstas al más joven. Ambos se sentaron en la espaciosa cama y terminaron rápidamente el contenido y el dueño de la habitación se dirigió a lavar lo que habían usado.

Al volver se encontró con un Baekhyun dormido. Su cara transmitía todo menos serenidad. Se le notaba intranquilo y su pecho subía y bajaba de forma irregular, además de que sus ojos hinchados no ayudaban a mejorar su imagen.

Intentando de no despertarlo le colocó una almohada debajo de su cabeza y lo tapó con el suave acolchado. Luego tomó una manta y se dirigió al pequeño sillón que estaba en la habitación para luego caer dormido allí.

Ya hablarían al día siguiente si es que el pelinegro quería hacerlo.

Mi Error Preferido || ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora