Salgo del estadio después del partido contra el Valencia. Como siempre cuesta avanzar porque todos los aficionados se ponen por delante y es imposible pasar. Al final después de 5 minutos consigo salir de entre la gente y piso el acelerador.
Voy escuchando "Dembow" de Danny Ocean cuando en el paso de peatones cerca del estadio una chica cruza y me cuesta pegar un frenazo. Rápidamente bajo del coche porque la chica se ha quedado parada como si estuviera pensando si de verdad está viva.— ¿Estás bien? — le pregunto.
— Sí, lo siento, ha sido culpa mía — dice y su mirada se cruza con la mía. Tiene los ojos marrones más bonitos que he visto en mi vida.
— ¿Quieres que te lleve a algún sitio? — es lo único que consigo decir y no entiendo porqué he dicho eso. La chica está bien podría irme y ya está. — Lo has dicho porque la chica te gusta, idiota — me digo a mí mismo.
— No, no quiero molestar. Repito ha sido mi culpa, he perdido a mi amiga y no me coge el teléfono por eso iba distraída.
— Por favor, déjame llevarte a donde sea que vayas — le pido.
— Está bien — responde después de suspirar, le abro la puerta del coche y sube, luego subo yo.
— Tú dirás — digo mirándola mientras arranco y ella me indica la dirección.
— Es aquí gracias. Oye, antes de irme. ¿Eres un jugador del Real Madrid no? — yo asiento, es raro que no me reconociera porque diría que ella y su amiga perdida han visto el partido y además no lo pregunta muy convencida. — Verás mi amiga, la que he perdido, quería esperar para ver si conseguía una foto o algo para su hermano ya que él no ha podido ir a ver el partido. ¿No tendrás por ahí algún calcetín o algo? — pregunta y a mi me entran ganas de reírme.
— Verás... — digo esperando para que me diga su nombre.
— Irene — contesta.
— Irene, normalmente la gente pide una camiseta firmada o las botas no un calcetín, te voy a dar mi camiseta firmada para tu amiga, si quieres a ti te doy un calcetín — le digo y ella pone cara de deja de vacilarme chaval.
— Si me das un calcetín irá directo a la basura, mejor guárdalo para algún niño, seguro que le hace más ilusión que a mí — me dice y le doy la camiseta. Esta chica es increíble. — No sé si te crees guay por ser futbolista pero no suspiro para que un jugador me dé su camiseta sudada después del partido — no es que ese comentario me haya molestado pero entiendo que no todo el mundo quiere nuestras camisetas y lo que me molesta es que diga que me creo guay por ser futbolista.
— Deberías leer alguna entrevista sobre mí y descubrirás que la fama no se me ha subido a la cabeza — después de decir esto, Irene se baja del coche sin decir nada.
En el viaje hacia mi casa pienso en ella y creo que mis últimas palabras no han sido muy agradables. Espero volver a verla, algún día...