Capítulo 3

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El príncipe y sus caballeros se estaban dirigiendo en el palacio, al final sí logró acomodar a su hermosa princesa con él en el caballo, había necesitado un par de cuerdas pero lo había conseguido.
Al llegar al palacio el príncipe bajo a su princesa y la cargo de una manera nupcial.
—¡Abran las puertas, el príncipe Mike a llegado! —dijo en voz alta Lucas quien se acercaba a las grandes puertas del palacio junto a Dustin, y  atrás de ellos iban Mike con su princesa en brazos. Lucas se percató que no le hicieron caso a sus órdenes y él con ayuda de su amigo patearon las puertas del palacio, según ellos para hacer una entrada épica, pero estás azotaron y emitieron un estruendoso ruido el cuál se escuchó por todo el palacio. El Rey y la Reina se quedaron viendo la escena anonadados, hasta que vieron a su hijo pasar por la puerta con la princesa en brazos.

—¡Me caso! —gritó Mike muy feliz.
—Mis más sentidos pésames —dijo Dustin mientras ponía su mano en su corazón, Mike lo vio de manera amenazante y este hizo una sonrisa nerviosa.
—Felicidades, hijo —dijo la Reina.
—Estamos muy orgullosos de ti —dijo el Rey.
—Lleva a la princesa a tu alcoba, necesita descansar —dijo la Reina mientras la veía, la postura como Mike la estaba cargando no lo ayudaba en nada, el pequeño tenía sus brazos caídos y su boca abierta de la cual salía saliva—, Es... Linda —dijo mientras la veía y hacia una sonrisa forzada.
—¿¡Descansar!? Ah dormido todo que camino, quienes merecemos el descanso somos nosotros y a mí nadie me va a llevar en brazos a la habitación —se quejó Dustin y Mike de nuevo lo amenazó con la mirada.
—Tranquilo Dustin, recuerda ella no tiene la culpa de que su príncipe le haya golpeado la cabeza contra el marco de la puerta —dijo Lucas.
—Ni que se le cayera del caballo, dos veces — recordó Dustin.
—¡Que fue un accidente! —exclamó Mike indignado y subió las escaleras.

Al llegar a la alcoba Mike recostó a su princesa en la cama, no paraba de admirar su belleza, era lo más hermoso que él había visto, se perdió viendo los labios de estea y quería besarla otra vez, quería sentir el sabor, se acercó y le dio un beso tan tierno, según él, solo que para Will no lo fue, el cual despertó durante el beso y le dio una cachetada haciendo que el príncipe se alejara que él.
—¿¡Que haces!? —preguntó sobresaltado, si seguía despertando de ese modo le daría un ataque nervioso o un infarto.
—Como que ya se te está haciendo costumbre golpearme cada vez que te beso —dijo el príncipe mientras se sobaba su adolorida mejilla, para colmo era la misma que la vez anterior.
—Perdón... Es un impulso… ya sabes algo que cualquier persona cuerda haría si al despertar viera a un desconocido besándolo —dijo Will, quién estaba muy confundido con lo que estaba pasando y más ahora que no reconocía para nada el lugar donde se encontraba— ¿Dónde estoy?
—Tú, mi amada, estás en mi palacio —respondió orgulloso.
—¿Amada?, ¿Palacio?, ¿¡Que!? —dijo el pequeño quien ya sentía que podría volver a desmayarse, tal vez si dormía lo suficiente, lograría despertar de ese horrible sueño y estar de nuevo en su linda torre al lado de su testaruda princesa.
—Mira, vamos desde el principio necesitaba una princesa para casarme, por lo cual fui a rescatarte de la torre, te encontré durmiendo, asumí que se debía a un hechizo, te bese para romperlo, lo cual funciono a la perfección ya que despertaste, después te desmayaste, sabrá Dios porque, mientras estabas inconsciente te traje aquí a mi palacio —respondió como si fuera la cosa más simple del mundo y todo fuera claro en su pequeño resumen de los hechos— ¡Ah! Casi lo olvido, ahora que te tengo y despertaste podremos casarnos al fin.
—¿¡Que!?, Yo... ¿Casarme contigo? —dijo el pequeño exaltado al escuchar la historia del otro sobre todo con la conclusión a la que había llegado, Will tenía muchos puntos del porque  casarse no era posible y estaba dispuesto a decirle todos a ese principito—. Mira detente un momento, no podemos casarnos ya que: Uno, no me has dado el anillo. Dos, apenas nos conocemos. Tres, no sabes ni siquiera mi nombre, Cuatro, no era un hechizo, estaba durmiendo. ¡Y Cinco!, Yo soy un... —Will fue interrumpido por la Reina y el Rey quienes entraban a la habitación.
—¡Querida! Que bueno que despertaste —dijo la Reina y lo abrazaba, Will se quedó paralizado ante el acto—, estamos muy felices de que te vayas a casar con nuestro hijo, te vez una buena chica, serás una excelente esposa.
—No, majestad, usted no entiende —decía Will mientras se separaba de ella—, todo esto es un ridículo mal entendido, yo... —fue interrumpido por Dustin quién entraba a la habitación.
—Se les solicita su presencia para empezar los preparativos de la boda —dijo, y a la Reina se le dibujo una sonrisa en el rostro.
—¡Si! Los preparativos, ¡Vamos cariño! —dijo emocionada y jaló a Will por la muñeca para que la siguiera, el chico volteó a ver a Mike con una mirada que decía "Ayúdame", Mike sonrió y no hizo nada al respecto para salvarlo de la situacion.
El mismo príncipe estaba muy impaciente de iniciar con eso, sabía que si la boda terminaba pronto, más rápido podría estar disfrutando de su luna de miel, a lo que solo siguió a su madre quien estaba demasiado emocionada.

—¿Rosas rojas o blancas? —preguntó la Reina.
—Rojas, ese color representa el amor —dijo Will, quién estaba al lado de ella—. Espera ¿Qué? —dijo mientras recobraba la razón, por un momento se había dejado llevar por la mayor y olvidado que se trataba de su boda.
—Opino lo mismo —dijo el príncipe mientras abrazaba por la cintura a su princesa.
—No, no, no, no, no, esto está mal —dijo Will mientras se separaba de Mike.
—¿Qué?, ¿No quieres casarte con mi hijo? —dijo la Reina mientras se borraba la sonrisa de su rostro, Will se sintió mal por quitarle la felicidad a la mujer y tubo que inventar una escusa.
—N-no, solo que... —hizo una pequeña pausa mientras pensaba en algo—, no hemos visto lo del vestido —dijo con una sonrisa nerviosa.
—No te preocupes cariño, eso lo está viendo la estilista, en un rato vamos para que tomen tus medidas —respondió la Reina quien ya tenía su sonrisa de vuelta.
—¿Me disculpan? —dijo el pequeño y la madre del príncipe asintió, este se dirigió corriendo a las escaleras.
—Es algo plana, ¿No lo crees Mike? —dijo la Reina mientras veía al chico subir las escaleras.
—¡Mamá! —exclamo el príncipe indignado, odiaba que le digan cosas a su princesa.

Will fue corriendo a la alcoba de Mike y empezó a pensar en cómo escaparía de ahí, tenía que encontrar a Eleven antes de que la boda se lleve a cabo, no quería casarse.
El pequeño empezó a revisar por todos lados del palacio hasta encontrar una ouija, «¿Que hace esto aquí?, No importa, esto me servirá para contactarme con ella». pensó. La tomó y se sentó en la cama para empezar.
—Eleven, ¿Estás ahí? —preguntó y se quedó viendo el tablero.
—Si, estoy aquí —respondió la princesa quien ya hacía delante de él.
—¿Cómo llegaste aquí? —dijo sobresaltado, no se esperaba verla.
—Eso no te importa, dime qué quieres —dijo desinteresadamente.
—Quiero que me ayudes a escapar de aquí —rogó.
—¿Qué? ¿Por qué? —preguntó confundida—, te rescataron de la torre, ¿Qué más quieres?
—¡Me están casando! —respondió alarmado.
—¡Felicidades! ¿Ya terminamos? —dijo mientras hacía una sonrisa forzada.
—¡Esto es serio! ¡Creen que soy una chica! —exclamó asustado.
—Te dije que nadie notaría la diferencia —dijo mientras lo apuntaba y reía, vio el rostro serio de Will y esta paró de reír—, lo siento.
—¡No quiero casarme! El príncipe es sexy, ¡Pero no puedo hacerlo! —dijo mientras Eleven lo veía de manera picara—, ¿Qué vez? ¿Por qué me vez con cara de estúpida? ¡Reacciona! —exclamó mientras le daba una leve cachetada a la chica.
—Vaya que agresiva —dijo burlona y Will la miró amenazante.

Después de un rato de súplicas por parte del pequeño para que su amiga lo sacara de ese lugar lo antes posible, está seguía sin aceptar.
—Lo siento Will, pero no puedo ayudarte, si lo hiciera tendría que admitir que yo era la princesa de la torre y seria a mí a quien casarían, eso no lo voy permitir, aún hay muchos lugares a los que quiero ir —alegó Eleven—  además eh escuchado el rumor de que en el reino vecino la reina está loca por lo que quiero  conocerla de seguro es una mujer interesante con una historia increíble —dijo entusiasmada.
Will solo seguía viéndola con suplica, pero antes de que pudiera seguir rogando ayuda, el príncipe entro a la habitación.
—¿Que hace esa pelona aquí? —preguntó sorprendido mientras veía a la chica, la cual se sintió ofendida por el apodo, estaba bien que tenía el cabello algo corto, por no decir rapada, pero eso no le daba derecho a Mike de llamarla así.
—¿Que es eso? —preguntó mientras apuntaba a un lugar, el príncipe y Will dirigieron su mirada a ese lugar, pero no vieron nada, cuando regresaron su mirada a la chica, ella ya no estaba.
—¿Cómo caímos en ese truco tan cliché? —preguntó el príncipe, Will lo ignoró y se dirigió corriendo al balcón y vio que su amiga ya estaba abajo.
—¡Estúpida, me las vas a pagar! —gritó, la chica lo volteó a ver, le sonrió y se fue corriendo.
—¿La conoces? —preguntó Mike y Will asintió con la cabeza.

El pequeño ya no tendría escapatoria, parecía que solo podría quedarse en el palacio y casarse con el sexy príncipe, mientras esperaba que no le fuera a disgustar lo que tenia entre las piernas, o que los reyes no lo fueran a matar por travestirse y casarse con su hijo.

¿Mi Princesa? // BylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora